Por GUSTAVO CEJAS
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Aunque a los 16 años decidió abandonar la escuela para trabajar, hay una materia en la que nunca le fue mal: química aplicada. Julio Cesar Cipollone (39) se autodefine “fundidor artístico”, ya que se dedica a pasar a bronce las esculturas de otros artistas.
En su taller conviven Juan Domingo y Eva Perón, San Martín, Mercedes Sosa, el padre Mario Pantaleo, Charly García y Nito Mestre. No son de bronce, porque es un proceso caro que se realiza sólo por encargue, pero ahí están, moldeados en resina. Imponentes cada uno de ellos, con sus rasgos y detalles. El lugar emana arte.
Para su trabajo utiliza una técnica llamada cera perdida. Consiste en un prototipo de cera al cual le realiza capas de materiales blandos y refractarios para que se forme el molde (la figura) y luego poder ingresarlo a la estufa a 600 grados centígrados. Allí la cera se derretirá y dejará el lugar para colocar el bronce fundido a 1.200 grados a través de bebederos especialmente preparados para que finalmente se forme la pieza deseada.
Esta simplificación del proceso requiere de tres meses, como mínimo, de trabajo. Pero para realizar un monumento de bronce hay una fusión de oficios. En primer lugar los escultores, quienes crean la imagen; después el moldeador, luego el fundidor y, por último, el cincelador.
Cipollone siempre vivió en Garín. Comenzó en esto a la mañana siguiente en la que decidió dejar el colegio. Recuerda que su padre le dijo que debería trabajar y lo despertó a las 5 de la madrugada del otro día para llevarlo a una fundición ubicada en la localidad de Florida. Allí aprendió el oficio paterno a la perfección. “Los escultores venían y me decían que me tenía que independizar, pero yo estaba cómodo y no tenía plata”, le cuenta a DIA 32, durante un descanso de su labor.
Varios de sus principales obras en aquel taller están a la vista en diferentes espacios públicos del partido de Escobar: el granadero Gelves, en la avenida 25 de Mayo; el Manuel Belgrano de la plaza de Garín, el Florencio Molina Campos en la entrada de El Cazador y el monumento a los soldados en la plaza de Malvinas, entre otras.
Un día, cansado de esta rutina, luego de 21 años decidió renunciar para ir a trabajar a la constructora de su cuñado, Gastón Pereyra. Al mismo tiempo lo contactó el escultor Carlos Benavidez para proponerle un pedido que le había hecho el intendente de Los Toldos: un monumento a Eva Perón de 3,20 metros. Como él no tenía lugar para fundir la obra, con la plata de ese trabajo montaron un taller en Garín y así quedó inaugurada la fundición artística Donatello, conformada por el escultor, él y su cuñado, el cincelador.
La obra salió perfecta, pero una vez finalizada tuvieron que mudar el taller debido a las denuncias por ruidos molestos de los vecinos. Es que aquel monumento fue realizado hasta en horas de la noche y por ese motivo llegaron las quejas del vecindario.
La mudanza del taller a Ingeniero Maschwitz, muy cerca de la Colectora Este, fue hace un año y medio. Allí realizaron varios y muy importantes trabajos: el Astor Piazzolla expuesto en la plaza del Centenario de Mar del Plata, la restauración de la virgen de San Nicolás, la escultura del padre Mario instalada en González Catán y las estatuas a los líderes de Sui Generis que se inauguraron en Mar del Plata a principios de febrero.
Este homenaje a Charly García y Nito Mestre fue noticia nacional. La idea partió de un concejal marplatense, que llevó la propuesta al Concejo Deliberante para homenajear el 42º aniversario del show que brindaron en el Teatro de La Comedia. La imagen representa a esos dos pelilargos que repartían volantes aquella noche de febrero.
Mestre estuvo presente en el taller para dar su punto de vista antes de que Cipollone inmortalizara su imagen final en bronce. “Nito lo consideraba un hecho histórico, me contaba que nunca se hubiese imaginado tener su monumento porque ellos simplemente habían empezado a tocar para levantar minitas”, comenta el fundidor.
A pesar de que su trabajo es anónimo, hace poco recibió un pequeño homenaje. Había ido a la feliz a ver un partido del club de sus amores, Boca Juniors, y por la tarde, junto con otros hinchas, pasaron por el monumento a Astor Piazzola que él mismo había fundido. Mientras contemplaba cómo los turistas fotografiaban la figura, uno de sus compañeros empezó a contar que Cipollone la había hecho. La gente sonreía incrédula, pero un hombre quedó con la inquietud y lo interrogó. Para convencerlo le mostró las fotos que tenía en su celular y a partir de ese momento todos se fotografiaron con él.
“Fue un lindo momento, al que uno no está acostumbrado, porque las esculturas llevan la firma de la fundición y la del escultor, con lo cual estoy muy lejos del reconocimiento. Para mí lo mejor de este trabajo es cuando estoy volcando el bronce, es un momento inexplicable”, concluye Cipollone, un artista anónimo detrás de las grandes obras.
Boca: su otra pasión
Julio Cipollone reparte su tiempo entre dos pasiones: el trabajo en la fundición y Boca Juniors. De hecho, es el presidente de la filial xeneize “Los Bosteros de Garín”, nombre que se debe a una bandera con la que él y algunos amigos iban a la cancha. La idea de crear la peña nació hace un año y medio, junto a un amigo. Primero abrieron un perfil en Facebook y rápidamente llegaron a los mil seguidores. Después empezaron las reuniones, que fueron cambiando de escenario a medida que se hizo necesario tener más lugar. Al principio eran en una pizzería, después en la Sociedad de Fomento de Garín y finalmente en una panchería de la plaza. Hace poco alquilaron un local de la calle Fructuoso Díaz, donde llevan a cabo sus actividades. La principal idea de la filial es realizar obras benéficas. En febrero recibieron la visita del intendente Sandro Guzmán, hincha de Boca, que participó de una cena y les entregó un subsidio de cinco mil pesos.