Las elecciones primarias del domingo 12 dejaron mucha tela para cortar. En el partido de Escobar, el Frente de Todos se impuso por varios puntos de ventaja en las tres categorías legislativas, pero la derrota a nivel nacional y provincial opacó el festejo y dejó muecas de preocupación en el oficialismo.
Antes de entrar en el análisis de los números y del impacto político que generó el resultado de las urnas, hay dos aspectos que merecen subrayarse: la transparencia del comicio y la rapidez con que se informaron los cómputos oficiales.
No hubo fraude, como había vaticinado semanas atrás el ex presidente Mauricio Macri. De hecho, si hubo una palabra que no se mencionó en toda la jornada fue precisamente esa. Por el contrario, la velocidad en la difusión de los datos de todo el país, con tendencias claras, permitió conocer los resultados antes de las 22 sin que nadie objetara nada.
Fue un contraste total con las últimas PASO legislativas, en 2017, cuando el escrutinio provisorio se interrumpió repentinamente y hubo que esperar al conteo definitivo para saber que quien ganó en la provincia de Buenos Aires había sido Cristina Fernández de Kirchner y no el macrista Esteban Bullrich. Ese papelón no ocurrió; por el contrario, por rapidez y claridad, la difusión de la información fue ejemplar.
Ya entrando en el desarrollo del comicio, un tercer aspecto sobresaliente fue la reducida participación electoral, que orilló el 65% y fue la más baja desde el regreso a la democracia. Algo que se esperaba, teniendo en cuenta los antecedentes cercanos de algunos distritos del interior.
El contexto de pandemia desalentó la concurrencia a los centros de votación, más de lo normal para una elección legislativa primaria. Pero no es la única explicación: la apatía también aportó lo suyo.
El anterior registro más bajo de participación electoral es menos lejano de lo que se podría suponer. No fue en 2001 ni en 2003. Ocurrió en las primarias presidenciales de 2015: 74%.
El pelotón de atrás
De las quince listas que participaron con precandidatos a concejales y consejeros escolares, siete lograron los votos necesarios para competir en las elecciones generales del 14 de noviembre.
Para las fuerzas minoritarias el desafío era superar el piso del 1.5%. Hubo tres que quedaron cerca pero no llegaron. Quien estuvo a un paso de alcanzar ese objetivo fue Natalia Cali, de Unite, con 1,35%. El corte de boleta perjudicó a la hermana del ex luchador de kick boxing Jorge “Acero” Cali, ya que sacó 600 votos menos que la mediática Cinthia Fernández, quien a nivel provincial tampoco logró la meta y quedó fuera de la contienda electoral.
Por fuera de la polarización entre el Frente de Todos y Juntos, que concentraron casi el 80% de los sufragios positivos -sin contar en blanco y nulos-, sólo Avanza Libertad y el Frente de Izquierda tuvieron una performance que les permite ilusionarse con obtener alguna banca en el Concejo Deliberante. Las otras tres listas quedaron muy relegadas.
La candidata a concejal de José Luis Espert en Escobar, Griselda Aristi, obtuvo el 6,1% de los votos. En la interna de la izquierda, la lista que encabezó Sandro Salazar ganó ampliamente (4.997 contra 1.392 votos) y llegó al 4.5%. Sumando los votos de la otra propuesta, el FIT escaló al 5,8%. El próximo desafío para ambas fuerzas será alcanzar el 8,33% requerido para entrar en el reparto de las 12 bancas que se renuevan.
Ricardo Choffi (Vamos con Vos), con 2,7%; Miguel Miguelez (Unión Celeste y Blanco), con 2,2%; y Ricardo Gutiérrez (Unión por Todos), con 1,53%, casi al límite del piso requerido, encabezan las otras listas del pelotón de atrás que siguen en carrera.
Disputa central
En la interna del macrismo se impuso la boleta que encabezaron Diego Santilli para diputado nacional y el senador provincial Roberto Costa para concejal. Pero Diego Castagnaro, pese a la derrota, logró el objetivo de superar el 30% de votos de la coalición y se incorporará a la lista ganadora en el tercer lugar, con lo cual aseguró su reelección en el Concejo. Un premio consuelo nada menor para el referente local de Facundo Manes, que fue el tercer precandidato más votado en Escobar (11.6%).
El festejo de Costa por el triunfo no podría haber sido más moderado: apenas un emoji en sus redes sociales con un breve agradecimiento a quienes lo votaron. El jefe del bloque de senadores provinciales del macrismo alcanzó los 23 puntos y quedó a 18 de la lista del oficialismo. Una diferencia que en las generales se debería acortar con los votos que pueda recolectar de quienes en las primarias se inclinaron por la otra propuesta de Juntos.
Por el lado del Frente de Todos, la fiesta no fue completa. Porque el triunfo a nivel local se dio por un margen menor al esperado y la derrota provincial y nacional, que no estaba en los papeles, eclipsó la alegría. Desde otro ángulo, eso también le dio un valor adicional a la victoria, ya que Escobar fue uno de los 23 distritos bonaerenses que escaparon a la debacle electoral del gobierno.
La lista que encabezó Laura Guazzaroni obtuvo 45.212 votos, dos mil más que la de diputados nacionales, con Victoria Tolosa Paz como primera candidata (43.178).
Amargura y ¿despedida?
“Cuando el viento viene en contra, Escobar se muestra siempre como la mancha celeste en el mapa y expresa su lealtad, su honestidad y su vocación para trabajar por un proyecto que nos incluya a todos y todas. Como pasó en 2015, 2017 y 2019, estamos acostumbrados a militar frente a la adversidad y preparados para dar esta batalla”, manifestó el intendente Ariel Sujarchuk en la noche del domingo, ante la militancia que se dio cita en el Consejo de Partido del PJ.
El jefe comunal no disimuló la sensación ambigua por los resultados de las PASO. “Esto no deja de ser un sabor a triunfo con un toque amargo. No podemos desconocer la adversidad”, expresó. Al mismo tiempo, arengó a su tropa a redoblar esfuerzos: “Les aseguro que los meses que vienen van a mostrar lo mejor de cada uno de nosotros. Quiero un éxito contundente en noviembre”.
En medio del desconcierto y el cimbronazo que provocó el resultado de las primarias, Sujarchuk sorprendió a propios y extraños al dejar entrever que su continuidad en la Intendencia podría interrumpirse de un momento a otro. “Me toque o no me toque seguir, voy a militar con más humildad y más compromiso para que siempre un compañero o una compañera siga gobernando para todo el pueblo escobarense”, afirmó.
Esas palabras fueron interpretadas en un único sentido: ahora sí es muy probable que deje el Municipio, algo que desde hace tiempo se viene especulando. Su próximo destino podría ser en algún despacho ejecutivo del gabinete provincial o nacional.
Lo que quizás nadie hubiera imaginado es que las PASO, que llegaron en un clima de escasa expectativa, terminarían teniendo un impacto tan grande, con consecuencias políticas e institucionales cuyo alcance todavía es impredecible.