Por segunda vez en el último decenio y medio, en Escobar no conviene besarse -¿recuerda la supuesta prohibición de hacerlo en las plazas?-, y por quinta vez nuestro distrito es testigo ocular de enfermedades clínicas y sociales. Sufrimos cólera, desnutrición, hepatitis, dengue y, ahora, gripe “A”.
Llama la atención que no se conozca algún documento del Colegio de Médicos de Escobar al respecto ni se haya consultado a la doctora en Infectología Paula Bernaechea ni al doctor Olindo Martino, dos especialistas locales para enfrentar al nuevo visitante. Asimismo, el desconcierto por el circo mediático nacional creó un caos de magnitudes inesperadas, a tal punto que en Concejo Deliberante los concejales declararon la emergencia sanitaria sesionando con barbijos, cuando la propaganda oficial aconsejaba lo contrario.
Detrás de las elecciones legislativas comenzaron a destellar todos los focos de gripe (H1N1), quedó al desnudo cuántas falencias tiene nuestro sistema de salud, el provecho político de la oposición mediática y un buen negocio para unos pocos. Los pocos de siempre. Existe todavía una gran distancia entre lo que se tendría que poner en práctica y lo que efectivamente se ha realizado.
¿A quién le conviene una pandemia?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) debió declarar el Nivel 6 de gravedad, basado en el Reglamento Sanitario Internacional. Sin embargo, leyendo en la letra chica de sus declaraciones, la directora general del organismo, Margaret Chan, deja entrever que “ninguna pandemia había sido detectada antes con tanta precocidad ni observada tan de cerca en tiempo real y desde su inicio. En algunos países alrededor del 2% de los casos han sido graves”.
Cabe preguntarse entonces: con unos 200 casos mortales, ¿cuál es la cantidad real de enfermos no declarados? Y, ¿por qué no se pudieron controlar los casos en nuestro país? Parte de la respuesta se puede encontrar en la entrevista al doctor Martino (ver: “Eminencia en Infectología”).
Por otro lado, poco se conoce sobre qué base de parámetros decide la OMS, aunque la crítica de uno de sus miembros delinea sus parámetros: “En los pasillos del enorme edificio que alberga la sede de la OMS, en una elegante colina de Ginebra, una de esas funcionarias, que lamenta el estatuto del Fondo, señala: ‘A pesar de sus defectos, la OMS teóricamente permitía a cada uno de los 191 países miembros hacer oír su voz en la Asamblea Mundial de la Salud. Ahora, la política contra las tres enfermedades más importantes dependerá de las deliberaciones más o menos discretas del consejo de administración de una fundación privada, sin real responsabilidad frente a la comunidad internacional’” (fuente: Le Mond Diplomatic).
Años vacunando a los pueblos
Muy poco conocida por la sociedad es la enorme decepción que han producido al Banco Mundial (BM) los cálculos de ganancia sobre préstamos otorgados para controlar la gripe aviar (H5N1), ya que en la jerga de los operadores financieros “no resultó buen negocio matar a palos a cuatro gansos y mostrarlo por televisión al mundo entero”.
Podrá ser discutible tomar medidas de prevención, pero existe una realidad y es que hay que justificar el préstamo de US$ 421 millones cuando murieron solamente 700 personas por este virus, y aún disfrazando este préstamo en futuras prevenciones, etcétera, no baja la relación de US$ 601.000 per cápita.
Hablamos de mismo Banco Mundial que condiciona sus préstamos a cambio de que los países bajen el gasto público y terminen ajenos de determinar sus políticas de salud.
¡Hay males que son necesarios!, dirán algunos monopólicos de la industria farmacéutica.
Sin embargo, queda claro que esta relación costo/protección es exorbitante y expresa poca preocupación de los organismos internacionales financieros por el control sanitario, en comparación con sus intereses en los gastos que generan las enfermedades.
La novedad de la gripe “A” (H1N1) encendió nuevamente la beneficencia del BM, que aprobó otorgar por vía rápida una nueva línea de crédito por US$ 500 millones.
Si estos datos son fríos, imaginemos otra estadística que habla por sí sola. Mirando sobre el horizonte de esta gripe se encuentra un problema mayor relacionado directamente con cualquier pandemia: según la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU), existen en el mundo más de 600 millones de personas -alrededor del 10% de la población mundial- gravemente desnutridas. La relación malnutricióninfección es el primer problema mundial de salud pública.
La fábula del mosquito
Seis semanas atrás, los medios nacionales habían inyectado al mosquito del dengue con súper poderes para que resistiera el frío y prometían que se iba a quedar a vivir unos cuantos veranos.
Los ministros y la Presidenta intentaban luchar contra un flagelo que se había apoderado del cuarto poder, que no era poco. Pero, de repente, apareció el virus matador, y por decreto quitó estos poderes extraordinarios al insecto, que deberá esperar tiempos mejores.
Seguramente muchos ciudadanos no tenían en su memoria este suceso, que tuvo en vilo al país dos meses atrás. La propia publicidad gubernamental, en todos sus niveles, demuestra la “preocupación” debido a los 21.400 casos declarados al pasado mes de junio.
Y no menor fue la firme declaración de la Confederación Médica Argentina, que a través de un comunicado oficial consideró vergonzante que el Congreso de la Nación pospusiera el tratamiento de la ley de emergencia sanitaria, teniendo en cuenta el amplio consenso que existía entre los responsables de las distintas áreas sanitarias para dictaminarlo.
Las estadísticas muestran registros históricos del mosquito en nuestro país por los años 1858 y 1871, desde las epidemias de fiebre amarilla. Al respecto, el jefe del servicio de Infectología del Hospital Austral, Néstor Jacob, fue tajante en su análisis: “No podemos aceptar que se trate de una situación imposible de controlar y aún de erradicar. Las generaciones que nos precedieron demostraron que quizás con menos recursos, pero con más voluntad y convicción, pudieron controlar el problema” (fuente: Consultor de Salud).
El dengue no se fue, solamente lo echaron de los medios. Pero promete volver.
Emergencias sanitarias hay muchas, pero …
Una de las enfermedades con poca difusión es la bronquiolitis. Como dato testigo, en el año 2002 se produjeron 400 casos de niños fallecidos en nuestro país por esta afección, de los cuales 120 ocurrieron en la provincia gobernada en aquellos tiempos por Felipe Solá. Sin embargo, la respuesta del gobierno, a través del ministro de Salud, Claudio Mate, fue tajante: “Los casos están disminuyendo. La enfermedad se encuentra dentro de los corredores epidemiológicos normales”. Otros flagelos como el chagas y el cólera parecen males que “a mí no me tocan”, porque dan la sensación de haber sido controlados por la medicina, aunque solo una explicación lógica le cabe a este estado ciudadano: es el contagio del inconsciente colectivo, que ve muy lejanos a aquellos pares que sufrieron y sufren estos padecimientos. Si estas enfermedades llegaran a Buenos Aires en una proporción mínima de casos, en comparación con las estadísticas de nuestro país, ¿cuál sería entonces la reacción urbana y de los mismos medios que no registran esta realidad en sus agendas?
Una renuncia a paso de hormiga
Finalizadas las últimas elecciones legislativas, una versión circuló por los medios y fue confirmada por el Comité de Emergencia Sanitaria: la ex ministra de Salud, Graciela Ocaña, había solicitado que se declare la emergencia sanitaria, al tiempo que llegó a pedir que se suspendieran las elecciones por el avance de la gripe “A”.
La información se conoció un día después de su renuncia, dejando en el aire una duda intrínseca moralmente, que debería servir de ejemplo a todo funcionario: ¿Hasta dónde el peso de una elección justifica el letargo de una renuncia que, quizás, más que sumar crisis institucional, hubiera podido evitar algunos casos trágicos?
Cuando el fin justifica los medios
Como en la jungla, la especie humana se sometió a todas las mezquindades, donde claramente primaron los intereses sobre la ética. La lógica indica que debe aparecer un punto de inflexión basado en las consignas de que el periodismo debería informar, en vez de alarmar; la industria farmacéutica postergar sus intereses y cumplir con responsabilidad social ante una pandemia; los gobernantes tendrían que poner todo el esfuerzo en comunicar y educar en salud, en lugar de mirar con la lupa puesta en el rédito político; y la ciudadanía, que ante este tipo de situación no queda eximida por ocupar una posición más o menos privilegiada en la sociedad, podrá aprovechar este momento de agitación social para preocuparse y comenzar a hacer una lectura más seria y comprometida para con la comunidad toda.
ENTREVISTA AL DOCTOR OLINDO MARTINO
La voz de una eminencia en infectología
A partir de su conocimiento, ¿que aconsejaría a los responsables de la salud, incluyendo a Escobar?
Años atrás, por pedido del doctor Carlos Ramos, di una charla en el teatro Seminari en referencia a la hepatitis. Hay dos aspectos que muy pocas veces se ensamblan cuando debe considerarse un asunto muy delicado como este brote pandémico generalizado: ¿Qué es lo que están haciendo los funcionarios, que para eso fueron votados?, y ¿cuánto está adhiriendo la población? El primer problema es que gran parte de la población no está instruida, más allá de su cultura general, entonces cuando los funcionarios preparan un proyecto de salud tienen que tener la absoluta certeza de lograr adherencia en la ciudadanía, y para conseguirlo debe funcionar el puente entre ambos, me refiero a los medios de comunicación. Si el medio es anárquico, tiene varios mensajes, no lo dice al unísono ni a la misma hora, ni con un discurso simple hasta para analfabetos, a los cuales encontramos en casi todas las poblaciones, no lograremos nada. El funcionario dice: “Yo estuve, gasté una fortuna en campañas, mire usted…”. ¡Fracaso! Eso fue lo que pasó y trajo la gran confusión, inclusive para los mismos médicos.
Pensemos en tres principios fundamentales, y esto ya lo decían los griegos: fuerza y belleza física, conocimiento y máximo nivel de cultura en la población, y el amor por la patria; es decir, el compromiso ciudadano. En referencia a esta pandemia escribí un documento, que lo pueden encontrar en la página web de INTRAMED.NET, donde expongo mi opinión al respecto (el texto, claro, que ha publicado el doctor Martino explicita el error político que ha cometido el gobierno; pero mucho más importantes son sus palabras con respecto a la experiencia que posee en infectología). Usted tiene que aplicar la medicina ya. ¿Qué va a esperar?, ¿que un análisis dé positivo? No puede esperar veinte días a que se confirme un resultado. Ahora, resulta que cuando EE.UU y México salieron a decir que había que actuar rápido, ahí sí tomamos decisiones de inmediato. El criterio le dice de qué manera actuar.
¿Cómo influye que se haya declarado el Nivel 6 en tan poco tiempo? ¿Considera que existen presiones para tomar estas determinaciones?
La aparición de un mismo virus en dos o más lugares alejados en pocos días, sumado a los medios de transportes que comunican con rapidez dos continentes y los consecuentes contagios, determina estas decisiones. No creo que haya presiones porque para cuando aparecen estos fenómenos ya existen pautas determinadas para declarar nivel de estado crítico de una situación.
¿En qué rincón habíamos dejado guardado al dengue durante estos dos meses que pasaron?
El dengue no solamente no se fue sino que se va a quedar. El mosquito, aunque la temperatura sea baja, tiene un período de vida, pero la mayoría invernan, ya sea por la aclimatación a una determinada zona, inclusive Buenos Aires, más los espejos de agua donde depositan sus huevos, debido a la suciedad que hay en los barrios. Ahí sí, el cupo social tiene mucho que ver. Esto no
pasa en las calles de Nueva York, por ejemplo, porque la gente respeta los deberes y los derechos.
Actualmente, ¿cuál es él o los virus que debemos enfrentar con más tesón en nuestro país?
Primero hay que decir que no hay enfermedades infecciosas benignas. El problema es el tipo de población en cantidad y en calidad de protección, y en el carácter de contar con anticuerpos inmunológicos, más allá de la condición social. Con esto que digo no dejo de lado las enfermedades de la pobreza, donde la desnutrición predispone a un grupo humano, junto con un clima favorable a un virus y otras condiciones naturales de un lugar, que crean un ecosistema propicio para que las enfermedades se mantengan vigentes. Entonces sí, podemos descontar al chagas, por la educación que se viene proporcionando en tantos años, y analizar algunas enfermedades reemergentes. Ocuparnos del hantavirus, la rabia, en el norte de nuestro país, y el dengue. Aunque en
Argentina no hay drogas para algunas enfermedades virósicas, justificado en que son pocos los casos que aparecen. Si uno necesita un medicamento hay que pedírselo a otro país.
¿A pesar de vivir en un mundo globalizado?
Así es, la globalización ha dejado de latir. No tiene más corazón.
(*) Médico rural, especialista en medicina tropical y patologías regionales. Premio Konex 2003: Salud Pública. Medalla de Oro al mejor Becario Latinoamericano en Medicina Tropical (1961). Obtuvo siete premios universitarios, nominado “Maestro de la Medicina Argentina” y “Maestro de la Medicina Latinoamericano. Convocado en 1996 como experto en Medicina Tropical por la ONG Médicos en Catástrofes, a través del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) en Ruanda, África. Diploma de Honor de la Embajada Argentina en Perú con motivo de la epidemia de Cólera (1991). Jefe de Unidad en Patología Regional, Medicina Tropical y Zoonosis en el Hospital Muñiz, hasta 2003. Miembro titular de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires. Escribió 7 libros y jamás cobró un peso por sus publicaciones. Todo lo recaudado fue donado al Muñiz.
No más cifras
Ante la magnitud de la epidemia en nuestro país, desde el 8 de julio se tomó la decisión de no continuar haciendo hisopados ni más análisis de los mismos. A cambio, todos los pacientes con sintomatología gripal fueron tratados y medicados como contagios de la influenza H1N1, salvo situaciones puntuales, según explicó a DIA 32 el jefe de Epidemiología del Municipio, Alejandro Peralta. Así, la estadística local quedó congelada en una víctima fatal y 14 infectados.
Madre Patria
En los años 1918/19 se produjo una catástrofe sanitaria mundial, provocada por lo que se conoció como “gripe española”. Fue causada por un virus nacido de la recombinación de un virus aviario y un virus humano, pero eso se sabe hoy, gracias a métodos muy sofisticados de biología molecular que permitieron identificarlo a partir de archivos anatomopatológicos de soldados estadounidenses y de restos de tejido pulmonar de víctimas de la misma patología, hace casi 90 años. El virus que se identificó como responsable de esa epidemia fue el de la gripe de tipo A (H1N1).