Por JAVIER RUBINSTEIN
Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web
Facundo Andreasen viene de una familia ligada 100% a la pelota paleta. Este deporte forma parte de una dinastía y sus integrantes se van perfeccionando hasta rozar la perfección. “Para nosotros es una tradición. La empezaron mis dos abuelos, la siguió mi papá y después mis hermanos mayores, Santiago y Sebastián, y yo. Sé que hoy estoy donde estoy gracias a ellos, que me apoyaron siempre”, afirma el crack en el comienzo de la charla con DIA 32.
Los Andreasen son oriundos de Vicente López. Su vínculo con Escobar llegó hace un par de años, pero no viven en el distrito, como varias veces se comentó. Facundo dio sus primeros pasos como pelotari en el Club Fuerza Aérea, donde tuvo de compañero a uno de sus hermanos, Santiago, a sus primos Gabriel e Ignacio (sí… también pelotaris) y a su mejor amigo, Martín Echenique.
“Después, con Gastón Valle ascendimos a Primera y debutamos en la máxima categoría representando a River Plate. Mi segundo año lo jugué de suplente de mis hermanos, para Santos Lugares, y el tercero fue este 2011, que gracias a Dios logramos el campeonato para Sportivo junto a Sebas”, repasa.
Paralelamente, en el Club Sportivo Escobar se empezó a reflotar esta actividad. Con la ayuda del socio Agustín Fernández, dirigentes y un grupo de entusiastas pelotaris, encabezados por Alberto y Ricardo Rodríguez, se arregló el trinquete y contrataron a Facundo y Sebastián para que vistan la camiseta albiceleste y dirijan la escuela para chicos.
“El primer contacto con la gente de Escobar fue en Santos Lugares, donde nos plantearon la idea de la escuelita y nos encantó. Aceptamos sin dudar. Después vino la idea de jugar para ellos y se mostraron muy entusiasmados. Nos apoyaron siempre y se portaron diez puntos. Por eso con Sebas tenemos ganas de quedarnos otro año. Además, hay ganas de defender este título tan importante”, confiesa tras una temporada en la que no descansó casi nunca, colmada de exigencias deportivas y compromisos internacionales.
El año de su vida
Facundo es uno de esos personajes del deporte que da gusto entrevistar. Siempre amable, dispuesto y cordial. Una pequeña anécdota lo pinta como es: cuando regresó de los Juegos de Guadalajara le prestó la medalla de oro a cada uno que lo iba a saludar a Sportivo (inclusive a este periodista) para que se saquen una foto. Un fenómeno dentro y fuera del trinquete.
A la hora del balance, evalúa: “Sin dudas, 2011 fue el mejor año de mi carrera deportiva. La repercusión que tuvieron los Panamericanos fue increíble, nunca había visto a nuestro deporte en tantos medios. El Mundial Sub 22 en México fue único. Encima tuve la suerte de compartirlo con mi hermano Santiago. Eso le agregó algo especial. Pero sin duda el título más importante fue el de la Federación que logramos con Sebastián. Fue el torneo más largo, de marzo a diciembre, un esfuerzo enorme. No creo que haya otro año como este, pero ojalá que sí”.
Junto a Sebastián fueron subcampeones del Apertura, ganaron el Clausura y la Copa Elite a San Martín de Florida. Como si fuera poco, en la final anual entre ambos equipos, Sportivo volvió a ganarle (25 a 22) a la dupla integrada por De La Vega-Cimadamore, coronándose como la mejor pareja de la temporada.
En el ambiente pelotari se reconoce al menor de los Andreasen como el exponente de mayor futuro. Le vieron hacer jugadas “imposibles” y por eso lo llaman “el Messi” de la paleta”. Pero Facundo no se lo toma en serio: “Me da gracia cuando me llaman así. No creo que lo sea. Obviamente es un orgullo, pero siempre digo que lo más importante es que me reconozcan por la persona que soy y no por el jugador. Como deportista uno tiene rachas. Pero me alegra mucho, porque parece que estoy haciendo las cosas bien”, afirma con humildad de grande.
