La historia con final feliz entre Diego Ballerini (28) y el handball está construida a base de sacrificio, voluntad, perseverancia y pasión. Es el primer jugador formado en las inferiores del polideportivo municipal de Belén de Escobar que llegó a jugar profesionalmente en Europa. Y no solo eso: este año lo hará nada más y nada menos que en la máxima división, siendo pieza clave de su equipo.
Su equipo es el APD Camerano, de una localidad homónima ubicada en la región centro-este de Italia que pertenece a la provincia de Ancona, entre montañas, con un hermoso mar Adriático y no más de siete mil habitantes. Pura tranquilidad, bellos paisajes y armonía.
Cuando tenía 13 años se acercó al polideportivo Luis Monti, a través de un amigo (Sebastián Bustos), que había empezado semanas antes. “El entrenador era Walter Arzola, un ex arquero de la Selección. Me invitó a hacer una prueba y a los dos días me preguntó si quería federarme. Ahí empecé a jugar”, le cuenta a DIA 32 sobre sus inicios, donde compitió en el torneo de cadetes de la Federación Metropolitana de Balonmano (FeMeBal).
Oriundo de Matheu, Diego Ballerini cursó sus estudios secundarios en el Instituto General Belgrano y dice que apenas conoció el handball supo que ese era “su” deporte. Rápidamente mostró condiciones y sus profesores le veían un buen futuro en la actividad. Su puesto natural es de central, pero también se desempeña como lateral derecho.
“Jugué dos años y después se me dio por hacer una prueba en River, entrando en juveniles. Viajaba todos los días a Nuñez. Estuve allá hasta los 19, me formé y aprendí muchas cosas. Me había mudado a Capital y vivía en un departamento con mi primo, pero por temas laborales me volví a Matheu”, comenta. El primo al que se refiere es el nadador paralímpico Amílcar Guerra (29).
En su regreso volvió a vestir la camiseta del polideportivo de Escobar, ahora en categoría junior, bajo la coordinación de Miguel Oporto. “Es alguien a quien valoro y aprecio un montón. Mauro Mingorance era el DT y me ayudó a corregir cosas para dar este salto de calidad a Europa. Con ese equipo de la Municipalidad logramos un subcampeonato”, acota, orgulloso.
Experiencias europeas
A los 21 años viajó a Italia por primera vez. Probó suerte en Sant Angelote, pero por problemas de documentación no se pudo quedar. Volvió a los tres meses y tuvo un nuevo paso por el polideportivo: jugaba en junior y alternaba en mayores, con competencias en la FeMeBal los sábados y los domingos.
Después pasó al Boat Club de Campana, tras recuperarse de una lesión en el hombro. Allí jugó en la categoría 5º y logró el ascenso. También fue parte del equipo de la Municipalidad de Pilar, donde jugó una liga regional en San Miguel y se consagró campeón.
A mediados de 2021 le llegaron los papeles que necesitaba para completar la ciudadanía. Al mismo tiempo, se casó con Dana Mayer. Viajó con ella a Italia para jugar en el ASD Beneventto, un equipo de la Serie A2. Ahí firmó su primer contrato en Europa, quedó cerca de ascender y mostró un muy buen nivel.
Para la siguiente temporada la sociedad deportiva Camerano -su actual club- incorporó a tres jugadores del Beneventto, dos italianos y él. “Fue en 2022. Estábamos en el Grupo B de la Serie A2. En ese campeonato hice 106 goles, el equipo clasificó tercero, algo histórico, y ascendimos a la Serie A Silver, a nivel nacional. Así terminó mi primer año en el equipo”, narra, relatando sus logros. Más adelante habría más desafíos europeos…
En el receso regresó a Argentina para descansar. Pero cuando iba a volver a Italia para la pretemporada le surgieron problemas familiares y tuvo que quedarse en Matheu. Hasta que en noviembre de 2023 se le abrió la posibilidad de volver a Camerano, que ya había contratado a otros tres argentinos.
“Hablé con el DT y los dirigentes, que se habían quedado mal porque no había vuelto, y me sumé. Ya había un equipo armado, pero me tocó debutar a los tres días porque ya conocía el sistema de juego y a mis compañeros. En la temporada perdimos solo dos partidos, como visitantes. Tuvimos un grupo bárbaro y un muy buen entrenador, Davide Campana. Salimos campeones del torneo Silver A y jugamos playoff con promoción a la máxima categoría”, explica Ballerini.
En los cuartos de final superaron al Lanzara y en semifinales a Molteno, uno de los candidatos. Camerano ganó las dos series 2 a 0 y de esa manera logró el ascenso a la Serie A Gold, la máxima categoría italiana de balonmano.
Con el histórico ascenso consumado, a mediados de julio renovó su contrato en el equipo. Tuvo ofertas de otros clubes, pero las desechó, priorizando al que le dio un lugar hace dos años. “No hubo muchas dudas, quería quedarme”, asegura.
El torneo Serie A Gold se inicia en setiembre, con equipos de mucho poder económico y jugadores de alto prestigio a nivel mundial. “Estoy con muchas ganas de empezar a jugar, veo cómo se refuerzan los clubes y va a estar muy lindo. Para nuestro equipo es algo histórico llegar a primera, después de un trabajo de siete años”, afirma.
Vivir en Italia
El handball profesional italiano paga bien. Sin embargo, el joven matheuense no vive solo del deporte. De lunes a viernes trabaja ocho horas diarias en una fábrica de aberturas, donde hacen ventanas y puertas de PVC y aluminio.
Después entrena tres horas todos los días, entre gimnasio y juego. Su mujer también consiguió un trabajo y los dos están a gusto en la pequeña localidad. “Ya nos instalamos y estamos contentos. El nivel de vida en Italia es excelente y aprovechamos para pensar a futuro, queremos formar una familia. La distancia nos hace extrañar mucho, pero los objetivos en conjunto son más fuertes”, sostiene, convencido de lo que ambos pretenden.
En cuanto al handball italiano, sostiene que “hay un gran nivel de profesionalismo, canchas increíbles, ropa de las mejores marcas. Te regalan camisetas con tu apellido, bolsos, tenés comida y hoteles pagado por las sociedades. Eso te hace pensar muchas cosas, te potencia las ganas de jugar”.
Otro primo suyo, Francisco Rougier, es entrenador de handball en el polideportivo municipal de Matheu. “Me pone muy contento que el deporte que amo haya llegado a mi pueblo natal. El poli está en la esquina de mi casa y lo veo crecer cuando voy, con muchas actividades”, señala.
Por último, Diego Ballerini reflexiona acerca de no dejar cosas sin hacer y plantearse siempre nuevas metas. “Hay que animarse a abrir las alas. Soy un ejemplo de decir ´el que quiere puede´. Hice viajes a Europa pagados de mi bolsillo, con trabajo, sin ayuda de mis padres porque vivo solo desde los 17 años.
Siempre alguien viene y te da un empujón cuando las cosas no salen y cuando llegás la satisfacción es más grande. Los sueños están para cumplirse, no hay que abandonarlos”, remarca, feliz por su crecimiento, que tardó en llegar, pero al final tuvo recompensa.
“Hay que animarse a abrir las alas. Los sueños están para cumplirse, no hay que abandonarlos”.