Dos fallos judiciales paralizaron las obras en las usinas de APR y Araucaria, que estaban a punto de empezar a funcionar. Además, los concejales de Pilar exigieron nuevos estudios de impacto ambiental.

A dos meses de que tome conocimiento público y se convierta en noticia nacional, el conflicto por la instalación de dos centrales termoeléctricas en el límite entre las localidades de Villa Rosa y Matheu sumó varios capítulos y nuevos protagonistas.

El último mes de 2017 arrojó muchísimas novedades al caso. La mayoría fueron buenas noticias para los vecinos autoconvocados, quienes reclaman la reubicación de las termoeléctricas por su potencial peligrosidad para el medio ambiente y la salud humana.

De hecho, ese fue uno de los argumentos que tomó el juez federal de Zárate-Campana, Adrián González Charvay, para hacer lugar a la medida cautelar y ordenar la paralización de las obras en la central termoeléctrica de APR Energy SRL -en rigor, Central Matheu II- “hasta tanto se dicte sentencia definitiva en las presentes actuaciones”.

El fallo judicial insta a la compañía de capitales estadounidenses a suspender “su operación y/o ensayos de prueba, y/o acopio de combustible, y/o el indebido uso de las aguas subterráneas y/o aguas de red, desvío de desagües naturales, emisiones sonoras, efluentes gaseosos, vertidos de efluentes líquidos, movimientos y compactación de tierra, construcción de calle consolidada”, según detalla el punto número 2 de la resolución, firmada el 30 de noviembre.

Una semana después, el agite de los autoconvocados y la mediatización del conflicto generó otra medida tan esperada como contradictoria: en medio de empujones y gritos, el Concejo Deliberante de Pilar aprobó el jueves 7 un proyecto de resolución presentado por el bloque oficialista que le exige a las empresas la presentación de un estudio de impacto ambiental combinado. Es decir, los mismos que en julio pasado votaron a favor de la rezonificación para que se puedan instalar las termoeléctricas, ahora, con las plantas listas para arrancar, les preguntan si van a contaminar.

“Eso fue importante, porque el juez dejó en claro que los concejales están admitiendo que faltan documentos y que las obras comenzaron sin ese estudio de impacto ambiental acumulativo entre las dos empresas. Lo del Concejo de alguna manera sirvió, porque, aunque lo hicieron para tapar a las termoeléctricas, les salió el tiro por la culata”, explica a DIA 32 el abogado patrocinante de los autoconvocados de Villa Rosa y Matheu, Gustavo Madeira.

Las buenas noticias para los vecinos continuaron el jueves 21, cuando un nuevo pronunciamiento del juez González Charvay dispuso suspender las obras en las instalaciones de Araucaria Energy S.A.

Al igual que en el fallo sobre APR, el magistrado se basó en las irregularidades que los vecinos de Villa Rosa y Matheu vienen denunciando desde los últimos meses. Entre otras, que la firma canadiense está construyendo una central energética -producirá 254 MW que se conectarán a la contigua subestación de Edenor- “con una declaración de impacto ambiental emitida irregularmente, sin seguro ambiental y con una prefactibilidad para el uso del agua emitida por ADA (Autoridad del Agua) ya vencida y de dudosa legalidad”.

Posiciones encontradas

Con tantas medidas a favor, el triunfo vecinal parecía estar a la vuelta de la esquina. Pero no es así. “Ninguna de las dos termoeléctricas debería estar funcionando, pero sabemos que APR lo está haciendo de noche, pese a la cautelar. Y Araucaria todavía está en obra”, denuncia a esta revista la presidenta de Autoconvocados contra la Contaminación en Pilar, Érica Hahn.

La agrupación compartió en su página de Facebook dos videos reveladores: en el primero, filmado el miércoles 13, se muestra a un grupo de operarios trabajando en la planta de APR; y en el más reciente, se observa la densa humareda negra que sale despedida al cielo por una de las chimeneas de la planta de Araucaria. Ese hecho fue registrado por un vecino durante un ensayo de prueba de la empresa, realizado antes de que fuera notificada de la medida cautelar.

Como si fuera poco, la cruzada a favor del medio ambiente y la salud tiene un nuevo e inesperado oponente: los obreros de la construcción que están trabajando en las plantas. “No al cierre de las termoeléctricas. 500 familias sin trabajo. Basta de discusiones. Piensen en nuestros hijos”, exclama un pasacalle colgado en una esquina de Matheu, sobre la ruta 25, donde los afiliados a la UOCRA salieron a repartir volantes para difundir su postura.

No obstante, un documento de APR que empezó a circular por las redes afirma que serían entre 15 y 20 operarios por turno los que quedarían permanentes luego de terminadas las obras.

En definitiva, como si se tratara de la interminable partida entre los genios soviéticos Garri Kaspárov y Anatoli Kárpov, las partes interesadas no se dan por vencidas y siguen moviendo sus piezas en el tablero, por lo que el conflicto termoeléctricas tiene un final más que abierto.

MARIO MARQUEZ

“Esto es un problema de envidia y de mal nacidos”

Las esquirlas de la bomba que explotó a fines de octubre, cuando los autoconvocados realizaron la primera manifestación frente a la planta de APR Energy, volaron para todos lados y ahora llegaron hasta la tradicional inmobiliaria Márquez. Los vecinos acusan a sus responsables de “traicionar al pueblo de Matheu” por darle los terrenos a las empresas energéticas.

“Que hablen como si yo fuera el responsable de las termoeléctricas me parece una estupidez. Yo simplemente les alquilé -por cinco años-; mi trabajo es alquilar o vender, yo no habilito, yo no permito”, se defendió Mario Márquez, dueño de la casa de bienes raíces de ruta 25 y Nazarre, al ser consultado por DIA 32.

Además, aseguró que las termoeléctricas “no son contaminantes”. “¿Vos te pensás que con cuarenta ingenieros laburando ahí adentro va a salir algo mal? Esto lo utilizan en países del primer mundo, está todo estudiado”, argumentó. No obstante, advirtió: “Si se llegara a comprobar que contaminan, soy el primero en pedirles que se vayan”.

A pesar de sostener que está siendo atacado injustamente, el conocido empresario confiesa estar muy triste por las acusaciones y pintadas en su contra. “Me duelen porque yo aposté a este pueblo todo lo que tengo. Acá nací, me críe y estuve siempre. Y no me pienso ir, porque sé que no me voy a morir. Estoy seguro que esto es un problema de envidia y de mal nacidos”, concluyó, con la bronca a flor de piel.

RESISTENCIA MILITANTE

Los pibes del acampe

Son alrededor de treinta hombres y mujeres, de entre 18 y 35 años, que dicen haber llegado desde distintas localidades del Conurbano y no comulgan en sus ideologías políticas. Sí tienen en común haber haberse decidido a dejar de lado sus obligaciones cotidianas para sumarse a la causa contra las termoeléctricas. Y lo hacen acampando en la entrada a la planta de APR Energy, sobre la ruta 25, donde desde hace más de un mes soportan el sol abrasador, las fuertes lluvias y, sobre todo, el prejuicio social.

“No somos vagos, como nos gritan algunos. Somos personas que, si bien no integramos ningún espacio político, tenemos nuestras cuestiones políticas bien claras. Entonces, nos pareció un tema lo suficientemente importante como para tomar cartas en el asunto y ayudar a lo que se venía haciendo”, explica Martín Teixeira a DIA 32.

El objetivo del acampe, al que no adhieren los vecinos autoconvocados, es “darle más visibilidad a la problemática y ejercer mayor presión social para que las termoeléctricas se vayan de acá”.

“Queremos que la gente se acerque y que no delegue en otras personas lo que siente que tiene que hacer. Las redes sociales sirven para la difusión, pero estas cosas se sacan adelante poniendo el cuerpo. Y acá estamos”, concluye el militante social en nombre de todos los pibes del acampe.

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