Bajo la tutela de sus hermanas mayores, Gustavo Tríbulo (33) comenzó a estudiar guitarra a los 9 años. Por eso, cuando en el colegio Marín de San Isidro, de donde es oriundo, se iniciaron unos talleres extra programáticos no lo dudó un segundo y se metió de lleno a aprender todos los secretos del instrumento que tanto lo apasiona.
En las clases de música, además, aprendió a leer partituras y a implementar la técnica en guitarra, flauta dulce y piano. “Al principio, el estilo por el cual sentí devoción y que desarrollé en ese taller estudiantil fue rock y sobre todo blues, algo de soul, funk y jazz también. Eric Clapton, Gary Moore y B.B King fueron guitarristas que me mantuvieron entusiasmadísimo durante toda esta primera etapa de pre-adolescencia y adolescencia”, señala el guitarrista.
Más adelante llegaron Steve Vai, Joe Satriani y algo de bossa nova y jazz, Tom Jobim, Joe Pass, Wes Montgomery y, de acá, Luis Salinas. Entre sus referentes nacionales de aquellas épocas también menciona a Los Redondos, Blues Motel, Soda Stereo, Ratones Paranoicos, Memphis la blusera y Pappo.
Terminada la secundaria, y luego de probar algunas carreras universitarias que no prosperaron, decidió estudiar en la Escuela de Arte de Campana, donde conoció a grandes maestros, como Miguel Pesce, quien lo condujo sin escalas a la música argentina. “Mi amor por el tango y el folclore se instalaron y me pegaron fuerte, Gustavo ‘Cuchi’ Leguizamón, Roberto Goyeneche, Astor Piazzolla, Atahualpa Yupanqui, Roberto Grela, Aníbal Troilo y muchos más comenzaron a sonar en mi guitarra”.
Actualmente se dedica a enseñar en instituciones privadas y estatales, pero la función primordial de su labor son los shows -muchos de ellos en el Paseo Mendoza de Ingeniero Maschwitz- y las clases particulares de instrumento, lenguaje musical y armonía.
En cuanto a cómo definiría su música, dice ser “bastante ecléctico”, tal como queda demostrado en su primer disco “Música incidental para guitarra”, donde suenan tangos, milongas y choros de compositores latinoamericanos, y algunas piezas propias en las que fusiona lo folclórico argentino y latinoamericano.
En este momento, además, se encuentra haciendo la pre producción de su segundo trabajo discográfico solista: “La temática va a ser similar a la del primer disco, música instrumental, pero no descarto que haya otros tintes y que en el transcurso de la elaboración artística tome otro vuelo”, dice.
En cuanto a la realidad del mercado musical escobarense, el guitarrista destaca la movida de La Cueva, que funciona en el motobar Dr. Tazzo: “Músicos autogestionados y no subvencionados por ningún gobierno de turno se juntan para unir fuerzas y lucharla todos juntos. En ese sentido lo veo copado, quizá veo mal que al músico no se le pague dignamente por su trabajo, es algo que nos pega bien de cerca y es una lucha constante entre músico y bolichero, aunque no sólo pasa en Escobar”.
Pero estas cosas no son obstáculos para seguir trabajando, un nuevo año comienza y con él los proyectos, que no son pocos. Tríbulo está trabajando junto al pianista Darío Borcosque en una serie de músicas compuestas por ellos, arregladas para sonar en piano y guitarra, que van desde el tango y el jazz hasta el folclore de proyección, un show que están presentando en varios lugares y con el que pretenden llegar a algunos bares míticos de la Ciudad de Buenos Aires.
Por otra parte, se viene un demo junto al también pianista Marcos Sasone, de música electrónica chill out. “Con la grabación de mi primer disco me encontré inmerso en una cantidad de paisajes sonoros que me despertaron un mundo fascinante. Al dar con Marcos, comenzar los ensayos y evaluar por dónde íbamos a encarar la cosa, se nos ocurrió ir incorporando samplers, pad de sonidos, baterías electrónicas disparadas desde el teclado y otros instrumentos, generando muchísimos colores”, explica.
Este nuevo proyecto lo tiene enganchadísimo y se le nota cuando lo cuenta: “Estamos muy entusiasmados, dedicándole mucha energía, es algo muy nuevo y experimental para ambos”, afirma Tríbulo, todo un adepto a la exploración musical.