En el fútbol se valora a los hombres que ponen su esfuerzo al servicio de un equipo, solidarizándose ante las consecuencias trágicas, y no a los que piensan en su propio provecho. El legendario líder chino Mao Tse-Tung aseguraba que “lo urgente, generalmente, atenta contra lo necesario”.

Por ARIEL J. SPADARO
aspadaro@dia32.com.ar

En el fútbol se valora a los hombres que ponen su esfuerzo al servicio de un equipo, solidarizándose ante las consecuencias trágicas, y no a los que piensan en su propio provecho. El legendario líder chino Mao Tse-Tung aseguraba que “lo urgente, generalmente, atenta contra lo necesario”. Y lo lamentable es que, en ocasiones, algunos miembros de la sociedad confunden la fama que vende, entre otros medios, la llamada “televisión basura” con lo poco o nulo que puede tener de triunfador un conductor como Marcelo Tinelli para dirigir los destinos de un club. Repasemos sino su pobre historial.

Desastre 1: Badajoz de España

En 1998, Tinelli compró el Club Deportivo Badajoz por 500 mil dólares para llevarlo a la primera división del fútbol español. Aseguraba que no se trataría de un show mediático sino de un proyecto serio y a largo plazo. Sonaban con insistencia Burruchaga y Caniggia; sin embargo, ellos jamás llegaron.

Durante esos años, y por un negociado con el Boca de Mauricio, pasaron el hijo de Gatti, el hijo de Trobbiani, Adrián Guillermo y Bracamonte, entre otros.

Los resultados fueron desastrosos: en la temporada 98-99 terminaron decimocuartos y en la 99-2000 decimosextos. En 2001, apenas pasados tres años, Tinelli transfirió el 99,4% del paquete accionario, con el equipo penúltimo en segunda división y dejando una deuda equivalente a $ 2.500.000.

El 19 de junio de 2012, luego de 107 años de vida social, el Badajoz dejó de existir.

Desastre 2: Sportivo Barracas

La historia marcaba que el objetivo del club sería la práctica de remo, pero el fútbol se estaba convirtiendo en un deporte más que importante. En 1929 fue el segundo equipo argentino en pisar tierra europea. Realizó una gira mundial (Brasil, Portugal, España, Italia) en la cual jugó 14 partidos: ganó 8, empató 1 y perdió 5. Entre los equipos que enfrentó estaban Barcelona, Roma y Juventus.

A mediados de 2003, año en que consigue ascender a la “C”, la comisión directiva de Sportivo Barracas decide dejar el club en manos del Grupo Económico Inversor S.A. (GEI) y pasa a llamarse Barracas Signia, abandonando su ciudad natal y mudándose a Bolívar, de donde es oriundo el capo de Ideas del Sur. También determinan cambiar el característico azul y blanco a bastones verticales finos de su camiseta por el color rojo (¿?).

El negocio era liderado por el periodista Enrique Sacco, que representaba la cara visible, mientras que Tinelli, luego del desastre dejado en el Badajoz, prefería aclarar que solo participaba “como amigo”.

Pasaron los años sin pena ni gloria para el club, hasta que dejó de ser una posibilidad de inversión por no seguir ascendiendo. En junio de 2010 Barracas descendió a la “D” y el proyecto concluyó en noviembre del mismo año.

El equipo abandonó la ciudad de Bolívar para asentarte en el partido de San Isidro, haciendo las veces de local en el estadio del Club Atlético Acassuso.

La peor noticia llegó hace cuatro meses, cuando Barracas perdió la afiliación a la AFA por un año. Ahora solo restará saber si para 2013, fiel a sus principios fundacionales, “la podrá seguir remando”.

Desastre 3: ¿San Lorenzo?

Cabe preguntarse qué antecedente técnico convenció a los socios de que votar a la lista de Tinelli era bueno para su equipo. ¿Badajoz? ¿Barracas Bolívar? ¿O será que también cayeron en la trampa mediática? Comprar un proyecto de vidriera a cualquier precio para que la cosa salga bien, sin importar los medios.

Nuevamente el facilismo, otra vez lo que representan los Tinellis; en el mejor de los casos, lo banal, lo arreglado monetariamente. La actual tragedia de la desesperación. ¿O cualquier hincha “con todas las letras” no cataloga a estos personajes como la cara opuesta de lo debería ser el fútbol?

Definitivamente, deberíamos pensar si los Tinellis no representan otra cosa que la ironía de los derrotados.

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