Durante 20 años fue Juez de Faltas. Abogado, fanático de las motos y de la tecnología, se define “muy sociable” y extraña al pueblo de ayer: “No reniego del crecimiento, pero antes nos conocíamos todos”.
Javier Rubinstein
Luis Paulo Silva Nunnes nació en Brasil, en 2003 se radicó en Argentina y desde hace tres años está en Ingeniero Maschwitz. De tocar con Sandra Ballesteros, Willy Crook y Derek López a los bares de la calle Mendoza.
El deportista garinense decidió ponerle punto final a una carrera llena de logros. Integrante de la Selección Argentina, durante doce años compitió en Panamericanos, Sudamericanos y Copas del Mundo. “El remo me dio todo”, afirma.
Siguiendo los pases de su padre, lleva más de cuarenta años en un rubro al que se dedica con pasión y esmero. “Cuando estoy arreglando, estoy en mi mundo”, afirma, en su nuevo local de Cronos.
Luis Inchaurraga vive en España hace 23 años y se consagró como el mejor bartender de ese país. “Cuando llegué, juntaba los puchos del piso para fumar”, confiesa. Hoy es el número 1.
Recibió un premio de la Fundación Fortabat y uno de sus cuadros será exhibido en Barcelona. “Siempre estoy en la búsqueda, aprendiendo”, afirma este joven pintor y dibujante escobarense.
El futbolista escobarense, figura en la Selección, jugará la próxima temporada en la Fiorentina, que pagó 22,5 millones de euros por su pase. “Me toca seguir mi carrera y dar otro paso”, dijo en su despedida del Stuttgart.
Su familia se asentó en estas tierras en el siglo XVIII. Participó en la política local, siempre bajo la bandera de la Unión Cívica Radical, fue dos veces concejal y conoció a Raúl Alfonsín. “Trato de ser directo y leal”, asegura.
Fue la creadora del área de deportes para personas con discapacidad en Escobar, que en abril cumplió 25 años. Carismática, para muchos de sus alumnos es como una segunda mamá. “Me encanta seguir emocionándome con sus progresos”, afirma.
Andrea Viqueira trabajó de locutora en medios locales y en la Dirección de Prensa del Municipio. Hasta que la muerte de su marido, la depresión y el cáncer la pusieron a prueba. Pero ella se curó, se capacitó y hoy disfruta su trabajo en Zoonosis.
Dando clases en un jardín de infantes sufrió un ACV y sintió que el mundo se le venía abajo. Tras recuperarse, decidió cumplir el sueño de trabajar en un cuartel, sin dejar la docencia. Encontró su lugar en Paraná, Entre Ríos. “Lo disfruto mucho”, asegura.
Cada vez más equipos eligen a esta localidad para hacer sus entrenamientos y pretemporadas. Actualmente Platense y Ferro practican en Doble55inco y Mis Marías, atraídos por las comodidades, la tranquilidad y el entorno natural de estos predios.
Aunque no goza de la popularidad de otras, esta disciplina similar al básquet tiene sus fanáticos. Uno de ellos es el escobarense Ignacio Beitia, quien es entrenador en Gimnasia de Villa del Parque y logró varios títulos.
Está viviendo en Estados Unidos desde hace seis años, se casó y formó una familia. Trabaja de lo que le gusta, está bien económicamente y por ahora no piensa en volver al país. “El deporte abre puertas impensadas”, afirma.
La calle Miguel Cané se convirtió en el sitio elegido por los escobarenses para entrenarse y realizar actividades físicas. Un lugar tranquilo, seguro y rodeado de naturaleza, que también invita al paseo, el descanso y la contemplación.
Se reconoce “chinchudo”, pero también frontal y servicial. Tuvo la primera casa de repuestos para motos de Escobar, es directivo de la Fiesta de la Flor y del Club de Pescadores, donde fue diez años presidente. “Cuando pasás por un cargo no te la tenés que creer”, afirma.
Después de 25 años, Ernesto Olivera decidió cerrar el tradicional alojamiento de la calle Estrada. La pandemia fue un factor determinante, pero no el único. “Me duele que la ciudad pierda un hotel de esta magnitud”, lamenta.
Coronando una carrera llena de logros, la futbolista garinense obtuvo con Boca el primer título de la era profesional del fútbol femenino. Además, marcó dos goles en la final contra River. “Soy una privilegiada”, afirma, feliz.
Está por cumplir 25 años al frente de Ricositas, una pequeña y pintoresca panadería de la terminal donde vende manjares dulces y salados. “Es el trabajo más divertido que tuve”, asegura.
Nació en la isla, jugó al fútbol y salió campeón con Boca del Tigre. Hizo radio y vende publicidad para ganarse la vida. Soltero empedernido, está de novio con la misma mujer desde que tiene 20 años, pero no convive ni quiso tener hijos.
De chico jugaba en las inferiores de Villa Dálmine, pero no pudo seguir por problemas económicos. Ahora es el masajista del equipo de primera división. “Para mí es un gran logro profesional y personal”, afirma, orgulloso.