Un letrero de madera pintado artesanalmente llama la atención de los curiosos y señala la entrada a un predio que solo puede descubrirse aventurándose por sus caminitos. A metros del puente La Arenera, la arboleda exuberante y añosa que caracteriza a Ingeniero Maschwitz anticipa un lugar tranquilo, silencioso y solitario. La promesa se cumple sin ningún tipo de restricción. No hay más que entrar y dar unos pasos para encontrarse con un espejo de agua zigzagueante, escoltado por eucaliptos que dejan pasar entre sus ramas los rayos del sol.
En este ambiente de calma, el Arroyo Escobar sigue su curso acompañado de senderos que se abren entre la vegetación espontánea. Sus rincones son ideales para sentarse a tomar mate, escuchar el sonido de las aves y contemplar el paisaje compuesto por ceibos, álamos, sauces, olmos, fresnos y acacias, entre otras especies arbóreas.
La magia de este lugar ha generado que, a lo largo de los años, los propios vecinos lo cuiden y vivan comunitariamente, frecuentándolo a pie o en bicicletas y realizando allí distintas actividades en sintonía con su naturaleza. También, ante la ausencia de una “carátula” que lo preserve como tal, han expresado su preocupación por resguardarlo.
El último reclamo formal al respecto es un petitorio a través de la plataforma virtual Change.org a las autoridades de Escobar donde vecinos y ONGs ambientalistas exigen la protección del predio como espacio público y educativo, la preservación de su flora y fauna nativas, así como “ser partícipes activos de lo que allí sucede para cuidarlo de forma más efectiva y comunitaria”.
El pedido fue presentado el pasado sábado 15 en el marco de una jornada de limpieza y una charla informativa a la que concurrieron decenas de vecinos de Maschwitz y otras localidades. Al cierre de esta edición más de 7.000 personas habían adherido al petitorio.
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Valorar y reconectar
Matías Pombo (27), conocedor y portavoz de la causa, nació en Maschwitz y es un enamorado de este “bosque encantado” que le recuerda su infancia. “De chiquito venía con mi viejo a andar en bicicleta. Históricamente los vecinos han juntado firmas para impulsar distintos proyectos que protejan el lugar. La iniciativa actual de cuidarlo en conjunto surgió hace tres años, al ver que rellenaban la tierra, metían tubos o entraban máquinas arrasando con la vegetación para limpiar el arroyo”.
Desde entonces se vienen realizando actividades de “valoración y re-conexión” con el ambiente natural. Entre ellas se destacan las visitas guiadas para observar la flora nativa, los fenómenos astronómicos y las aves, así como también las jornadas comunitarias para limpiar el enorme predio.
A veces, la convocatoria los supera, como ocurrió en febrero, cuando organizaron una observación telescópica de la “luna de sangre azul” y una recorrida con reconocimiento de plantas nativas a cargo del biólogo Ricardo Barbetti. “La actividad se nos fue de las manos, esa noche cayeron más de dos mil personas, incluso vino gente de otras provincias que terminó acampando en el lugar”, recuerda Pombo.
El grupo que brega por la causa es heterogéneo y está conformado por vecinos de Maschwitz recientes e históricos de distintas generaciones, ciclistas, ONGs y centros culturales. Con ánimo conciliador, el joven expresa que el interés de todos es que desde la Municipalidad reciban y atiendan los diversos proyectos presentados.
Las distintas propuestas apuntan a tres objetivos fundamentales: preservar y valorizar la biodiversidad del lugar, contemplar una propuesta educativa vinculada al estudio y la plantación de especies autóctonas, y evitar que el predio se use como depósito de vehículos viejos y tierra para relleno.
Pombo aprovecha para invitar a los vecinos a participar de este movimiento y, sobre todo, a conocer el espacio: “El lugar está ahí, nunca hubo un cartel de ‘prohibido pasar’, siempre fue de libre acceso. Si bien legalmente no es una reserva natural, ante nuestra necesidad de darle un nombre, decidimos llamarla así por el valor biológico que tiene”.
Ideas compatibles
Ante la circulación del petitorio en las redes y su repercusión a nivel local, DIA 32 consultó sobre el tema al intendente Ariel Sujarchuk, quien se mostró interesado en la propuesta vecinal: “En términos generales tengo una opinión favorable. Las ideas que tenemos nosotros para ese espacio son compatibles con esta iniciativa. Me hubiera gustado que se pongan en contacto con el Municipio para poder recibirlos y trabajar en conjunto”, afirmó, receptivo.
“Personalmente pienso que en esa parte del predio podría funcionar un eco-parque, como un marco de reserva para las especies autóctonas, un espacio de interacción de la comunidad sin afectar la naturaleza. Generar un lugar con elementos nobles donde la gente se pueda acercar, sentarse, disfrutar del arroyo y compartir una merienda. Todo esto con el correspondiente cuidado municipal”, adelantó el jefe comunal.
En cuanto al petitorio, Sujarchuk dijo estar de acuerdo con la crítica de los vecinos acerca de los vehículos municipales que se encuentran en el predio: “Es razonable, y en la medida que encontremos otro lugar, es algo que tendremos que modificar”.
Un aspecto no menor es que las tierras en cuestión pertenecen al Ministerio de Desarrollo Social y fueran cedidas en comodato a la Comuna hasta 2020. “Sería muy interesante que los vecinos organizados y el Estado municipal podamos planificar y solicitar a la Nación el uso de ese suelo con un fin determinado y un proyecto debidamente diseñado”, concluyó, abriendo el juego a la participación ciudadana.
Considerando que ambas partes coinciden en los puntos centrales y comparten el mismo espíritu en términos de objetivos, no habría más que esperar un futuro auspicioso para este espacio natural y encantador con el que felizmente cuenta la comunidad maschwitzense.
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