Cuando un chico se destaca precozmente en un deporte es para observarlo muy de cerca y empezar un seguimiento de sus condiciones. Algunos tienen esa virtud de ser “distintos” y otros la llevan en la sangre, muchas veces la explicación está más ligada a lo genético que a las casualidades.
Manuel Orero (13) podría entrar a la lista de estos últimos ejemplos. Su padre, Fabián, es instructor de canotaje desde hace décadas en el Club de Remo y Náutica “Belén de Escobar” y formador de decenas de excelentes palistas. Anda en kayak desde muy chico y desde los 9 empezó a entrenar y a prepararse en serio. Este año fue su mejor temporada.
Consiguió medallas de oro en los Juegos Bonaerenses y en los Juegos Nacionales Evita, con muy buenas actuaciones en slalom y velocidad. Además, fue parte importante del equipo del club escobarense que logró el bicampeonato en la Federación Bonaerense de Canoas y Kayaks (FeBoCaK), sumando puntos en todas las fechas.
“Este año conseguí varios logros, es el resultado de venir entrenando desde hace tiempo. Sin dudas que hay que seguir trabajando para lograr más metas. Hubo chicos que no fueron a los Evita así que no me la creo tampoco, hay que seguir”, le cuenta a DIA 32 en plena charla sobre su presente y lo bueno que ha sido su desempeño en estos últimos meses.
Para quedarse con las medallas doradas en ambos juegos tuvo que sortear dos pruebas en Mar del Plata: velocidad en 200 metros y slalom. Se suman ambos tiempos y el de mejor promedio es el ganador, con la particularidad de que el escobarense se impuso en cada una de las carreras y se quedó con el oro sin ningún tipo de discusión.
“Los Evita tuvieron un nivel más alto, hubo chicos de otras provincias que antes habían estado en el Sudamericano de Chile y me habían ganado en el selectivo de K1. Pero pude andar rápido y ganar”, explica Manuel, feliz por su desempeño.
Que se hagan estas variantes dentro del canotaje tiene que ver con los Juegos Olímpicos de la Juventud que se realizarán en Capital Federal en 2018. En este evento competirán los que hoy son categoría menores y Manuel entra en ese rango: es nacido en 2003, así que las posibilidades están, pero deberá esforzarse mucho para lograr un lugar.
“Manu” ya tiene absolutamente claro que el canotaje es su deporte de cabecera, aunque esporádicamente también practica atletismo, fútbol y handball. Remar arriba de un bote es lo que más lo apasiona. Y ahí es donde aparece la influencia de sangre.
“Mi papá influyó bastante. Desde chiquito que íbamos en un K2 y me empezó a gustar. También quiero agradecerle porque me dice qué cosas tengo que comer, cómo trabajar en el gimnasio, le pregunto todo, para mí es una ventaja tenerlo en casa”, afirma Manuel, que elige como su mejor regata la que corrió en Tigre por la Federación Argentina de Canoas (FAC), donde fue 2º en los 3000 metros: “Quedé detrás del campeón Sudamericano pero no me sacó tanta diferencia, anduve muy bien. Quiero medirme con los mejores”, confiesa, con pasta de campeón.
Orgullo y cautela de padre
Fabián Orero está feliz del presente de su hijo, pero ante todo demuestra cautela sobre el futuro de su pupilo: “A Manuel hay que llevarlo con tranquilidad, pensando en el deportista que va a tener 19, 20 años», señala.
«En el club vemos deportistas que salen de la media, entonces uno imagina que por sus características están aptos para hacer una carrera deportiva, pensar su vida en función del deporte», afirma. Y destaca a Candela Acosta como otra de las promesas de la institución. «Son chicos que uno puede imaginar en una carrera importante, hay que ver las ganas, el físico y las lesiones”, advierte.