Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar
Casi a la misma altura que un Mundial de Fútbol o los Juegos Olímpicos, las manifestaciones contra el gobierno nacional fueron un tema que atravesó el mes de septiembre de punta a punta y que estuvo presente en todas las conversaciones. A favor o en contra, nadie pudo abstraerse de este clima de efervescencia social ni privarse de opinar, de tomar partido, de adherir o repudiar. De sentir empatía u horror.
El sonido de las cacerolas, indefectiblemente, remonta a épocas muy oscuras, trágicas, en las que los niveles de desocupación y pobreza rompían las peores marcas históricas. Reviven el recuerdo de los saqueos, del corralito, del hambre más extrema, de la represión hasta la muerte, del país sin rumbo ni capitán al mando, del “que se vayan todos”, del default, de la devaluación que se comió los ahorros de la gente y del “sálvese quien pueda” de los que se iban a probar suerte en el exterior porque ya nadie creía que este país podría salir a flote. Ni siquiera se sabía cuándo terminaría de tocar fondo.
Poco más de una década después, tan abismalmente lejos de aquella penumbra, aunque tampoco en el mejor de los mundos, las cacerolas vuelven a sonar. Y con fuerza. Empezaron a hacerlo a fines de mayo, tibiamente, pero ahora son más y hacen tanto bochinche que cuesta bastante esfuerzo entender qué quieren decir.
La fiebre anti K tuvo su pico en el ocaso invernal. En esa noche del jueves 13 de septiembre en la que miles y miles de personas salieron a las calles en Capital y otras grandes ciudades del interior e incluso en algunas del Conurbano -como pasó, sin ir más lejos, en Pilar- a gritar su repudio a la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. Escobar se mantuvo al margen: apenas un puñado de personas merodearon la plaza principal esa noche y la de la fallida convocatoria del 28, sin reunir el quórum mínimo para animarse a alzar sus voces.
Lo que se llegó a ver y escuchar de los manifestantes, a través de los medios, llegó a niveles aberrantes y aterradores. Gente implorando la muerte de la presidenta, exigiendo que el gobierno “se vaya” -¿adónde? ¿y para que lo reemplace quién?-, pidiendo fervientemente que “devuelvan el país” (¿?) y cuestionando descaradamente que la asignación universal por hijo alienta la procreación irresponsable de las familias beneficiarias.
Todo envuelto en un absurdo reclamo de libertad, como si quienes la declamaban no estuvieran al mismo tiempo ejerciéndola, y repitiendo como leit motiv el penoso cantito “No le tenemos miedo” (a CFK), hijo bobo de una de las cotidianas mentiras de algunos medios cuyos seguidores consumen y asimilan con tanta facilidad como avidez. Hubo mucho, muchísimo más del mismo nivel, pero enumerarlo sería redundar en los mismos estándares de odio e ignorancia.
No obstante, también es cierto que, aunque con menor intensidad y nitidez, se escucharon otras voces. Reclamos más sensatos y atendibles por ende. No todos los que salieron a protestar lo hicieron solamente por haber perdido facilidades para adquirir sus preciados dólares, aunque ese fue uno de los planteos más recurrentes y el disparador de las primeras manifestaciones en los barrios porteños más prósperos. La falta de transparencia en las estadísticas del INDEC sobre la inflación, el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, la sensación de que no existe una lucha firme contra la inseguridad, la posibilidad de una reforma constitucional que habilite la reelección presidencial indefinida o la sospecha constante de que se está ante un gobierno que no tiene mucho que envidiarle a la corruptela menemista son temas que no ameritan desprecio.
Pero una cosa es exigirle al gobierno que mejore en temas concretos y otra es creerse con derecho a exigir que se vaya, cuando hace menos de un año fue reelecto por el 54% de la población, o desear impúdicamente la muerte de una persona por no concordar con sus políticas o sus formas, ambas democráticas y legales. En esa abismal diferencia estriba el límite entre el terreno de lo discutible y el de lo inadmisible.
DIA 32 consultó a diez referentes políticos y sociales del partido de Escobar para conocer sus miradas sobre un fenómeno -si cabe llamarlo así- que seguramente seguirá dando que hablar. Y que promete escribir un nuevo capítulo el 8 de noviembre, día para el cual el antikirchnerismo ya empezó a darse aliento por las redes sociales para mostrar toda la enjundia de su odio.
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SANDRO GUZMAN, INTENDENTE MUNICIPAL
“No es la manera de pedir soluciones”
¿Qué opinión tiene sobre los cacerolazos?
Hay gente que participó con buenas intenciones y otra que se coló para agredir a la Presidenta y al sistema político. Cuando se agrede en forma personal no se busca un reclamo. Pero no se puede generalizar, porque muchos salieron a reclamar por lo que creen justo.
¿Le preocupa este clima?
No, para nada. Hoy tenemos una democracia totalmente firme, asentada y no hay que confundir los roles. Al gobierno nacional, como al provincial y al municipal, se le puede reclamar. Otra cosa es hacer desestabilizaciones políticas o sociales con otro tipo de intenciones. Creo que esto hay que saber diferenciarlo.
¿Le sorprende que haya este tipo de manifestaciones cuando el país, en líneas generales, está avanzando frente a una crisis internacional?
Me sorprende dentro de ese contexto, con un país que viene avanzando y tiene perspectivas de mayor crecimiento para el año que viene. Siempre hay cosas para mejorar, por supuesto, pero me parece que no es la manera de pedir soluciones. Y lo mejor que podrían hacer los que no están de acuerdo es militar en algún partido político, donde seguramente van a tener un rol más importante que golpear una cacerola.
¿Y entonces por qué tanta bronca con el gobierno? ¿Por sus formas, por la influencia de algunos grupos de medios?
No sabría decirlo. Creo que se mezcla un poco. Hay un reclamo real de la gente por alguna situación económica, porque cuando se toman decisiones no se puede quedar bien con todos. Siempre hay alguno que tiene que poder un poco más para beneficiar al que menos tiene, esto es lógico, es una Argentina nueva y tenemos que ver lo que ha pasado en otras partes del mundo cuando solo se favoreció a una capa social alta. Todos tenemos que ser solidarios. Pero hay gente que no lo entiende así y está bien, porque para eso estamos en democracia. Por supuesto que hay medios que tienen otras intenciones y que como no lo saben hacer a través de la política siembran odio.
JORGE LANDAU, DIPUTADO NACIONAL DEL PJ
“Hay gente que añora los ‘90”
¿Cuál es su análisis sobre los cacerolazos?
Lo que demuestra es que no existen cauces institucionales y dirigentes políticos dentro del campo opositor que pueden corporizar y encarnar la idea de un país diferente al que se está construyendo. Los que salieron a la calle quieren un país de otro perfil, pero no encuentran a ningún dirigente o partido que los exprese. Como no encuentran cauce, salen y protestan. Por eso creo que es, básicamente, un problema de la oposición.
¿Considera que los reclamos son legítimos?
¿Pero cuál es el reclamo? Porque van desde la inseguridad hasta el dólar, desde el tema de la reelección hasta la corrupción. Cada uno llevaba un cartel distinto. Pero es evidente que en la Argentina hay un grupo importante de personas que añora los ‘90.
¿Cómo cree que evolucionará el disconformismo contra el gobierno?
Creo que si de ese movimiento no surge algún liderazgo para sintetizar esas ideas y hacer una propuesta, se va a ir perdiendo. Porque hoy la oposición en la Argentina no son los partidos políticos, son los medios de comunicación, que potencian los líderes y los elevan y cuando no les sirven más los dejan tirados en el campo de batalla. Así nunca se van a poder construir instituciones políticas de alternativa que permitan que la gente pueda respirar ante la posibilidad de un cambio. Esa es la gran frustración, de la cual tienen gran parte de la responsabilidad Clarín, La Nación y Perfil.
ROBERTO COSTA, SENADOR PROVINCIAL UCR
“Esto no llegó a su punto máximo”
¿Qué lectura hace de las protestas contra el gobierno nacional?
Que otra vez la gente estuvo delante de los dirigentes, mostrando distintas cuestiones que la unificaron para un reclamo, que las hay de todo tipo y no encuentra cómo canalizarlas de otra manera que no sea en la calle. Me parece bien, en la medida en que haya respeto y tranquilidad.
¿Qué cosas cree que son las que más irritan a la gente?
Creo que gran parte de la sociedad no está de acuerdo con esto de andar dividiendo el país en dos, entre buenos y malos, ricos y pobres, amigos y enemigos, y empieza todo por eso y después sigue por otras cuestiones.
O sea que más allá de ser un reclamo contra el gobierno, también fue mensaje para la oposición…
Seguro, es un llamado de atención para la oposición. Tampoco es que la oposición tiene la culpa de lo que pasa, lo que no sabe es cómo canalizar este disconformismo que hoy tiene gran parte de la sociedad.
¿Cree que van a continuar las manifestaciones contra el gobierno?
Sí. Y estoy preocupado porque esto no llegó a su punto máximo y si siguen existiendo actitudes que atentan contra las libertades, como la libertad de opinión, si insisten planteando propuestas que atentan contra el derecho contra la propiedad o con reformar la Constitución, y si se siguen viendo actitudes hegemónicas, esto se va a acrecentar. Y el problema es que si se agranda, como no hay liderazgos que conduzcan, puede darse el riesgo de que haya infiltraciones.
ROBERTO SOSA, PRESIDENTE DE LA UNION INDUSTRIAL DE ESCOBAR
“Se tiene que fomentar el acercamiento de ideas”
Desde su rol de dirigente empresarial, ¿qué análisis hace de las manifestaciones contra el gobierno nacional?
Hay un sector muy importante de la sociedad argentina que está disconforme con algunas actitudes y procederes del gobierno. Considero que se tiene que fomentar el diálogo, el acercamiento de ideas y llegar a conclusiones para tener una sociedad mejor. Creo que no están faltando políticas de Estado tanto en seguridad como en justicia y a nivel productivo. De la noche a la mañana no se pueden cortar las importaciones de manera general sin prepararnos a los industriales a suplantar las materias primas e insumos que importamos.
¿Cuáles son, según lo que pudo ver, los principales motivos por los que la gente salió a la calle?
El disconformismo de la gente es porque ve un avasallamiento del gobierno de una manera falaz, diciendo que no existe la inseguridad, que hay justicia cuando la justicia está dirigida, que no hay inflación cuando hay una inflación manifiesta. No es cierto que la gente protesta porque no puede comprar dólares o viajar al exterior, eso es lo mínimo. La gente presume que cuando dicen “vamos por todos” se está preparando algo que no va a ser beneficioso para el país.
¿Cree que las manifestaciones llegaron a su techo?
Eso está en manos del gobierno. Si realmente se abre y habla sinceramente con la sociedad, esto no va a proliferar. Pero si nos siguen mintiendo y ocultando, indudablemente van a continuar.
RAUL LO NIGRO, PRESIDENTE DE LA COOPERATIVA ELECTRICA DE LOMA VERDE
“Hay un avasallamiento de las libertades”
¿Qué opina de los cacerolazos?
Evidentemente hay mucha gente que no se siente identificada en algunas cosas del modelo. Y como hay tanta información cruzada, la gente se vuelca para un lado como para el otro, no hay término medio.
¿Cuáles considera que son las cosas del modelo que no le gustan a la gente?
Más allá del problema económico, que no sé si lo hay, creo que estamos en una situación de avasallamiento de las libertades, tanto con el cepo del dólar como con todo lo que hay que declarar para salir del país. Ni siquiera en la dictadura había tantos controles para estas cosas.
¿Qué rol cree que cumplen ciertos medios de comunicación en este descontento de algunos sectores?
Es importante. Sobre una misma noticia se puede escuchar de un lado a los llamados medios corporativos y del otro a Víctor Hugo diciendo algo tan distinto que uno no sabe cuál es realmente la verdad. Hay veces en que uno se pregunta quién le está mintiendo y cuesta mucho formar una opinión.
¿Piensa que las manifestaciones van a seguir creciendo o que ya llegaron a su máximo nivel?
Creo que si esto sigue va a perder la fuerza que tuvo al origen, porque la gente va a darse cuenta de que no sirve para resolver las cosas.
JOSE MANUEL ACHAVAL, CANDIDATO A INTENDENTE DE UDESO EN 2011
“Nos falta más república e institucionalización”
¿Qué evaluación hace del clima social que se está viviendo?
Una gran parte del pueblo se manifestó y creo que el gobierno nacional tiene que tomar nota de estos reclamos: seguridad, justicia, reelección, a los que le incluiría el de más educación, y haga las correcciones necesarias. También es cierto que muchos se expresaron en forma agresiva y eso lo tenemos que decir, porque no tenemos que construir un país donde la agresividad esté por delante de las ideas. La sociedad argentina se merece una dirigencia que pueda dialogar y proyectar, dejando de lado los partidismos. Nos falta más república e institucionalización.
HUMBERTO DELMAGRO, PRESIDENTE DE LA ONG LUZ, ESPERANZA Y PUREZA
“No comparto que se diga que no hay libertad”
¿Qué opinión tiene sobre las protestas antikirchneristas?
Eso está marcando que hay dos visiones políticas distintas. Está la gente más humilde, que está demandando cosas y en algunos temas la están favoreciendo, y la gente de más recursos, que está viendo que le están faltando algunas cosas o que le cambiaron su política tradicional y no está de acuerdo con algunos cambios o esta nueva política.
¿Le parece legítimo el reclamo?
Todo tipo de reclamo me parece legítimo, pero no estoy de acuerdo con las faltas de respeto ni con que se le desee la muerte a alguien. Ahí nos equivocamos mucho, retrocedemos como sociedad pensante.
De las consignas que se escucharon en las manifestaciones, ¿cuáles comparte y cuáles rechaza?
No comparto que se diga que no hay libertad cuando la hay, desde el momento en que cualquiera puede decir lo que quiera en cualquier lugar. Sí estoy de acuerdo en que el gobierno tiene que bajarle mejor la información a la población.
¿Cree que continuarán creciendo los reclamos?
Creo que van a seguir y que quizás se profundicen más. Tengo miedo de que se manipulee y lleguemos al extremo de lastimarnos entre los argentinos por no estar de acuerdo.
HERNAN GONZALEZ, PRESIDENTE DE LA CAMARA DE COMERCIO
“Los reclamos fueron concretos”
¿Cómo observa las manifestaciones contra el gobierno nacional?
Me parece bien que todos se puedan manifestar en democracia. Fue una expresión ordenada de gran parte de la ciudadanía que pide un cambio de rumbo en algunas cosas. Y creo que también fue un mensaje claro hacia la oposición, que debería sentir vergüenza y pedirle perdón a la ciudadanía porque no ha hecho nada.
¿Qué entiende que está reclamando la gente?
Los reclamos fueron concretos. Que el gobierno no sienta que el otro es un enemigo cuando piensa distinto, que tenga un poco más de consenso y no salga a decir que los que los que hicieron el cacerolazo son de clase media. Acá lo que hay que hacer es que la clase baja se transforme en clase media y no hablar mal o pegarle a la clase media.
¿Cree que estas protestas llegaron a su punto de máxima ebullición o que se van a seguir acentuando?
Pienso que es un momento en que el oficialismo podría recoger el guante, escuchar a la gente y hacer un giro en algunas cosas. Si no lo hace, creo que va a ver reclamos de un tenor cada vez más fuerte.
ELIO MIRANDA, PRESIDENTE DEL CONCEJO DELIBERANTE DE ESCOBAR
“Hay que prestarle atención a todos”
¿Qué conclusión hace de los cacerolazos?
Creo que hay que prestarle atención a todos, escuchar qué dice la gente y analizarlo.
¿Le queda claro en qué radica fundamentalmente el disconformismo de la gente?
Los cacerolazos que se manifestaron últimamente no tienen claro nada, porque van con un cartel de inseguridad, otro para que liberen el dólar… No hay una consigna clara.
¿Cree que continuarán estas manifestaciones?
Si el país sigue así, creciendo, creo que todo eso se va a ir diluyendo.
MIGUEL JOBE, REFERENTE DEL PRO EN ESCOBAR
“La gente dijo basta”
¿Qué opina de las manifestaciones contra el gobierno nacional?
Mientras sea en forma pacífica, me parece bueno que la gente se exprese libremente. Es un toque de atención para que el gobierno se corrija. Lo que no comparto son los escraches.
¿A qué motivos atribuye los cacerolazos?
Los cacerolazos no se deben a un solo motivo. No es ni el cepo al dólar, ni porque a la gente la obligan a ver la cadena nacional o porque la presidenta diga que le tengan “un poco de miedito”. Es una suma de todo. Porque a la gente no le gusta que le digan qué tiene que hacer con su plata, que el mínimo no imponible no se aumente como tiene que aumentar, que la asignación universal no sea realmente universal o que el billete de 100 cada vez valga menos en un supermercado y le digan que se puede comer con 6 pesos.
¿Cómo cree que evolucionará el clima anti K?
Hoy hay un clima de hastío, la gente dijo basta. Pero si el gobierno modifica el rumbo en ciertos temas y corrige algunas cuestiones puede llegar a modificarlo.