Un camión cargado de aerosoles se cruza de carril, choca de frente contra otros dos y se genera una explosión impresionante en medio de la carretera. Cuatro personas mueren; dos de ellas iban en autos particulares. No es una película de acción, es lo que pasó el lunes 7 de febrero de 2022 en la autopista Panamericana, a la altura de Garín. La imagen es impactante, extraordinaria. El hecho, no tanto: los accidentes de tránsito con víctimas fatales ya son moneda corriente en el partido de Escobar, algo de casi todas las semanas. Un flagelo al que, a diferencia del Covid-19, no hay vacuna capaz de hacerle frente.
Por supuesto, no se trata de una problemática local sino de un fenómeno que atraviesa al mundo entero. Cerca de 1,3 millones de personas mueren anualmente por accidentes de tránsito, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera a la inseguridad vial una epidemia global. Sin embargo, esta problemática no suele ser abordada como un problema de salud pública por los estados y sus efectos no son representados en el debate público como correspondería a un tema de tal magnitud.
La situación en Argentina es igual de grave. Según las estadísticas de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), en 2021 fallecieron 3.861 personas por accidentes de tránsito. Si bien esto representa una caída del 20% con respecto a 2019 (4.911 decesos) -no se tienen en cuenta los registros de 2020 por las restricciones a la circulación derivadas de la cuarentena obligatoria-, los números reflejan un promedio de 10 muertes diarias por accidentes viales en todo el país y de un siniestro fatal cada 10 horas en territorio bonaerense.
El 54% de los casos son colisiones -dos vehículos en movimiento-, en tanto que el 12% son atropellos a peatones, el 10% vuelcos, el 8% despistes y el 7% choques, según la ANSV.
Por otra parte, el 49% de los accidentes con víctimas fatales se da en rutas, mientras que el 24% ocurre en calles, el 18% en avenidas y el 5% en autopistas/autovías, de acuerdo al informe del organismo dependiente del Ministerio de Transporte de la Nación.
Una trágica paradoja del destino es que, en poco tiempo, las rutas del país se cobraron la vida de dos funcionarios destinados a mejorar la seguridad de los caminos. El caso más resonante fue el del ex ministro de Transporte, Mario Meoni, quien falleció en abril de 2021 cuando circulaba por la ruta 7, a la altura de San Andrés de Giles, yendo a su casa en Junín. A mediados de enero, el director provincial de Seguridad Vial, Oscar Astoreca, murió al volcar su camioneta en la ruta 2, a la altura de Lezama.
La ANSV fue creada en 2008 y tiene estadísticas a partir de entonces. Para obtener registros anteriores hay que recurrir a fuentes como la Asociación Civil Luchemos por la Vida. Según sus informes, la cantidad actual de siniestros viales está a la misma altura que hace 30 años.
Algunos países lograron dar un combate eficaz a este flagelo. En España, por ejemplo, durante 1990 hubo 9.032 víctimas fatales por siniestros viales, mientras que en 2018 ese número se redujo casi un 80% (1.806). En ese mismo lapso, Argentina pasó de 7.075 a 7.274 decesos.
Los accidentes de tránsito son la décima causa de fallecimientos en Argentina, por debajo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y patologías respiratorias, entre otras, según el sitio especializado Our World in Data. Además, son la segunda causa de mortalidad en los menores de entre 5 y 14 años y la tercera en el rango etario 15-49.
A nivel provincial, el último relevamiento del Observatorio de Seguridad Vial bonaerense indica que los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años.
Estadísticas locales
A nivel local, las muertes por accidentes de tránsito ya son una realidad tan dramática como frecuente. Aunque no hay estadísticas oficiales precisas y completas, en el transcurso de 2021 hubo al menos 15 personas fallecidas en estas circunstancias, según un relevamiento llevado a cabo por DIA 32 basado en publicaciones de diversos medios de comunicación. El 73% de las víctimas perdieron la vida en siniestros ocurridos sobre la autopista Panamericana.
En 2019 las víctimas fatales habían llegado al triste récord de 23, lo que ubicó al partido de Escobar entre los diez municipios de la provincia con más muertes por accidentes de tránsito, según el informe anual que realiza el Ministerio de Seguridad de la Nación.
Ante la gravedad de esta situación, a mediados de 2021 se creó el Observatorio Municipal de Seguridad Vial. Su función principal es investigar “hechos y actos vinculados con el uso y la circulación en la vía pública” poniendo el foco en los vehículos, el transporte, las personas, la infraestructura vial y las condiciones de medioambiente físico y social, según el texto de la ordenanza 5.902 que le dio origen.
Al haber iniciado sus funciones recientemente, el organismo aún no funciona de manera óptima. Su relevamiento de siniestralidad, por ejemplo, no incluye hechos ocurridos sobre la autopista y sólo computa aquellas situaciones en las que hayan intervenido inspectores de tránsito. Con esa salvedad, hasta fines de diciembre el Observatorio había contabilizado más de 168 accidentes viales en Escobar, con el saldo de 90 personas heridas de diversa consideración. Otro dato: en el 73% de estos incidentes quienes conducían eran hombres.
“Estamos viendo que hay muchos siniestros viales en los que no hay intervención de otro vehículo. Lo atribuimos al uso del celular o a casos de alcoholemia positiva mientras conducen”, afirma Verónica Sabena, a quien esta revista entrevistó cuando todavía estaba a cargo de la Agencia Municipal de Transporte, Tránsito y Seguridad Vial. Desde los primeros días de febrero en esa función asumió Gabriel Pérez.
“El uso del celular, las distracciones al conducir y no respetar las velocidades máximas tienen un impacto directo en la gravedad de los siniestros. Si un conductor atropella a una persona manejando a 30 kilómetros por hora, es muy difícil que le cause lesiones de gravedad, pero si ese auto va a 50 ó 60 kilómetros, esos parámetros se dinamizan de una manera exponencial”, explica la funcionaria, que actualmente está trabajando en el Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable que preside Ariel Sujarchuk.
Sobre las acciones llevadas a cabo para abordar esta problemática, Sabena apunta que el Ejecutivo está trabajando junto a las agencias de seguridad vial de Nación y Provincia y a fuerzas de seguridad en controles preventivos de tránsito, fundamentalmente en la ruta 25. También menciona que se hacen controles de alcoholemia en puntos clave de las diferentes localidades y que durante el último ciclo lectivo se realizaron charlas informativas en varios colegios del distrito.
“Entendemos que falta un montón, porque es una temática sumamente compleja como cualquier temática en la que la conducta social esté involucrada. La mayor cantidad de siniestros se da en los más jóvenes y seguimos pensando en cómo incentivar políticas como el conductor designado. Son desafíos y los tomamos con responsabilidad”, sostiene.
La remodelación de la calzada de la ruta 25, desde Matheu hasta el Paraná de las Palmas, ya provocó varios incidentes viales por exceso de velocidad e imprudencia. Uno de los casos más graves ocurrió en diciembre: un Chevrolet Vectra en el que viajaba un matrimonio volcó camino al Paraná de las Palmas y la mujer, que iba en el asiento del acompañante, falleció en el momento.
Desde el Municipio no niegan la posibilidad de implementar fotomultas en diferentes puntos de la ruta. “La nueva infraestructura que se está haciendo en Escobar genera que tengamos que empezar a radarizar para poder controlar las velocidades”, señala Sabena.
“En la seguridad vial tenés que educar y controlar. El control es lo más antipático, lo que peor le cae a la gente porque a nadie le gustan los operativos, y muchos tienen una mirada con una finalidad recaudatoria. En realidad es una pata necesaria e indispensable para la seguridad vial y no hay otra forma. Lo dicen todas las personas que tienen vasta carrera estas cuestiones”.
“Con esto no vamos a evitar el 100% de los siniestros viales, pero sin lugar a dudas va a colaborar con la conciencia de la velocidad y demás. Por ahí no lo hacen por el riesgo, pero sí desde no querer pagar una multa”, concluye.
“Más no se puede hacer”
Con más de treinta años de bombero voluntario, Juan Carlos Toledo asistió a todo tipo de accidentes de tránsito y vio de todo, pero asegura que lo que está pasando en estos años supera lo conocido. “Antes los llamados eran en un 70% por incendios y el 30% restante por accidentes. Hoy está totalmente al revés: hay un 80% de llamados por accidentes y un 20% por incendios”, sostiene.
“Hay muchas motos y autos en la calle y la imprudencia también está. La pandemia sumó mucha gente con delivery, como Pedidos Ya. Y yo entiendo a los chicos que quieren sumar una monedita más, pero a veces se pegan un palo con la moto o chocan contra un auto”, afirma el titular de la Dirección Municipal de Defensa Civil.
Desde su perspectiva, la situación se agravó por el aumento en la cantidad de vehículos que circulan: “Creció mucho el parque automotor en la calle y está colapsado. Vos das una vuelta por el centro, por Tapia de Cruz, y el tráfico es impresionante. A pesar de que sacaron los boliches del centro de Escobar. Cuando era joven en mi casa no había un auto y hoy hay tres”.
“Está colapsado el parque automotriz, porque comprar un auto o una moto es más accesible. Un chico joven, que se juntó o se casó, antes de comprar un terreno se compra un auto”, analiza.
El funcionario también señala a la imprudencia como un factor clave de esta problemática: “Un auto chiquito hoy anda a 180 kilómetros por hora. Es muy normal que haya accidentes a la mañana, temprano, por los chicos que van a los colegios y principalmente los que los llevan en moto. De 7 a 8 es un punto clave de accidentes en Escobar. A veces, por quedarse durmiendo 5 ó 10 minutos más, después quieren ganar tiempo y terminan chocando”.
Toledo pondera la tarea de concientización que se lleva a cabo desde el Estado y considera que “más no se puede hacer”, aunque cree que “es moneda corriente” que la gente no les preste atención a cuestiones tan básicas como el uso de casco o el cinturón de seguridad. “Te arruga la camisa, te puede incomodar, lo que quieras. Pero te salva la vida”, sentencia.
TRAGEDIAS RECIENTES
Muertes sobre el asfalto
Aunque los accidentes viales ya son cosa de todos los días, algunos no dejan de sorprender por sus características ni de generar conmoción cuando quienes los sufren son conocidos miembros de la comunidad. Un ejemplo de esto último es el hecho en el que perdió la vida el vecino Jorge Jadur (55), el miércoles 22 de diciembre a la mañana. El ex funcionario, profesor de Educación Física y personal trainner chocó su moto con un camión cuando circulaba por la autopista a la altura de la entrada a Escobar. Su muerte fue inmediata.
En Tapia de Cruz y Mitre, pleno centro de Belén de Escobar, una mujer de 80 años falleció tras ser atropellada por un automóvil el jueves 30 de septiembre. Cuatro días antes, en el barrio Cri Cri de Garín, una vecina de 33 años murió después de que la chocara un camión que llevaba materiales para la construcción. Ese mismo mes, el domingo 19, un choque múltiple en el kilómetro 37,500 de Panamericana, también en Garín, se cobró la vida de tres jóvenes de 19 y 20 años. Cinco muertes en 11 apenas días.