Luis Abelardo Patti (64) recibió el viernes 22 la noticia que él y su familia tanto esperaban. El juez federal Otmar Paulucci le concedió el beneficio de abandonar el hospital penitenciario de Ezeiza para continuar sus dos condenas a prisión perpetua en el country Septiembre, junto a su esposa, la escribana Elizabeth Ferraro Mansur, y su pequeña hija Macarena. La justicia argentina, una vez más, desató la polémica.
El titular del Tribunal Oral Federal N°2 de Rosario se basó en los problemas de salud del ex intendente de Escobar (1995-2003) y otrora subcomisario de la Policía Bonaerense, algo de lo cual se ha hablado mucho. En 2010 sufrió un ACV que lo dejó en silla de ruedas, le disminuyó la visión del ojo izquierdo y hasta lo obligó a asistir a varias audiencias de sus juicios en camilla, aunque existe la sospecha de que esto último fue una puesta en escena para “victimizarse”.
El magistrado fundamentó su resolución tras realizar una audiencia en el hospital penitenciario, el pasado 4 de julio. Su principal argumento fueron las complicaciones que podría padecer Patti al ser trasladado a establecimientos médicos fuera de la cárcel.
Sin embargo, Paulucci desoyó los informes de dos juntas de especialistas del Cuerpo Médico Forense que examinaron al ex intendente caído en desgracia. La primera fue el 7 de diciembre pasado y determinó que podía continuar su condena en Ezeiza “siempre que se garantice su atención necesaria con controles evolutivos periódicos”. La segunda fue seis meses después -el 6 de junio- y ratificó los términos de la anterior.
“No se observaron cambios en su condición física que indiquen un desmejoramiento de su estado general”, señaló el informe elaborado por un neurólogo y un forense que el juez decidió ignorar, para conveniencia del autor de diversos delitos de lesa humanidad durante la última dictadura.
Home sweet home
La resolución judicial rápidamente generó el repudio de organismos de derechos humanos, con las Abuelas de Plaza de Mayo a la cabeza. “Resulta preocupante que no se tuviera en cuenta la circunstancia, debidamente acreditada, de que en el desarrollo de los juicios en su contra (Patti) fingiera afecciones de salud para evitar ser juzgado”, expresó la asociación presidida por Estela de Carlotto.
Por su parte, el fiscal general de Rosario, Adolfo Villatte, adelantó que apelará la medida ante la Cámara de Casación Penal. “Aportamos en la causa un hecho denunciado por un recluso golpeado y amenazado por Patti porque se negaba a apagar un cigarrillo. Es un dato más que prueba el buen estado de salud en el que se encuentra”, explicó el funcionario judicial, quien aseguró que el ex represor actuó con “un alto grado de simulación” para lograr que Paulucci le permita dejar la cárcel.
Así, el ex represor nacido en Baigorrita y forjado en Escobar se encuentra desde el jueves 28 fuera de Ezeiza y con los suyos, disfrutando de lo más parecido a la libertad que puede tener hoy, a pesar de que la tobillera electrónica que lleva puesta le impida abandonar los límites de la casa.
Junto a la seguridad y todos los servicios garantizados, el barrio cerrado del kilómetro 47 de la Panamericana ofrece canchas de tenis, fútbol, hockey, tres piletas, un gimnasio, una amplia bicisenda y dos club house. Además, mientras que en la penitenciaría le tocaba compartir las instalaciones con el empresario santacruceño Lázaro Báez, ahora en el country tiene de vecino al ex luchador y concejal Jorge “Acero” Cali, quien declaró admirarlo.
Patti, la persona que más divide las aguas y genera controversia entre los escobarenses por su accionar policial y su gestión al frente del Municipio, empezó la primavera fuera de la cárcel. Habrá que esperar para ver si su estadía será efímera o duradera, pero este tercer fallo consecutivo a su favor -el primero en efectivizarse- deja en claro que soplan vientos de cambio para el ex sheriff.