Desde que se supo que el magnate Eduardo Costantini desembarcaría en Escobar para convertir una franja de 1.400 hectáreas de humedales en una nueva Nordelta, llamada Puertos del Lago, tanto desde el sector privado como desde el Estado se anunció con redoblantes que el desarrollo de ese megaemprendimiento le reportaría a la ciudad grandes ventajas, entre ellas un acceso directo al kilómetro 44 de la Panamericana que se comunicaría con la avenida San Martín. Varios años después, las promesas están a mitad de camino de la realidad.
En los primeros días de agosto, Autopistas del Sol habilitó el puente financiado por Puertos del Lago y sus vecinas urbanizaciones San Matías y El Cantón, en una inversión conjunta del orden de los 15 millones de dólares. El organismo de control de las concesiones viales (OCCOVI) demoró más de un año en dar el visto bueno, por motivos que nadie sabe explicar con claridad.
El caso es que el asfalto del camino realizado por los desarrolladores inmobiliarios solo llega hasta las puertas de sus respectivas entradas. Para la conexión con la avenida San Martín, ya sea a través de la calle Mermoz (Sur), a la altura de los viveros, o Libertad, en la zona de las barrancas de El Cazador, resta un trayecto de cuatro kilómetros de cuya pavimentación, por ahora, nadie se hace cargo.
Apertura y polémica
La habilitación del nuevo acceso, el sábado 2, no estuvo exenta de inconvenientes. Pese a tratarse de un camino público, en la segunda de las tres rotondas de la avenida una barrera impedía el tránsito de todo aquel automovilista que no resida en los barrios privados.
Esa misma semana, la Municipalidad clausuró las garitas de seguridad -trascendió que no contaban con la habilitación pertinente- y liberó el resto del camino asfaltado, que finaliza en el umbral de Puertos del Lago.
También en esos días, el intendente interino Walter Blanco se reunió en su despacho con Costantini. Según se difundió en un comunicado oficial, durante el encuentro acordaron compartir esfuerzos para realizar mejoras en la infraestructura del barrio San Luis, lindero al nuevo camino.
Así las cosas, al día de hoy el acceso al “Nuevo Escobar”, como denominan comercialmente los desarrolladores a su faraónico proyecto inmobiliario, sólo es útil para ellos.
Dimes y diretes
A comienzos del año pasado, el entonces intendente en ejercicio Sandro Guzmán anunció que en abril de 2013 el Municipio iniciaría la pavimentación de Mermoz hasta el empalme con la segunda rotonda, de forma tal de unir la circunvalación con la avenida San Martín.
La obra insumiría una inversión de siete millones de pesos y llevaría alrededor de seis meses, según informó oficialmente la Comuna. Pero nada de eso se hizo. “No tiene sentido que la hagamos si no se sabe cuándo va a estar habilitado el puente”, fue la justificación de Guzmán durante la campaña electoral.
Lo cierto es que ahora el puente está habilitado, pero la pavimentación de la Mermoz no figura en los planes del Municipio, al menos para este año.
En cuanto a la calle Libertad, la idea del Ejecutivo es que el asfalto sea costeado por los emprendimientos urbanísticos, ya sea los del “Nuevo Escobar”, que no parecen estar muy de acuerdo, o los que se están emplazando más cerca del río Luján, como El Naudir, que también se vería directamente favorecido de contar con esa vía rápida a la autopista.
Por lo pronto, los countries comenzaron a habitarse, su construcción sigue viento en popa y ya tienen el tan esperado viaducto a entera disposición. De lo que falta, nadie se hace cargo aún. Como en el gran bonete.
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