Aunque ya no se los ve por los medios que los mostraban a diario, a los funcionarios que acompañaron hasta el final de su mandato a Silvio González no se los tragó la Tierra. Dónde están y qué hace cada uno de ellos.

Cuesta encontrarlos a algunos y a otros no tanto, pero es como si, de alguna manera, todos hubieran quedado fuera de la órbita del radar. Hasta hace dos años sus nombres, sus caras y sus voces estaban diariamente en los medios periodísticos locales. Pero al terminarse la intendencia de Silvio González, sus funcionarios -incluso él mismo- quedaron envueltos por una especie de manto de anonimato y olvido, lo más parecido a ser tragados por la Tierra.

Algo en común tiene toda esa gente: el 90% no continúa en la administración pública ni se dedicó a la actividad política, como es habitual que ocurra. Quizás porque muchos no venían de estructuras partidarias sino de estudios profesionales y también porque al final del camino nadie los convocó para iniciar un nuevo trayecto. Como sea, hoy cada uno está en lo suyo. DIA 32 rastreó sus huellas para saber qué hacen y de qué viven los principales protagonistas, y algunos actores de reparto, de la última gestión de gobierno del Municipio.

Este relevamiento -huelga aclarar- se centró en los colaboradores más cercanos del ex jefe comunal durante el tramo final de su mandato, ya separado del Paufe -por ende, con menos funcionarios impuestos por Luis Patti- y hasta ilusionado con buscar la reelección por un partido vecinal (VIVE) que ya es parte del anecdotario político escobarense.

Cuadro superior

De los cinco secretarios que completaron su ciclo en diciembre de 2007, tres siguen en la administración pública: Karina Centioni (Economía) conservó su cargo a pesar de la deuda que tanto pretextó Sandro Guzmán y que motivara la declaración del “estado de emergencia” de las cuentas públicas apenas asumió la conducción del Ejecutivo; Carlos Ramos (Salud), es el director del hospital Erill; y el ingeniero Nemesio Tissera (Obras Públicas) -tiene más de tres décadas de antigüedad en la Comuna- ahora maneja la Subsecretaria de Planificación.

Quienes tomaron por otros rumbos fueron la ex secretaria Legal y Técnica, Luz Etcheberry -“el oráculo del derecho público”, según varios abogados que la conocieron-, que vive en Capital, trabaja para el sector privado y acaba de tomar una asesoría en el Congreso de la Nación; y Micaela Szykula (Gobierno), que -maternidad mediante- retornó al estudio jurídico de la calle Asborno junto a su colega Rocío García.

Segundos mandos

Cuando el barco se hundía y ya no había ninguna chance de volver a ponerlo a flote, Miguel Maich fue uno de los pocos que siguió poniendo la cara por Silvio González, en una muestra de conmovedora lealtad política. Había empezado en un área de capacitación en Salud y terminó como subsecretario de Relaciones Institucionales. Ahora tiene una ONG –“Reconstruir Escobar”- y apadrina a la Escuela de Comedia Musical Integrada que dirige Daniela Renzi.

Miguel Cornaglia, que tras el quiebre de González con Patti fue promovido de la Dirección de Información al Consumidor a la Subsecretaría de Gobierno, tomó licencia -sin goce de sueldo- por un año pero, al final, decidió no regresar al Municipio. Volvió a abocarse al estudio jurídico de la calle Colón que comparte con Cristian Sánchez y en agosto tuvo una inesperada reaparición pública con una columna de opinión en El Día de Escobar (“Municipio hostil a la normativa”, la tituló).

Juan Gaztañaga, pattista hasta la médula, también estuvo muy emparentado a González. Tras haber sido su secretario administrativo en la Cámara de Diputados de la provincia, se hizo cargo de la Subsecretaría de Servicios Públicos del Municipio. Su final no fue el mejor. De hecho, fue reemplazado por Ornar Maldonado -ex Jefe de Personal y el mismo que un año atrás había dejado la Dirección de Rentas Generales denunciando supuestos casos de corrupción-, quien a mediados de 2008 falleció. En cuanto a Gaztañaga, ahora es secretario del bloque del Paufe en el Concejo Deliberante.

Otro de los jóvenes ungidos por González y que llegó a altas posiciones jerárquicas fue Ignacio Ballester, que terminó su incursión por la función pública como subsecretario de Fiscalización Operativa. Después retornó al estudio jurídico que tiene con su hermano, Patricio. Antes que los mencionados, también se desempeñaron en distintas subsecretarías otros funcionarios. Tres bastante recordados son Norberto “Bocha” Cassino (Deportes y Turismo), que volvió a la actividad privada; Daniel Alvarez (Servicios Públicos), que se jubiló; y la abogada Inés Desimone (Gobierno).

Línea de fuego

En el tercer nivel del escalafón fue donde más gente de su propio entorno pudo ubicar Silvio González, dentro de un esquema que durante las tres cuartas partes de su man­dato estuvo diseñado más por Patti que por él.

Entre los del riñón del empresario de seguros estaban:

Gustavo Benzoni: Fue secretario privado del intendente y director de Acción Social. La función pública le arruinó la salud, pero pudo superar sus problemas y trabaja en una farmacia de La Plata.

Belén Hirose: El contexto político no la favoreció en su paso por la Dirección de Cultura. Su intelectualidad irritó a los elementos más reaccionarios del pattismo, que le hicieron la vida imposible incluso desde los medios de prensa del ex comisario. La hija del actual presidente de la Fiesta de la Flor tiene 29 años y está haciendo la licenciatura en Antropología.

Federico Guazzardi: Encaminó la Dirección de Turismo, pero no pudo desarrollarla porque esa área ni siquiera recibía las migas del presupuesto municipal. Se fue de Escobar para apuntalar un emprendimiento recreativo y gastronómico de sus padres, en San Andrés de Giles.

Sebastián Tortorice: Fue director de Compras y de Acción Social. A los 29, acaba de terminar sus estudios de contador público. Vive en La Plata. Gabriel Pérez: Aceptó dos retos dificilísimos: Inspección General y la delegación de Garín. Continúa prestando servicios como bombero voluntario y quedó a cargo de ‘‘Brumell”, el negocio fundado por su padre, Oscar.

Mariano Caña: Reemplazó a Pérez, cuando fue a Garín, en Inspección General. También trabaja en el cuartel de la calle Colón y se dedicó a la actividad comercial.

Oscar González: Hermano del ex intendente y más conocido por el apelativo “Cascote”, lo ayudó como secretario privado y representante en el tramo final de su gestión. Ahora administra el corralón de Ghezzi.

Luis Vuotto: La capeó al frente de Prensa en 2007. En la actualidad sigue dando clases de Economía en el CBC de la UBA y realiza asesorías para la Mutual de Bomberos, una fábrica de San Martín y El Diario de Escobar.

Edgardo Pacentrilli: Silvio González iba a darle la Dirección de Producción como representante de la Cámara de Comercio, pero al final nombró en ese puesto al contador Nelson Bermúdez y a él lo designó asesor en temas del comercio y la industria. Su vida no cambió en nada: sigue siendo un hombre de negocios y de las instituciones intermedias.

Virginia Lavisse: Estuvo a cargo de la Dirección de Normalización Dominial y Propiedades en los últimos cuatro meses de 2007. Siguiendo los pasos de su padre, Adolfo, está por recibirse de abogada.

Juan Laino: El ex concejal del Frepaso llegó a la Comuna a través de Carlos Ramos, en el ocaso de la gestión González. Manejó algunos meses la Delegación de Garín y se quedó con ganas de volver a sentarse en una banca, ya que sería el segundo candidato a concejal de VIVE. Sigue dedicándose a la fabricación y venta en panaderías de bolas de fraile y churros.

En igual nivel de responsabilidad funcional y exposición pública, pero con la salvedad de que todos ellos eran “gente de Patti”, también entran en esta categoría:

Gustavo Molina: Activo director de Tránsito de la Comuna, cuya labor fue resaltada varias veces por el Foro Vecinal de Seguridad de Escobar. Lo dejaron cesante, dice que “por pattista”. Su caso está en juicio. Puso una zapatería en Maschwitz.

Liliana Olego: Esposa de Molina. Cuando González se separó del Paufe, asumió la dirección del Centro de Atención al Vecino en lugar de Germán Maldonado, actual subsecretario de Infraestructura. También pasó a disponibilidad.

Eduardo Grivarello: De concejal suplente, de origen radical, a vocero del pattismo en el Concejo Deliberante y de ahi a la Dirección de Mantenimiento Eléctrico. Sus últimos días en el Municipio fueron como codirector de Acción Social. Dejó hace años el negocio del forraje y ahora es la mano derecha de Juan Carlos Papa en “Pinturería Belén”.

Eduardo Sampaulisse: Codirector de Acción Social con Grivarello. Tiene su organización de seguros en la avenida 25 de Mayo.

Lorenzo Spoltore: Durante varios años tuvo a su cargo la Dirección de Espacios Verdes. Ahora se dedica a realizar trabajos de pintura general.

Jorge Jadur: Se convirtió en un caso sin precedentes al haber sido designado tres veces director de Deportes. Trabaja dando clases de gimnasia y animando eventos sociales.

Enrique Stutz: Estuvo en las áreas de Servicios Públicos e Inspección. Hace los envíos a domicilio de una fábrica de pastas.

Celia Donadío: En premio a su trayectoria como empleada municipal, había sido nombrada directora de Comercio. Pero ya hace rato fue trasladada a la oficina donde los conductores tramitan sus licencias.

Los sobrevivientes

Marcelo Ronconi, Jorge Almonacid y Gustavo Issetta son algunos de los pocos funcionarios de terceras líneas que mantienen sus jerarquías desde las épocas de Patti y González.

El caso de Almonacid es paradójico, porque fue desechado y luego reciclado como director de Medio Ambiente, que ahora no depende de Salud Pública sino de Gobierno.

Ronconi, en tanto, llegó a absorber Comercio, Industria y Transporte en una dirección general. Ahora tiene a su cargo Tránsito y Transporte.

Issetta, por su parte, exhibe una versatilidad a prueba de ideales: fue director de Cultura durante la intendencia de Fernando Valle -le renunció en un acto- y de Patti, también tuvo a su cargo la Dirección de Prensa y llegó a ser tan pregonero del Paufe como detractor del kirchnerismo. Las circunstancias políticas lo obligaron a llamarse a silencio. Ahora es director de Investigaciones Históricas y Archivo.

SILVIO GONZALEZ

“Ninguno de nosotros anda paseando por el mundo”

¿Está definitivamente retirado de la política?
No, escucho, observo, veo. Retirarme de la política seria como jubilarme del interés por lo que es de todos.

¿Pero aún conserva ganas de volver a ser intendente?
Esa es una etapa que para mí ya pasó. Quisiera tener un aporte positivo a la política de Escobar, pero no está dentro de mis cálculos volver a ser intendente.

¿Cómo sería ese “aporte positivo” a la política del que habla?
Ser, tal vez, un dirigente que pueda trabajar con gente joven y dar un asesoramiento desde la experiencia personal.

¿Mantiene contactos fluidos con quienes fueron sus funcionarios?
Por mi actividad tengo contactos con muchos de ellos, nos vemos, nos saludamos, hablamos. Pero nada especial. En general estoy muy conforme con la gente que designé. En aquel momento todos entendieron mi mandato de trabajar para la gente honestamente y sé que dieron mucho de sí.

¿Qué explicación le encuentra a que ninguno de ellos haya seguido en la política?
Es una lástima que gente que llegó de joven a la administración pública no quiera estar más en la política. Creo que se decepcionaron al darse cuenta de que solucionar las cosas desde la administración pública es muy difícil yendo por los carriles normales, con honestidad y siendo trabajadores, si no se cuenta con los medios necesarios. Ahora, todos los que nos fuimos estamos trabajando, nadie anda paseando por el mundo.

A la distancia, ¿qué pone como saldo a favor de su gestión en la Intendencia?
Se hizo el Centro Odontológico, que está funcionando; convertimos un callejón en el pasaje Moreno, que hoy está muy deteriorado; en Garín hicimos el boulevard de la calle Arias, a la que el periodismo no le dio el valor que merecía; aumentamos el parque automotor comprando más de veinte vehículos-, con ayuda de la Editorial Estrada armamos la subdelegación de Loma Verde; Fleni empezó su obra en Matheu. Y también hicimos por el personal municipal mucho más que otras gestiones. Pero hay que tener en cuenta que tuve que manejarme únicamente con la recaudación del Municipio. La ayuda provincial llegó al final y era muy poquita: cuando a nosotros nos daban diez mil pesos a otros les daban un millón.

¿Y qué se recrimina no haber hecho?
Me hubiese gustado darle mucho más impulso a la educación universitaria, para que Escobar sea un polo educativo. Lo poco que hicimos fue sobre el final de mi mandato. Algo que tampoco pude hacer fueron los túneles bajo vías en Belén de Escobar, que económicamente eran imposibles porque nos costaban la mitad del presupuesto municipal de un año. Hacer un diagrama urbano del distrito. Muchas cosas no se hicieron por falta de medios, porque ideas no nos faltaban.

En la última entrevista que dio el año pasado, dijo que le preocupaba que desde el Municipio no se estaba pensando en el futuro de Escobar. ¿Sigue opinando asi?
Sí. Creo que es muy importante lo que están haciendo desde “El Escobar que queremos”, son gente con ideas muy interesantes. El Municipio tendría que darles cabida porque saben y son capaces. También me preocupa que se necesitan más escuelas, porque la población ha crecido mucho y es muy difícil conseguir matriculas. Y las cloacas, que son mucho más importantes, porque también atañen a la salud. No se puede tener una ciudad como Garín, con cien mil habitantes, y ninguna cloaca hecha. Es una obra que no se ve, pero es la principal, la fundamental para el partido de Escobar.

¿Hay algo del actual gobierno que destaque?
Me parece bien que haga los asfaltos que está haciendo, son un adelanto para la comunidad.

¿Volvió a verse o a hablar con Sandro Cuzmán?
Nunca más. La última vez fue el 10 de di­ciembre de 2007.

¿Si lo viera tendría algo para decirle?
No. Creo que él ha tomado mucho de la experiencia que tuvo como secretario de Gobierno de Patti y mió. Sabe de las dificultades que tienen los intendentes porque el primer receptor era él. Pero los grandes intendentes no se hacen solos, los hacen sus equipos.

¿Y cree que su equipo actual lo está ayudando en ese aspecto?
¿Este equipo que tiene ahora? No. Lo tienen ahí y lo sostienen como figura, porque también necesitan de él.

A su criterio, ¿el Paufe ya se terminó o todavía le queda una ficha?
El Paufe es Patti y sin él no existe. No hay nadie que pueda llegar a convertir al Paufe en una fuerza parecida a la que existía estando él. El hijo no es el padre. Ahora, si Patti volviera a Escobar como candidato a intendente gana seguro, lo garantizo. Con todos los problemas y errores que haya tenido, ganaría las elecciones tranquilamente. No han surgido otras figuras en la política local.

¿Cómo ve a los gobiernos de la Nación y la Provincia?
Yo creo que nos mienten a todos, estos gobiernos no son creíbles. Pero soy positivo: cueste lo que cueste, esto va a tener que mejorar. Tiene que haber un saneamiento moral en los que están en la función pública.

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