Fue amanecer y no dar crédito a lo que veían los ojos, recién entreabiertos y hasta algo lagañosos. Volver a mirar, frotarse los párpados y verificar de nuevo. La imagen a través del vidrio de la ventana no podía ser real, pero lo era: sí, estaba nevando en Escobar.
Aquel lunes 9 de julio de 2007 fue un día histórico, el tercero de un fin de semana largo signado por las bajas marcas térmicas, que orillaron los cero grados en esta zona de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, nada hacía prever un acontecimiento meteorológico como el que se desencadenaría.
La lluvia blanca comenzó a caer en las primeras horas de la mañana y siguió con distinta intensidad hasta la madrugada. En muchos lugares llegaron a acumularse varios centímetros de nieve y la gente salió a las calles, fuertemente abrigada, para celebrar, sacarse fotos, armar muñecos y compartir su entusiasmo con vecinos y amigos. Miles de escobarenses veían la nieve por primera vez en su vida y se emocionaban ante el evento de la naturaleza.
“El fenómeno se originó en la irrupción de aire polar en los niveles medios de la atmósfera y a la baja temperatura existente en la superficie, lo que impidió que los copos de nieve se disolvieran al acercarse a la tierra”, explicaron desde el Servicio Meteorológico Nacional sobre el acontecimiento, que se replicó en decenas de distritos bonaerenses y en Capital Federal, como también en distintos puntos del país.
Al día siguiente amaneció frío pero soleado, con vestigios de la nevada sobre las copas de los árboles, las cornisas de los edificios y los techos de los autos, que se fueron derritiendo con los rayos de Febo. El show ya había pasado, pero quedaría para siempre en el recuerdo.
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Casi un siglo atrás
Los vecinos más memoriosos recordaban el relato de sus abuelos sobre un lejano invierno que también había traído la nieve en Escobar. Fue 99 años atrás: el sábado 22 de junio de 1918, cuando una ola de frío provocó una profusa nevisca.
“Pasado el mediodía el cielo comenzó a ensombrecerse hasta asemejar un adelantamiento de la brumosidad nocturna, lo que hizo que en las viviendas se encendieran las luces con horas de antelación. Transcurrido algún tiempo, la nieve comenzó a caer en forma de extensas gotas de lluvia, que demoraban en precipitarse y flotaban levemente en el aire. Al anochecer, el frío se hizo más intenso y las calles y veredas quedaron cubiertas por unos quince centímetros de nieve”, rememoraba Alfredo Melidore en una edición de su revista Historiando Escobar.
Esa recordada y célebre nevada fue por mucho tiempo el comentario obligado de los vecinos. Como sucedió con la de 2007, hasta que algún día el fenómeno vuelva a repetirse. ¿Deberá pasar otro siglo para que ocurra o estaremos vivos para verla? El tiempo, y el cambio climático, dirán.