De barrendero a ceremonialista: el curioso recorrido de Claudio Maciel

Por Javier Rubinstein

jrubinstein@dia32.com.ar

En cada acto o evento que organiza la Municipalidad se puede ver a una persona delgada, impecablemente vestida y que está en cada detalle protocolar. Es Claudio Maciel (51), quien desde hace dieciséis años trata de que no quede nada librado al azar en lo que a él le concierne dentro de un acontecimiento institucional.

Siempre le salen bien, por eso se ganó el respeto de sus compañeros, que suelen quedarse tranquilos, sabiendo que en su mochila él tiene todo lo que la situación amerita. Y ante un imprevisto organizativo buscará la manera de resolverlo sin que los demás noten el problema.

Su cargo formal es coordinador de Ceremonial y Eventos, un trabajo que lo apasiona y en el que no deja nunca de aprender. La actual directora es Catalina Velocci, reina de la Fiesta Nacional de la Flor en 2018.

Claudio Maciel es de Ingeniero Maschwitz -hace unos años se mudó a Belén de Escobar- y entró al Municipio en 2005, cuando el intendente era Silvio González. Fue a pedirle una mano porque venía de quedar desempleado del extinto supermercado Norte, donde había cumplido diferentes tareas; antes había hecho lo propio en el San Cayetano.

“Mi primera labor como municipal fue barrer las calles y hacer zanjas, andaba atrás de un tractor juntando pasto. Así estuve dos años. Mi nene era chiquito y yo necesitaba trabajar de cualquier cosa”, le cuenta a DIA 32 al revivir sus inicios, cuando pertenecía a las cuadrillas que andaban por las calles del partido de Escobar haciendo tareas de limpieza y recolección.

Tiempo después entró al plan Más Vida, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social, donde alternaba tareas de oficina con el reparto de mercadería en barrios necesitados.

Cambio de hábitos

Su llegada a Ceremonial y Protocolo se dio a través de Gastón Páez Vilaró, quien le propuso incorporarse al área que él tendría a cargo ante la asunción de Sandro Guzmán como nuevo intendente, en 2007.

“Me eligió porque decía que yo tenía buenas ideas para decorar las plazas. Estuve con él algunos meses, porque después designaron a Santo “Cacho” Pissaco en su lugar. Estaba en Ceremonial, pertenecíamos también a Cultura y trabajábamos arriba del teatro Seminari. Lo mío era la ornamentación y el armado de los actos”, detalla acerca de su función.

En el transcurso colaboró en el Seminari cuando se remodeló por completo, siempre ocupándose de organizar, decorar y dejar todo en condiciones ante un evento del área que sea: cultural, deportivo, artístico o puramente político y protocolar.

“Lo que tiene nuestro grupo es que no hay jefes, somos todos compañeros. Si hay que barrer, barremos; si hay que acomodar sillas, acomodamos. Si hay que colgar una tela, me cuelgo yo. Somos cuatro y tiramos a la par, tanto fuera como dentro de la Municipalidad”, expresa, feliz por su presente laboral.

-¿Cuál es tu función específica en un evento?
-Que esté la silla, el mantel, el agua, el vaso, el atril y el sonido listo. Todo lo que haga falta para el acto corre por mi cuenta. Estoy siempre al pie del cañón. También participamos mucho en la Fiesta de la Flor, en la inauguración y el desfile de carrozas. Estoy como ayudante coordinador de viajes, acompañando a los embajadores a otras ciudades o provincias. Me gusta eso.

-¿Sentís que esta es tu verdadera vocación?
-Sí, amo mi lugar, mi trabajo. Tengo la libertad de hacer y deshacer lo que quiera, nadie me dice “esto está mal”. Sí, por ahí, Ariel (Sujarchuk) me dice que acomode algo, pero nada más que eso.

-¿Cuánto influyó en tu carrera Páez Vilaró, un perfeccionista del protocolo?
-Bastante, porque para mí era un área nueva. Cuando me lo propuso dije: “¿Ceremonial yo, que vengo de barrer las calles?”. Fue raro, me fui de un extremo al otro. Pero sigo aprendiendo todos los días.

-También necesitás tener buen gusto, ser detallista para decorar…
-Claro, tener esa chispita de decir “ese mantel está torcido, hay que subirlo más, bajarlo”, “la copa está sucia”, cosas así. Eso lo fui aprendiendo. Más con Ariel, que el atril esté perfecto, el micrófono, el pañuelito. Todo en su lugar.

-¿Cuál fue el mejor evento que organizaste y cuál en el que no salió nada bien?
-Malo no recuerdo, sinceramente. Y buenos, dos: este año en la Fiesta de la Flor y cuando Escobar cumplió 60 años en 2019, con el desfile, el descubrimiento de placas, la carpa con invitados… estuvo muy lindo. Cuando hay un inconveniente lo solucionamos, yo soy el que saca siempre algo de la galera.

-¿Tenés un kit de armado de eventos? ¿Cómo hacés para que no falta nada?
-Tengo mi mochila donde llevo cuchillo, tijera, navaja, cinta, pegamento, invisibles, todo lo que se puede necesitar. Eso lo aprendí cuando estuve un tiempo trabajando con (Daniel) Scioli cuando era gobernador. Hice una pasantía de un mes con la gente de Ceremonial de ellos y aprendí eso. Tengo de todo.

-¿Cada acto tiene su impronta?
-Sí, cada evento tiene su armado. Sea para deporte, cultura, salud, desfiles… Por ejemplo, para fondos usamos colores oscuros porque es mejor para las fotos; los manteles también, para que no se vean arrugados o sucios, como el blanco.

-¿No se te agotan las ideas?
-Se agotan, pero siempre también aparece algo distinto para hacer. Ahora se viene la decoración de Navidad y la hago yo. Como los pinos navideños, los pasillos adornados. Las ideas gustan, y lo lindo es que te lo agradecen, te reconocen el laburo y eso te da más ganas de trabajar.

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-¿Tenés buena relación con Sujarchuk?
-Sí, saluda todos los días cuando pasa por Ceremonial, nos pregunta cómo estamos, si hay un evento pregunta cómo va. Si necesitamos algo, está en el detalle. Tenemos muy buena relación.

-Estuviste bajo las órdenes de tres intendentes… ¿Cómo definirías a cada uno?
-Silvio era tranquilo; Sandro en su momento fue más activo y después decayó. Y Ariel está al pie del cañón.

“Mi primera labor como municipal fue barrer las calles y hacer zanjas. Mi nene era chiquito y yo necesitaba trabajar de cualquier cosa”.

-¿Cómo ves al país con la llegada de Javier Milei?
-No hablo mucho de política, pero hubiera preferido que ganara (Sergio) Massa. La gente lo eligió a Milei y hay que poner garra para salir adelante. Me sorprendió que haya ganado.

-¿Cómo ves a Escobar?
-Creció muchísimo, tanto en habitantes como en obras. Antes pasabas por la estación y no sabías si salías vivo (risas), cambió mucho todo. Las obras que más me gustaron fueron la plaza de El Dorado y la UDP de Maschwitz, en salud se mejoró muchísimo; también en jardines de infantes.

-¿Tu trabajo te llevó a estar siempre bien vestido o ya eras así?
-Siempre fui así. Pero la imagen de un ceremonial pasa a la del intendente. Si andás croto, queda mal la imagen de tu intendente, eso me inculcaron. A veces estoy de short y remera y me dicen que me ven raro (risas). En los eventos, siempre traje y corbata; la gente lo que más mira son los zapatos y la camisa. Y hay que tener un buen perfume. Esas cosas hablan de la persona, la imagen es fundamental.