Hay algo que está fuera de discusión, guste o no guste: desde que Ariel Sujarchuk llegó a la Intendencia, la Fiesta de la Flor ya no es la misma. Dejó de ser un evento solemne, predecible y deslucido para convertirse en un acontecimiento que, con la incorporación de grandes espectáculos, ahora convoca a multitudes y está en boca de todos.
En la edición de este año ocurrieron dos sucesos sobresalientes: la visita de un presidente de la Nación, algo que no pasaba hace tres décadas; y el recital más masivo del que haya registro en la historia de Escobar.
También tuvo grises y oscuros, como los incidentes en ese recital -el de La K’onga-, la por momentos taladrante propaganda de la gestión municipal y las también exaltadas loas al intendente (en uso de licencia) Ariel Sujarchuk en cada espectáculo.
Según información difundida por la Secretaría de Comunicación Pública de la Comuna, que fungió de oficina de prensa de la Fiesta de la Flor, entre el sábado 1º y el lunes 10 la exposición fue visitada por 160 mil personas, mientras que a los conciertos asistieron 130 mil espectadores. En total: 290 mil. Todo un récord. El año pasado, según la misma fuente, habían sido 190 mil. En ese entonces, todavía asolaba la pandemia de Covid-19.
El tiempo volvió a ser un aliado estratégico para que esta edición fuera un éxito: sólo llovió un día -al igual que en 2021-; inoportunamente, el sábado 8. Pero paró a tiempo y al atardecer salió el sol para iluminar el inicio del desfile de carrozas y la celebración del 63º aniversario del partido de Escobar. Un guiño de la gitana.
Día a día
La apertura oficial de la 59º Fiesta de la Flor tuvo como principal invitada a la presidenta de la Cámara de Diputados de la Nación, Cecilia Moreau. También asistieron el secretario de Industria y Desarrollo Productivo de la Nación, José Ignacio de Mendiguren; el ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la provincia, Augusto Costa; el de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez; el embajador de Japón, Takahiro Nakamae, y el de Corea del Sur, Jang Myung-soo, entre otras autoridades nacionales, provinciales y municipales.
El cierre de la jornada inicial tuvo a una leyenda de la música argentina cantando ante una multitud: “La Mona” Jiménez. Fue la primera presentación en suelo escobarense del rey del cuarteto, aún vigente a sus 71 años.
Ese fin de semana hubo otros dos recitales: el sábado estuvieron Los Pericos, El Polaco y Los Totora, y el domingo estalló la convocatoria con la banda del momento, La K’onga. Un evento enorme que superó la capacidad de la organización y colmó peligrosamente la del predio.
Fue, al mismo tiempo, uno de los puntos más altos y más bajos de la última Fiesta de la Flor. A tal punto que terminó con un policía sancionado por arrojar gas pimienta contra personas que, entrada en mano, pugnaban para que las dejen ingresar después de estar horas esperando. Un bochorno que opacó un espectáculo al que asistieron más de 25 mil personas, según cálculos oficiales.
A partir de ese episodio se corrigieron aspectos organizativos para los siguientes recitales: Lit Killah, FMK, Rusherking (viernes 7), Los Palmeras (sábado 8), Fer Palacio (domingo 9), Turf y Kapanga (lunes 10).
La participación de artistas renombrados le dio mayor atractivo y relevancia a la Fiesta de la Flor. No sólo contribuyó en términos de convocatoria sino que también hizo que tuviera muy buena repercusión en medios de comunicación y redes sociales, incluso más que en 2021.
Precisamente, un hecho que también impactó en la prensa fue la visita del presidente Alberto Fernández, el viernes 7. Una visita histórica y atípica: histórica porque hacía treinta años que un presidente de la Nación no iba a la Fiesta de la Flor -el último había sido Carlos Menem, en 1992-; y atípica porque se realizó en medio de un riguroso dispositivo de seguridad.
Al día siguiente fue el desfile de carrozas por la avenida Tapia de Cruz, que mostró la particularidad del palco con tribunas ubicado frente y no sobre la plaza San Martín, como siempre se hizo. Prolijamente organizado, el tradicional y siempre pintoresco espectáculo no deslumbró ni mucho menos.
En suma, Escobar vivió once días al palo, movilizado por una Fiesta Nacional de la Flor que, con luces y sombras, recupera año a año su vitalidad y ya no pasa inadvertida.
“Esta edición nos deja la vara muy alta. Sin embargo, el año que viene llega el 60° aniversario y vamos a redoblar la creatividad para que sea la mejor de la historia”, prometió tras el cierre Sujarchuk, con el entusiasmo a flor de piel.
