Once floridas carrozas desfilaron el sábado 1º de octubre por la avenida Tapia de Cruz, frente a miles de espectadores que año tras año vuelven a sorprenderse con el trabajo de floricultores y realizadores, en uno de los eventos más esperados de la Fiesta Nacional de la Flor.
El detrás de cámara del armado de las carrozas no se ve, pero significa un trabajo arduo de muchas personas. Tal es el caso de la Asociación Japonesa de Escobar, que ganó el primer premio con un espléndido diseño basado en el pez Koi, una variedad ornamental de una carpa común a la que se le atribuye el don de la buena suerte.
Fueron Gustavo Uefugi y Matías Imai quienes se encargaron de armar y de diseñar el carruaje que transportó la figura del gran pez de la fortuna, cubierto con claveles de varios colores. De su realización participaron diez personas, que desde el 5 de septiembre, noche por medio, se encargaron de cada uno de los detalles.
“Todos hicimos un sacrificio enorme, porque al otro día teníamos que trabajar. En el caso de Matías, que fue el diseñador, y el mío, trasladándonos a Capital todos los días”, cuenta Gustavo (26), quien trabaja de contador en una empresa. Explica que la idea de la comisión directiva fue que una generación de jóvenes comenzara a trabajar apoyado en la sabiduría y la experiencia de los que ya llevan años participando del armado de las carrozas.
El día del desfile, el grupo de trabajo se reunió en la sede de la Asociación a las 7 y media de la mañana para comenzar con la colocación de las flores. “La estructura se armó con fierros, se cubrió con alambre gallinero y se colocó una flor en cada uno de esos agujeros, tratando de cubrir la mayor parte”, explica Gustavo. Pasado el mediodía el trabajo estaba casi listo. Solo quedaba armar el cableado para las luces y la instalación del equipo de música.
Además, quisieron darle a la carroza una estética infantil, ya que en Japón se izan grandes banderas con la figura del pescado en el Día de Niño, en señal de que el padre augura a sus hijos una buena vida, sana y fuerte, como la del pescado.
“El premio fue, más que nada, una satisfacción personal y la experiencia de haber trabajado en grupo, que es algo que nutre y que integra a las personas”, destaca Gustavo, uno de los artífices de que la colectividad nipona haya ganado el tradicional concurso, tras diez años sin suerte.
La carroza en números
- 24.000 claveles se utilizaron para el armado de la carroza.
- 7.000 pesos fue el premio obtenido en el concurso.
- 6.000 pesos se gastaron en la compra de flores.
- 40 personas trabajaron el día del desfile poniendo flor por flor.
- 12 noches de trabajo demandó la confección de la carroza.
- 10 años llevaba la Asociación sin ganar el primer premio.
- 3 días de vida tuvo la carroza. El lunes a la noche, el grupo se reunió a festejar el triunfo y a desarmarla.