Río de Janeiro será la primera ciudad de Sudamérica en albergar a la principal competencia del deporte mundial, que en su haber cuenta con historias de todo tipo. Recordamos las cinco más impactantes.

Desde Atenas, en 1896, cada cuatro años la llama se enciende y hay una cita de dos semanas esperada por todo el planeta: los Juegos Olímpicos. Hazañas deportivas, hechos políticos, curiosidades, llanto, alegría, desazón. Todo, absolutamente todo, se vive en cada edición de esta competencia. Por eso, en la antesala de Río 2016, DIA 32 destaca las cinco historias más resonantes de la historia del olimpismo.

En la cara de Hitler

En pleno auge del poder de Adolf Hitler en Alemania, Berlín fue la sede elegida para los Juegos de 1936. El objetivo del líder nazi era demostrar la “superioridad racial” de la clase aria, pero no contaba con Jesse Owens.

Este joven estadounidense de 23 años tiró por la borda todos sus planes: en menos de una semana se coronó en los 100 y 200 metros llanos, salto en largo y en la posta 4 x 100 junto a tres atletas de su país y en la cara del Führer, quien se retiró antes del estadio para no tener que darle la medalla a un afroamericano.

Maratonista en patas

Si correr 42,195 kilómetros es agotador, ¿cuánto sudor le habrá costado al etíope Abebe Bikila obtener la medalla dorada en Roma 1960 sin haber usado zapatillas?

El hombre en cuestión llegó a la competencia casi de casualidad e impactó a todo el mundo. Sin el calzado, que le incomodaba, aquel 10 de septiembre el atleta africano rompió el record mundial en 2 horas y 15 minutos y se quedó con la máxima presea.

El Black Power se hizo notar

Los Juegos de México 1968 fueron muy peculiares. La altitud ayudó a que se quiebren muchísimas marcas (22 en total) y el estadounidense Dick Fosbury revolucionó la técnica del salto en alto, pero otro suceso se llevó los flashes.

El 16 de octubre Tommie Smith se coronó en los 200 metros con record mundial incluido (19,83 segundos) y junto a su compatriota John Carlos, medalla de bronce, decidió celebrarlo de una manera particular: cada uno con un guante en una de sus manos y su puño en alto, como una reinvindicación de los derechos de la gente de color.

La imagen causó revuelo, el estadio los despidió con silbidos y el presidente del Comité Olímpico, Avery Brundage, los expulsó de la competencia. Sin embargo, las fotos recorrieron el mundo y visibilizaron una lucha que al día de hoy continúa.

Manchados de sangre

En la 20° edición de los Juegos Olímpicos, organizada en Munich, Alemania buscaba limpiar su vapuleada imagen ante el mundo, pero el certamen terminó manchado por el asesinato de once integrantes de la delegación israelí.

El 5 de septiembre de 1972 el grupo armado palestino Septiembre Negro tomó como rehén a 7 atletas y 4 entrenadores a cambio de algunas exigencias, como la liberación de 234 presos. El final fue con todos los secuestrados asesinados de una forma confusa.

La Guerra Fría en los Juegos

En la década del 80, el mundo estaba influenciado por la lucha entre dos potencias: Estados Unidos y la Unión Soviética, protagonistas de la Guerra Fría.

Esa contienda política también tuvo su capítulo dentro del olimpismo. En 1980, Moscú fue la sede de los Juegos y la nación del Tío Sam se abstuvo de participar junto a 64 aliados, incluida Argentina. Cuatro años después, la cita viajó a Los Ángeles, y en esa ocasión fue la extinta patria comunista la que desistió de viajar en tándem con 14 miembros de su bloque.

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