Es incomprensible que alguien pueda desaparecer como si se hubiera desmaterializado. Pero la realidad es que muchas mujeres, sobre todo jóvenes y en su mayoría con bajos niveles de educación y recursos, están en estado de vulnerabilidad. Las redes de tratas de personas se extienden por los cinco continentes, sin que la Policía o los servicios de investigación hagan mucho para detenerlas. El de blancas está tercero entre los tráficos ilegales más lucrativos, después de los de drogas y armas. Los proxenetas ponen a las mujeres a trabajar prostituyéndolas en condiciones infrahumanas, generalmente sacándolas de sus países de origen.
Yanina Gerez (19) desapareció de Maquinista Savio el 26 de agosto de 2011. Es como si realmente se la hubiera tragado la tierra. Esa noche salió a bailar y nunca más regresó. Se fue con lo puesto, “tenía la intención de volver”, dice a DIA 32 su madre, Rosa Coteleso, quien cree firmemente que a su hija “se la llevaron los de la trata”.
“Una vez vino a buscarla un hombre como de 50 años, quería verla. Cuando yo le pregunté qué hacía con un tipo tan grande, ella me dijo que él la ayudaba, que era un conocido que le compraba ropa, mercadería y pañales para Dilan, su bebé de un año y medio. La llevaba siempre a comer a la Petrobras de la ruta. Pero me dijo que con sus amigas, que también tienen hijos de esa edad, el hombre hacía lo mismo”.
Algunos testigos declararon que ese señor se la quería llevar a Misiones para formar con ella una familia, pero Yanina no le dijo nada de eso a su madre. “El tipo vino dos veces a mi casa, después de que ella desapareció, diciendo que quería presentarla en un trabajo y que no lo hiciera quedar mal. Sabía que ella estaba desaparecida, pero vino para disimular. Mi marido fue a la dirección de él para averiguar si la tenía. Fue con un chamuyo de un auto, porque el tipo es mecánico. Cuando él vino a casa le dijo a mi marido: ‘yo a vos te conozco’. Pero después hablaron de otra cosa. Estoy segura que él algo hizo, la vendió o algo así”, sostiene Rosa.
En todos estos meses también circuló otra versión. Hay personas que aseguran haberla visto en Del Viso, “en un boliche llamado Casablanca, donde la tenían media dopada, casi secuestrada y vigilada. Me dijeron que le habían cambiado el color de pelo, estaba teñida de rubia y se lo tiñeron de oscuro. Pero cuando fuimos a rescatarla no estaba”. Cabe aclarar que Casablanca -ubicado en la intersección de la ruta 8 y la 26, detrás de una estación de servicio- no es precisamente un boliche bailable sino un prostíbulo. Y que quien intentó “rescatarla” no fue la Policía sino sus hermanos y sus primos.
Según su madre, Yanina no es una santa. “Salía mucho, tuvo un bebé de muy chica y hasta se involucró con las drogas. Pero en los últimos tiempos se había tranquilizado. Tenía ganas de ocuparse y criar a su hijo. No me dejaba retarlo y mucho menos que me llamara mamá a mí. Quería que la llamara mamá a ella”.
Al momento de su desaparición, la joven no llevaba encima ningún documento ni identificación. Todo lo tiene Rosa. Las denuncias correspondientes están hechas, se realizaron marchas en Savio para pedir por su aparición y se pegaron carteles con su foto por todos lados, pero nada de eso surtió efecto. Su madre y su hijo, que cumplió dos años el 14 de febrero, no pierden las esperanzas de volver a verla.