Detallista y creativa, una vecina escobarense lanzó hace un año una marca propia de cuadernos cocidos a mano, con tapas de gabardina estampada y diseños originales. También hace agendas y diarios de viaje, que vende por las redes sociales.

El toque femenino y la dulzura se perciben tanto en el producto final como en el lugar donde trabaja esta artesana de cuadernos, diarios de viaje y agendas. Ubicado en la calle Víctor Hugo, apenas retirado del centro de Belén de Escobar, su tallercito resulta tan inspirador como las hojas en blanco que va cosiendo. Su emprendimiento se llama Libélula, porque significa “resurgir de los cambios”. Y es con este espíritu que Andi Carriego (33) se lanzó, hace más de un año, a volar entre telas, papeles y estampas.

Aunque su camino laboral parecía ir en otra dirección -trabajó diez años en empleos administrativos, cumpliendo a rajatabla el horario de oficina-, una circunstancia que suele resultar angustiante a ella le causó un alivio inesperado: “En la empresa donde trabajaba hubo reducción de personal y cuando me dijeron que tenía que irme, no me sentí tan mal. Me di cuenta de que en el fondo era lo que quería”, recuerda sonriente sobre aquel agosto de 2018 en diálogo con DIA 32.

La papelería y las manualidades estuvieron en su vida de una forma u otra. Cuando se decidió por apostar al emprendimiento, realizó un taller en Palermo donde aprendió detalles del oficio. Se asesoró con el diseño, definió el perfil de la marca y perfeccionó su técnica.

Poco a poco, con algunos miedos e inseguridades al principio, fue lanzándose y expandiendo las ventas más allá de sus familiares y amigos: “Empecé yendo a una feria en San Telmo y volví frustrada. Pero me di cuenta de que era una cuestión de actitud. Después me registré en la lista de emprendedores del Municipio y arranqué en el circuito local. Estuve en la Fiesta de la Flor y ahí empezó a ir todo mejor”.

Con una estética delicada, usa gabardina estampada para las tapas de sus cuadernos, donde predominan cactus, corazones, flores y animales. Elige fundamentalmente tonos pasteles, trabaja con tamaño A5 (15 x 21 cm) y utiliza papel box color ahuesado, que no cansa la vista, no larga pelusa y es ecológico.

Las encuadernaciones están cocidas a mano y ella se encarga también de las cintas señaladoras, el elástico y un packaging tan personal como el perfume de uva que se siente en las tapas de tela. El producto terminado se retira en Escobar o lo envía por correo.

El lugar donde trabaja es cálido y acogedor. “Al principio usaba espacios de mi casa, pero era un poco caótico. Entonces armé este galponcito, lo limpié y pinté. Me gusta trabajar en la hora de la siesta, escuchar música y tomar mate”, cuenta Andi, que divide el tiempo entre su trabajo part-time en un local de ropa de la calle Gelves, su emprendimiento de cuadernos artesanales y la natación y la fotografía, otras actividades que también disfruta.

Quienes quieran contactarla pueden hacerlo a través de las redes sociales: libelulacuadernos está presente en Instagram y Facebook, con publicaciones continuas de sus nuevas e inspiradas creaciones.

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