Como miles de pibes, soñaba desde chico con ser futbolista y se prendía en cuanto potrero había. Pero a él su anhelo se le cumplió. Entró a las inferiores de Vélez Sarsfield y en 2007 se dio el gusto de debutar en primera división.
Ariel Rojas empezó a trazar en el club de la V azulada su paso por el fútbol grande, el que tanto deseaba cuando iba y venía de los entrenamientos, desde Liniers al barrio Baldi, de Garín, donde nació y vivió sus dos primeras décadas.
“En Garín no jugué mucho, sólo en los torneos de verano que hacía el Club Social o la Sociedad de Fomento. Los recuerdos son los mejores, es donde yo me crié y estuve hasta los 21 años, cuando me fui a Mendoza”, recuerda.
En diciembre, el Municipio de Escobar lo homenajeó en la cena de reconocimiento a los participantes de los Juegos Deportivos “Buenos Aires 2010”, que se hizo en Maschwitz. Allí Rojas asistió para saludar a los jóvenes deportistas locales y contarles que poder se puede, sólo es necesario ser constante y no bajar los brazos. Pero llegar no es imposible.
“Es difícil volver a sentir lo que uno sintió cuando era chico y sólo jugaba por diversión, ya lo mío tomó otro camino, más profesional, y es un trabajo. Pero está bueno volver a vivir esto. Uno no se tiene que olvidar de los comienzos y de la sensación de entrar a divertirse a una cancha. Por eso estoy contento de ver tantos chicos en el deporte y el arte, es lo más sano que hay”, expresó el futbolista en declaraciones al semanario El Garinense, en la mencionada cena.
Con poco lugar en Vélez, Rojas se fue a Godoy Cruz en 2008, donde lo dirigieron Diego Cocca y el “Turco” Asad. Con ambos fue siempre titular como volante por la franja izquierda, posición difícil de conseguir en el fútbol argentino.
Su presente en Mendoza es inmejorable: este año el club jugará por primera vez en su historia la Copa Libertadores, algo que lo ilusiona: “Estoy muy contento por lo que conseguimos con Godoy Cruz, clasificamos a la Copa y hay una expectativa muy grande por jugar el torneo más importante de Sudamérica”, afirma.
Rojas suma siete goles en primera, todos con la camiseta del “Tomba” mendocino, y ninguna expulsión en casi cien partidos.
Pero las mieles del éxito no llegan solo hasta ahí para el joven, que acaba de cumplir 25 años el 16 de enero. El 20 de noviembre pasado, el DT de la selección mayor, Sergio Batista, lo convocó para entrenar en el complejo de Ezeiza junto a otros futbolistas del medio local, como Maxi Moralez, el “Burrito” Martínez (Vélez), Mauro Formica (Newell’s) y Lucas Viatri (Boca Juniors), entre otros.
Si bien no debutó en el Seleccionado, practicó para un futuro plantel conformado por valores que juegan en el país. “La convocatoria a la Selección es algo que me a quedar siempre en el recuerdo. Ojalá que siga estando, pero haber entrenado en el predio ya es algo inolvidable en la vida de un jugador”, asegura.
Como los hermanos Franco y Bruno Zuculini, o Raúl Bobadilla (un garinense como él, que de joven se fue a Europa y hoy triunfa en el Borussia Mönchengladbach de Alemania), Ariel Rojas es otro futbolista del partido de Escobar que logró trascender las fronteras.
En silencio llegó donde quería y en la actualidad disfruta lo que sembró con tanto sacrificio.