Los emblemáticos cementerios de Azul y Saldungaray; los imponentes palacios municipales de Laprida, Rauch, Caruhé, Guaminí y Adolfo Gonzales Chávez, y los fascinantes mataderos de Villa Epecuén y Coronel Pringles tienen algo en común: su autor. Las mencionadas obras son solo algunas de las más de 60 construidas por el arquitecto Francisco Salamone en la provincia de Buenos Aires durante la década de 1930.
El rasgo distintivo de estas construcciones monumentalistas es su abrumadora espectacularidad, destacándose con alturas de hasta treinta metros en comparación con el entorno urbano que las rodea. Aunque no es tan sabido, el Palacio Municipal de Escobar también es una creación suya, pero fue la única que el célebre profesional no llegó a ver.
Salamone nació en 1897 en Sicilia, Italia, y llegó a la Argentina en 1900 junto a su familia. Estudió en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). En 1920 se recibió de arquitecto e ingeniero civil. Trabajó un tiempo en Córdoba y luego volvió a Buenos Aires. A los 39 años, gracias a su militancia política en la Unión Cívica Radical, conoció a Manuel Fresco, quien sería gobernador de Buenos Aires entre 1936 y 1940.
En los cuatro años de su gobierno, Fresco designó a Salamone para diseñar diversos edificios públicos y estimular el crecimiento de las incipientes localidades del interior de la provincia. En ese corto período construyó más de 60 obras, entre cementerios, municipalidades y mataderos, utilizando principalmente la técnica del hormigón armado.
También realizó plazas, mobiliario urbano e interiores de palacios municipales, además de veredas y luminarias para mantener la coherencia de su estilo monumentalista.
Azul, Gonzales Chaves, Alberti, Cacharí, Carhué, Chillar, Coronel Pringles, Guaminí, Laprida, Pellegrini, Puan, Rauch, Saldungaray, Tornquist y Vedia son algunas de las ciudades donde el legado de este admirado constructor está presente. De hecho, conforman un circuito turístico internacional denominado “La Ruta de Salamone”, al que este año Escobar intentará sumarse, al cumplirse el 8 de agosto el 65º aniversario de su deceso.
La obra inconclusa
Entre todas las obras de Salamone, hay un solo edificio que quedó inconcluso: el de la Municipalidad de Escobar, que fue construido en 1938. Por entonces, era una delegación del partido de Pilar, que funcionaba como una suerte de corralón. Se presume que no llegó a terminarse por falta de presupuesto, aunque hay otras hipótesis.
En 2019, coincidiendo con el 60° aniversario de la creación del municipio de Escobar, el intendente Ariel Sujarchuk encomendó a su equipo de arquitectos completar el diseño original de Salamone. Para hacerlo se respetó el boceto original del autor, aunque con métodos constructivos diferentes: la planta alta y la torre reloj fueron realizadas con perfiles de acero galvanizado, para ahorrar tiempo y dinero.
La misión no fue sencilla. “No teníamos documentación alguna. Lo único, un boceto a mano alzada de la perspectiva de la esquina”, declaró en su momento el arquitecto Gastón D´Aquino, que por entonces estaba a cargo de la Secretaría de Planificación y Espacio Público. “Decidimos recrear la obra con el mayor respeto posible. Con el boceto y con las líneas ya marcadas de lo que venía en planta baja, más lo que pudimos ver y leer sobre Salamone, empezamos a dibujar el proyecto”.
El edificio original tiene paredes portantes (muros de carga) y losas de bovedilla (una estructura fabricada de hormigón, cerámica y otros materiales, que se coloca entre las vigas del techo de una habitación). La parte nueva se realizó con una estructura de steel frame y placas cementicias o fibrocemento (mezcla homogénea de cemento, fibras de celulosa y refuerzos orgánicos).
“Se tomó la decisión de hacerla con un sistema constructivo liviano. Este método posee rapidez, obra en seco, liviandad y ahorro energético. Al principio fue criticado por seguidores de Salamone, porque se imaginarían que había que hacerlo en hormigón. Pero nosotros teníamos que buscar una solución e ir por la practicidad”, explicó D´Aquino en una entrevista con ADN Escobarense.
Por su parte, el arquitecto escobarense Gustavo Darrigo afirmó que, si había alguna documentación sobre ese proyecto, se perdió cuando “la municipalidad de Pilar, en la década del 50, se prendió fuego y desapareció todo el archivo”. Además, apuntó que “el edificio de Salamone era muy chiquito. Pensemos que era una delegación para un pueblo que en esa época tenía 5.000 habitantes”.
Una deuda saldada
Que Escobar fuera el único lugar con una obra inconclusa de Salamone no era precisamente una distinción valiosa, pero esta deuda pendiente se saldó el sábado 5 de octubre de 2019, cuando se inauguró la restauración del Palacio Municipal, uno de los edificios históricos más significativos de la localidad.
“Con la puesta en valor del Palacio Municipal recuperamos una parte de nuestro pasado, haciendo honor al prestigioso arquitecto italiano Francisco Salamone, quien diseñó este edificio hace más de 80 años y nosotros terminamos de construirlo respetando su diseño original”, señaló Sujarchuk. Además, el jefe comunal ponderó que esta obra “recupera, preserva y respeta un espacio histórico que es patrimonio de toda la comunidad y quedará como legado para las próximas generaciones”.
Para destacarla, la fachada se completó con luces LED. Por esa razón, el edificio impresiona a primera vista y más aún considerando que pasaron ocho décadas desde que Salamone ideó su construcción. Además, se remodelaron las escaleras, las oficinas y los baños, se realizaron nuevos despachos y una sala de reuniones en la planta alta.
La remodelación del emblemático edificio, ubicado en la esquina de Estrada y Asborno, llevó alrededor de cinco meses de trabajo. Inicialmente se construyó el primer piso, de 290 metros cuadrados. Para el final quedó la instalación de una torre de reloj de 18 metros de altura, que le confiere una particular jerarquía y atractivo visual.
De esta manera, el edificio de la Municipalidad de Escobar se integró a “La Ruta de Salamone”, el recorrido que abarca las localidades donde el célebre arquitecto dejó su impronta con sus monumentales edificaciones.
La Semana de Salamone
En la sesión del 24 de junio, el Concejo Deliberante instituyó la “Semana de Salamone”, que se celebrará en los días circundantes al 8 de agosto (día de su fallecimiento) en homenaje a su contribución al patrimonio arquitectónico y cultural.
El proyecto de ordenanza lo presentó el bloque de concejales de La Libertad Avanza (LLA), con el propósito de facilitar y promover el acercamiento de los seguidores y divulgadores de la obra de Salamone al Palacio Municipal de Escobar.
Desde la bancada libertaria destacaron que el arquitecto de origen italiano “es conocido como el hombre que inventó el expresionismo pampeano, quebrando la línea horizontal de la llanura con sus bloques de piedra líquida”. A su vez, señalaron que su pródiga obra “generó un fuerte impacto en el diseño urbano provincial a pedido del gobernador Manuel Fresco, quien pretendía cambiar la fisonomía de los pueblos bonaerenses”.
La concejal Sandra De Boeuf, portavoz del proyecto, también consignó que en 2001 los trabajos de Salamone fueron declarados “patrimonio cultural de la provincia de Buenos Aires”, mientras que en 2014 muchas de sus obras se clasificaron como “monumentos históricos nacionales” y “bienes de interés histórico y artístico”.
La ordenanza, que quedó registrada bajo el número 6284/24, establece que el Departamento Ejecutivo, a través de las dependencias correspondientes, “coordinará y promoverá actividades educativas, culturales y de difusión que resalten vida y obra del arquitecto Francisco Salamone”.
Sin embargo, ante la consulta de DIA 32, desde el Municipio señalaron que este año no se llevarán a cabo eventos ni actividades como las enunciadas en la ordenanza. No obstante, en los primeros días de agosto se difundiría una efeméride para conmemorar la obra del brillante arquitecto, que también dejó una huella imborrable en Escobar.
EDIFICIOS HISTÓRICOS
Un legado monumental: el inventario de Salamone
En el exiguo período de cuatro años, el arquitecto Francisco Salamone llevó a cabo 60 obras de impactantes características en la provincia de Buenos Aires. En Azul: el palacio municipal, el cementerio y el matadero. En Cacharí: la delegación municipal y el matadero. En Chillar: la delegación municipal y el matadero. En Los Pinos: la delegación municipal.
En San Agustín: la delegación municipal. En Chascomús: el palacio municipal, el cementerio y el matadero. En Coronel Pringles: el palacio municipal, el cementerio y el matadero. En Balcarce: el matadero y el cementerio. En Carhué: la delegación municipal y el matadero. En Guaminí: la delegación municipal, el matadero y el cementerio. En Pellegrini: el palacio municipal, el cementerio y el matadero. En Puan: la delegación municipal, el cementerio y el matadero.
En Laprida: el palacio municipal y el matadero. En Rauch: el palacio municipal y el matadero. En Tornquist: la delegación municipal, el cementerio y el matadero. En Saldungaray: el cementerio y el matadero. En Adolfo Gonzales Chaves: el palacio municipal y el matadero. En Vedia: la delegación municipal y el matadero. En Alberti: la delegación municipal y el cementerio. En Escobar: el palacio municipal.
