El coronavirus avanza de manera inexorable, cambia los hábitos cotidianos y mantiene en vilo a todos. En Escobar ya provocó varias muertes y decenas de contagios. Pero lo peor estaría por venir.

Desde que el lunes 20 entró en vigencia el uso obligatorio de tapabocas en espacios públicos para reducir el riesgo de contagio de coronavirus, la pandemia se volvió más perceptible. Al menos en el paisaje urbano, aquello que antes parecía una realidad lejana e inverosímil pasó a ser de un orden cotidiano, así como ya lo es tener que evitar abrazos, besos y apretones de manos.

Con el pasar de los días, se naturalizaron los barbijos descartables, también los más caseros de tela, con texturas y colores diversos. Tampoco llaman la atención las máscaras protectoras, muchas improvisadas gracias a algún tutorial de YouTube, ni el uso de antiparras o gafas de distintos tipos para cubrir la totalidad del rostro.

Así, con la cara tapada, circulan todos -o casi todos- por las calles de cada localidad del partido de Escobar. En los cascos céntricos, ganan presencia y visibilidad los ciclistas y motociclistas que hacen repartos de comida a domicilio. La reapertura de bancos, dependencias públicas y comercios, con distintas modalidades de atención, también aumentó la circulación durante el día, aunque el movimiento sigue siendo muy menor al habitual.

Mientras tanto, los números hablan por sí solos. Y más allá de un ascenso “controlado” de la curva a nivel nacional, en el partido de Escobar ya sumaban 44 los casos confirmados de coronavirus al último día de abril, con siete víctimas fatales.

El virus ya está en Escobar, los contagios son por circulación comunitaria y las autoridades coinciden en que lo que viene será peor de lo que pasó hasta ahora.

Capacidad instalada

El director del hospital Erill, Gaspar Costa (43), tiene una sensación ambigua. Por un lado está sereno, porque la situación, dentro de todo, se mantiene bajo control; pero no oculta su preocupación por lo que puede llegar a pasar a partir de mayo. “Hasta hoy estamos funcionando bien, tranquilos. No tenemos más de 4 ó 5 consultas por día en promedio”, le cuenta a DIA 32.

Sobre el protocolo de atención, detalla: “El 95% de las personas entran por ambulancia directo a la parte del hospital destinada para coronavirus. El módulo externo está pensado para la gente que llega caminando. La persona hace la consulta en informes, si realmente es un caso sospechoso, espera en la carpa y luego la atienden en el container si es un paciente adulto, o en el tráiler si es un paciente pediátrico”.

“No me atrevería a decir qué puede ocurrir de acá a diez días. Lo cierto es que, al momento, estamos ocupando entre un 20 y un 30% de la capacidad del hospital destinada al coronavirus”, asegura Costa. Y menciona la obra realizada en el cuarto piso, que originalmente era una sala para cuidados intermedios y ahora está exclusivamente dedicada a los casos de Covid-19.

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Son 8 habitaciones con dos camas cada una, y otra habitación más amplia con una cama extra. Este sector tiene un total de 17 camas, de las cuales, hasta fines de abril, solo estaban ocupadas 3. Además, el Erill cuenta con una terapia intensiva de 5 camas y se está por terminar una pequeña obra que permitirá agregar otras 6.

El container tiene tres módulos: uno es para atención y los otros dos tienen 10 camillas para ser utilizadas en una situación de colapso. En suma, en el ingreso a la guardia, sobre la calle San Lorenzo, hay un sala extra con 6 camas destinadas a pacientes con el virus.

“El microestadio de Garín y espacios similares van a servir para la internación extra hospitalaria para aquellos casos confirmados de coronavirus que no tengan indicación médica de internarse. Se trata de un paciente que precisa la cama por un tema social, de hacimiento, al no poder estar aislado en su casa”, aclara el director del hospital.

Pronóstico reservado

“El aislamiento social, no dicho por mí, sino por la Organización Mundial de la Salud, es lo que hizo que la Argentina esté reconocida como uno de los países que tomó las medidas más pronto. Sin lugar a dudas, esto dio resultado: hay una realidad irrefutable y es la cantidad de muertos. Basta con recorrer los hospitales para ver que no estamos colapsados ni mucho menos”, analiza Costa.

Sin embargo, no oculta su preocupación frente al pico de contagios que se espera, más aún ante la gradual flexibilización de la cuarentena: “Yo soy muy pesimista. La solución para que esto no explote es mantener el aislamiento social y obligatorio. Si pudiéramos sostener esto un año, pasaríamos la pandemia de la mejor forma posible. Pero el equilibrio entre lo social, lo económico y lo sanitario es muy difícil. Cuando se empiezan a aflojar las medidas, la gente se relaja y eso es un problema. Por lo que estoy convencido de que, más temprano o más tarde, esto explotará”, advierte.

Por lo pronto, el distanciamiento social se extendió hasta el 10 de mayo y se descuenta que será prorrogado una vez más cuando llegue ese plazo, aunque quizás algunas actividades que hoy no están autorizadas empiecen a permitirse. Dependerá, en gran medida, de que la curva de contagios se mantenga en parámetros aceptables.

Saber y preservarse

Cuando la pandemia llegó al país, los estudios de laboratorio de coronavirus estaban centralizados en el Instituto Malbrán. Pero con el paso de los días y las semanas se habilitaron numerosos centros de diagnóstico de Covid-19 en distintos puntos del país y de la provincia de Buenos Aires.

Los casos sospechosos de Escobar y otros diez municipios se examinan en el Laboratorio de Biología Molecular y Genética que funciona en el Hospital de Trauma y Emergencia “Dr. Federico Abete”, en Malvinas Argentinas. Se están analizando 200 test diarios.

Al cierre de esta edición se habían realizado 334 testeos en la población escobarense, de los cuales 290 dieron negativo (87%).

Por lo pronto, los expertos recomiendan cuidarse, no solo teniendo en cuenta aspectos de la salud sino también aquellos relacionados a la información que se consume para evitar la “paranoia social o psicosis colectiva”. Las fake news -o noticias falsas- en medio de la pandemia contribuyen a la alteración del orden y producen grandes daños sumados a los del virus que se combate.

Preservarse en las casas, ser criterioso ante los nuevos permisos y respetar las normativas vigentes, siguen siendo responsabilidades de cada uno. Así, en un futuro, muchos recordarán que en este momento extraño de la historia, los ciudadanos comunes lucían como bandidos a rostro cubierto y los que estaban fuera de la ley eran aquellos que iban con la cara destapada.

Detrás de los números

Las primeras víctimas del coronavirus

Uno de los aspectos más dolorosos de esta pandemia es tomar conciencia de que detrás de las cifras hay personas y familias. Víctimas cuyos nombres a veces no llegan siquiera a conocerse y deudos que no pueden darles el último adiós por protocolo sanitario.

Abril concluyó con la fatídica estadística de siete fallecidos. El caso más resonante fue el de la médica Elena Rojas (foto), de 63 años, que a pesar de haberse jubilado seguía trabajando en el sanatorio San Carlos. Fue allí que se contagió el virus. La internaron en el hospital Erill, en la misma terapia intensiva donde se desempeñó durante tanto tiempo. Falleció el lunes 25.

Otros tres vecinos del partido de Escobar que se infectaron mientras estaban internados en la clínica de Maquinista Savio murieron el miércoles 27. Como en la mayoría de los casos, la Mesa Local de Emergencia Sanitaria no dio un sólo dato sobre estas personas.

La primera víctima fatal de Covid-19 fue una mujer de 62 años, Yolanda de González, que vivía en el barrio San Luis y atendía un almacén familiar. Era diabética y estaba internada en el Erill, donde falleció el miércoles 8. La segunda muerte ocurrió el viernes 17, en la clínica Fátima: el paciente, de 80 años, se llamaba Hugo Rey y era vecino del centro de Escobar.

El tercer caso letal se registró el miércoles 22 en el hospital: Valentín Mamami (55), de nacionalidad boliviana, vivía en el barrio Lambertuchi.

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