Por MARTIN POZZO
Director de revista La Negra
Cirkóticos nace en 2006, en Escobar, cerca del río (palabra clave en el diccionario del grupo). Su rock rioplatense cargado de candombe, murga, reggae, ska y baladas rock, hasta algunas fusiones tangueras y violentas, permite a la banda conformar el estilo cirkótico. Sus integrantes relucen su musicalidad envuelta en el juego de hasta tres voces en un mismo plano, donde los coros también prevalecen como recurso.
En su corta pero intensa vida, Cirkóticos recorrió rápidamente la escena del norte bonaerense, compartió cartel con Karamelo Santo, Yira, Los Vinitos de Vincent y otros grupos emergentes. Además, fueron los organizadores de un ciclo musical que los tuvo en escena durante cuatro meses consecutivos, participaron de eventos solidarios, festivales, fiestas y zapadas.
“Al principio la idea fue divertirnos haciendo música, era una excusa para juntarnos a rockear. Pero a partir de encontrar el nombre decidimos que podíamos hacer una banda multifacética, sin fronteras estilísticas, haciendo lo que queríamos, o más bien lo que podíamos”, comenta entre risas Flavio Rossi, guitarra eléctrica, voz y coros de la banda. Cesar “Chechi” Aguilera (guitarra eléctrica, flauta traversa, flauta melódica, coros), Hernán “Bob” Silveira (batería) y Diego “Cabrito” Frías (bajo, voz, coros) completan la formación.
Cirkóticos es una banda que recalca la musicalidad, pero a su vez, verla en vivo es también una obligación por el juego que realiza desde la estética. Ahora ¿qué buscan demostrar desde cada uno de estos ejes? “Por supuesto que la musicalidad es el eje convocante, somos músicos y a eso nos dedicamos. Desde la vocación y las ganas de aspirar a lo artístico, se produce nuestra música con mucho respeto y criterio”, explica Frías.
“Somos una cultura globalizada y creemos representar, en parte, este hecho. Por otro lado, para no caer en lo pesado y oscuro que se pone a veces componer temas que pinten la realidad, claro, según la vemos nosotros, trabajamos sobre la imagen, que es un pilar muy fuerte en esta época y que produce un dejo de simpatía murguera o payasesca, que refuerza una sección característica de nuestro repertorio. Además, obliga a recordar a esos cuatro boludos que se pintan (risas)”, apunta el bajista.
“La banda creció paulatinamente en forma continua, desde muchos aspectos. Creemos haber hecho un trabajo que fue ganando espacio en el conocimiento colectivo local, pero aún falta empezar a salir y hacer el mismo trabajo fuera de Escobar, que es mucho más difícil”, proyecta el “Negro” Rossi.
“Sobre la movida joven solo puedo seguir repitiendo que acá están los recursos humanos artísticos siempre florecientes y en crecimiento, pero falta la compañía de los que generan los espacios y eventos culturales. La mayoría de las cosas se hacen a pulmón, en forma independiente o pagando por tocar, pésimo”, reflexiona.
El viernes 12 de este mes, Cirkóticos festejará su cuarto aniversario en Wanna Be (Colón 626, Belén de Escobar). La invitación está abierta para todos. Sería un pecado faltar.
“El nuevo hijo”
Un demo de cinco temas, grabado en 2007, y un EP de cuatro canciones y dos bonus track en versión karaoke, registrado 2009, componen la discografía actual de la banda, que acaba de concluir la pre-producción de su primer CD.
“Creemos haber conseguido un buen nivel musical como para empezar a grabarlo. A pesar de que ocho de los diez temas no son nuevos, las diferencias serán notables, hasta para un oído no muy entrenado, porque el disco tiene arreglos y una suma de instrumentación que los EP anteriores no tienen ni necesitaban hasta ese momento, aparte de la calidad de audio”, explica Aguilera.