Por JAVIER RUBINSTEIN
Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web
El Círculo de Ajedrez de Escobar (CAE) nació entre un grupo de amigos, que de tanto juntarse a jugarlo se entusiasmaron con la idea de crear una entidad que aglutine a los amantes del deporte-ciencia como ellos.
La institución nació el 4 de agosto de 1963 en un salón ubicado arriba del antiguo cine Rex, donde luego funcionaría La Voz de Escobar. De la reunión fundacional participaron los ajedrecistas Edberto Díaz -a la postre, su primer presidente-, Horacio Campana, Jorge Cavallari, Miguel Gryntysz, Enrique Deppe, Marcial Favret, Nolberto De La Fuente, Humberto Miranda y León Ainstein. La demora de un tren en Retiro, donde trabajaba de telegrafista, le impidió estar a Sergio Argota, a quien la historia del club también reconoce como uno de sus pioneros y artífices.
El empujón necesario para que el grupo de amigos se decida a concretar el proyecto fue en 1962, pero “Tito” Campana lo recuerda como si hubiera sido ayer. “Con Deppe empezamos a ver cómo armar un campeonato y a fines de ese año se organizó el torneo ‘Amigos de la calle Rivadavia’, por equipos. Lo jugaron Boca del Tigre, Sportivo, Independiente y nosotros, que éramos los de la calle Rivadavia”, le cuenta a DIA 32, rebobinando gratos recuerdos que hoy ya soplan las 50 velitas. En aquel certamen se puso en juego un reloj de madera, que aún se conserva intacto en la sede del CAE como reliquia y testigo del paso del tiempo.
“Para mí es un sueño que se cumplan 50 años, yo tengo 68 y empecé con esto a los 17. Hace poco pasé por la sede, paré el auto, me bajé y no me cansaba de mirar cómo creció. Jamás hubiéramos pensado que íbamos a tener una sede propia”, afirma el máximo campeón del Círculo en primera categoría -con 10 títulos-, además de permanente colaborador y eterno referente de la casa del ajedrez escobarense, de la que fue cuatro veces presidente.
Tras deambular durante dos décadas y media por distintos lugares -los clubes Sportivo e Independiente, el recientemente demolido bar Rivadavia y un local de la calle Mitre cedido por la Sociedad Cosmopolita-, la entidad logró erigir su propia sede en la esquina de Los Lazaristas e Yrigoyen, donde funciona desde el 1º de mayo de 1989.
“El desarrollo edilicio y ajedrecístico ha sido tremendo, la única actividad que se practica es el ajedrez. Hay muy pocas entidades así en Argentina”, sostiene Campana, orgulloso.
Dulce porvenir
Desde 2006 la Municipalidad solventa a los profesores de la Escuelita de Ajedrez y gracias a ese emprendimiento el juego fue aprendido por chicos de escuelas de Garín, Maquinista Savio y El Cazador. “En los Torneos Bonaerenses siempre traemos medallas, quiere decir que el trabajo da sus frutos”, afirma el actual presidente del Círculo, Edgardo Cavagna, gran impulsor de esta disciplina e incansable organizador de eventos, tanto competitivos como formativos. Además, es profesor de la escuela de iniciación para los más chicos.
“Hay tres personas que fueron fundamentales para que el Círculo se mantuviera: Cavallari, Argota y Campana. Después hubo mucha gente que nos dio una mano, como periodistas, amigos y comerciantes”, señala la máxima autoridad de la institución.
El sueño del piso superior era un viejo anhelo de la actual comisión directiva, que hoy se está llevando a cabo. Allí la idea es hacer un salón que sirva como centro cultural.
A nivel deportivo, este año se le está dando fuerza a los torneos escolares para primaria y secundaria, mientras que seguirán las actividades de la Liga Infantil, que reúne a varios distritos. “Otro objetivo era tener un Maestro y lo logramos con Agustín Ambrogi, que fue tres veces campeón interno y tiene más de 2.300 puntos en el ranking FIDE”, destaca Cavagna.
A la hora de hablar de talentos y promesas, la rueda cae inexorablemente en Noé Sotelo (13), quien se inició en el CAE a los 7 años y tiene al MI Cristian Dolezal como profesor. Según el ojo clínico de Cavagna “en poco tiempo será campeón en mayores. Si sigue estudiando va a llegar a la maestría”.
El Círculo de Ajedrez, un ícono escobarense forjado por apasionados, que 50 años atrás pensaron con visión de futuro. Una institución que le da jaque mate al estancamiento y que pregona el progreso constante.