vista aérea de los árboles de la plaza san martín
En sus diez mil metros cuadrados de superficie, el principal parque de la ciudad cuenta con más de 130 ejemplares, varios de ellos centenarios, y al menos 25 especies.

Siempre está en movimiento, como si fuera el corazón de una ciudad que late. Aunque hay horarios de más intimidad, las personas circulan casi constantemente por sus arterias. Muchas se pausan a sentir su pulso, tomar un recreo o buscar reparo a la sombra. Los árboles, algunos testigos del origen, la abrazan, oxigenan y protegen. Ellos, que la distinguen por su cantidad, variedad y belleza, son los protagonistas de este paseo por la plaza General San Martín.

En sus diez mil metros cuadrados de superficie, el principal parque público de Belén de Escobar cuenta con más de 130 ejemplares, varios de ellos centenarios y, al menos, 25 especies. Al prestarles atención y escarbar un poco en su pasado, surgen datos sorprendentes y se revive la historia misma del pueblo.

Vista aérea de los árboles de la plaza San Martín
Población. La plaza San Martín alberga más 130 árboles, algunos centenarios, de 25 especies.

La plaza adquirió su nombre en 1944, cuando se colocó el busto del Padre de la Patria que regaló Juan Domingo Perón, pero ya desde antes había plantaciones. Una valiosa pieza fotográfica que data de 1920 muestra a los por entonces jóvenes pinos y palmeras que hoy se elevan sobre las flores rosadas de los palos borrachos, superando los 20 metros de altura. Con más de un siglo de vida, son los ejemplares más altos y longevos.

“Es una plaza institucional bien diagramada, cada sendero tiene una especie marcada. No es un collage de árboles. Esto genera una sensación de tensión que se fortalece cuando vemos la misma copa, la misma floración, lo que nos invita a recorrer. Por eso buscamos mantenerla sin romper con el esquema”, explica el paisajista Mauro Jumerosky (41), quien es el director general de Espacios Verdes del Municipio.

  • Imagen de la plaza de 1920 aproximadamente
  • Imagen actual de la plaza desde el mismo ángulo que la anterior
  • Imagen del centro de la plaza de 1940 aproximadamente
  • Imagen actual de la plaza desde el mismo ángulo que la anterior

Redescubrir el camino

Este tipo de plazas características, llamadas plazas institucionales, cuentan con senderos direccionales para cruzar, acortar camino y preservar el césped. Se ven en todas las localidades con un patrón sencillo: “Ni orgánico ni curvo, las líneas rectas invitan a las personas a seguir el curso o sentarse en los bancos”, explica el especialista.

Cuando un pueblo comienza a crecer, ubica la plaza y alrededor el banco, la iglesia, la Municipalidad y los bomberos. La misma tiene un punto central de reunión con algún monumento, que en general hace referencia al nombre, y el mástil. Después, los diversos senderos de tránsito rápido.

Túnel de olmos de la plaza, sobre la vereda de la calle Estrada
Túnel natural. Los olmos bordean la plaza y sobre la vereda de Estrada cubren el cielo con sus copas.

En todo el perímetro de la plaza San Martín hay olmos (Ulmus pumila), que muchas veces tienen sus hojas con pequeños agujeritos, ya que son propensos a un hongo. Uno de los pasajes más bellos es, justamente, el túnel natural formado por una veintena de estos árboles alineados sobre la calle Estrada, entre Asborno e Yrigoyen. Sobre distintos tramos de esa vereda hay dos monumentos: a la Madre, inaugurado en 1968 y realizado por el artista José María Sergiani en conmemoración a la suya, que falleció en su nacimiento; y al Bombero, inaugurado el 2 de junio de 2000, al celebrarse el Día Nacional del Bombero Voluntario.

Cualquiera de los ingresos a la plaza San Martín, ya sea por sus diagonales o pasillos centrales, es una oportunidad para apreciar sus atractivos y perspectivas. Esta vez, para observar copas, ramajes, cortezas, escuchar a las aves, sentir los perfumes y contemplar el movimiento de las hojas.

Sendero de gigantes y los árboles del amor

Enormes palos borrachos de floración rosada, que son parte de las primeras plantaciones, engalanan el camino que se extiende entre Tapia de Cruz y Estrada y atraviesan al medio la plaza. Además de su llamativo diámetro y sus amplísimas raíces, las copas sobresalen notablemente en las vistas que permiten los edificios altos más cercanos.

“Los llamados árboles de primera magnitud, aquellos más grandes, que superan los diez metros, se plantan a una distancia determinada considerando su tamaño futuro. En este caso, están muy cerca unos de otros. Debería haber un mínimo de entre ocho a diez metros para que se desarrolle bien. Pero cuando se plantaron no había tanta noción sobre estas cuestiones”, apunta Jumerosky.

  • Vista aérea de los palos borrachos florecidos
  • Un palo borracho con sus coloridas hojas sobre el pasto
  • Vista aérea de los palos borrachos florecidos
  • Vista aérea de los palos borrachos florecidos

Ocho esbeltas e imponentes palmeras (Phoenix canariensis) abrazan el círculo central de la plaza, lo enmarcan y le dan fuerza. Además de su antigüedad, son también de los ejemplares que más presencia tienen.

En el primer tramo de la otra línea recta, yendo desde Asborno hacia Yrigoyen, se encuentra el pasillo de bustos con personalidades políticas, colocados en diferentes momentos: en 1997 los de Juan Domingo Perón y Eva Duarte, en 2022 los de Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner.

Pasillo de los bustos de la plaza San Martín
Pasillo de los bustos. Los rostros de Juan Perón, Eva Perón, Néstor Kirchner y Raúl Alfonsín.

Rodeándolos, y a lo largo de todo el sendero, hay una decena de ejemplares del árbol de Judea (Cercis siliquastrum), comúnmente llamado árbol del amor,​ ciclamor o algarrobo loco. “Son viejos y dan una flor fucsia muy hermosa. A algunos les venimos haciendo control fitosanitario porque tienen varios años, crecen enrulándose solos de manera natural, se torsionan y no desarrollan más tamaño porque no es su ecorregión natural. Son más propensos a honguearse”, comenta el funcionario. Por detrás de los bustos, hacia la avenida Tapia de Cruz, se destacan dos vistosos cipreses.

Sobre la cuestión de los árboles no autóctonos, el paisajista amplía que en el momento que se hizo el diseño de esta plaza no había conciencia ambiental ni se trabajaba siendo sostenible con las especies nativas de las ecorregiones que convergen en el partido de Escobar: Delta Islas del Paraná, Espinal y Pastizal Pampeano.

Árboles de Judea en uno de los senderos de la plaza
Sendero. Hacia Estrada, los árboles de Judea y otros más pequeños acompañan el recorrido.

Colores, regalos y perfumes

Un camino de jóvenes lapachos rosados atraviesa la diagonal que va desde la esquina de Estrada y Asborno hacia la de Yrigoyen y Tapia de Cruz. El paisajista explica que se incluyeron en 2017, cuando se hizo la última remodelación de la plaza, en la que se colocó la fuente central. Es una especie nativa de Sudamérica y tiene una flor preciosa, que aparece cuando el árbol está desprovisto de follaje, a finales del invierno.

En este tramo, con el Palacio Municipal en la espalda, pueden distinguirse a ambos lados araucarias, una variedad característica de la Patagonia.

Mauro Jumerosky, director general de Espacios Verdes del Municipio.
Paisajista y guía. Mauro Jumerosky es el director general de Espacios Verdes del Municipio.

A la izquierda hay un roble sedoso que tiene una delicada flor amarilla. Según Jumerosky, este ejemplar ronda los 60 años. Hacia la derecha hay más araucarias y pinos, entre ellos un retoño del pino histórico de San Lorenzo, que el 20 de junio de 1998 empezó a echar raíces en la plaza. Sobre el sendero, antes de llegar al centro, asoma el olivo por la paz plantado en 2003 por el Municipio y la Embajada de Palestina. Al no estar en el clima que le gusta, crece más lento de lo habitual.

En el segundo tramo, camino a la esquina de Yrigoyen y Tapia de Cruz, donde se halla la Pirámide de Mayo, pueden apreciarse árboles donados con motivo del Bicentenario de la Revolución de Mayo: un álamo piramidal de la comunidad alemana -la placa indica que se trata de una betula péndula, pero no lo es-, un acer palmatum de la colectividad japonesa, una acacia de la chilena, un molle de la boliviana, un lapacho de la italiana y una cica de la portuguesa.

Sendero de la plaza que va hacia Yrigoyen y Tapia de Cruz
Pirámide al fondo. En este trayecto hay varios árboles donados por el Bicentenario de Mayo:

Además, estos triángulos cuentan con araucarias, pinos, un alcanfor y un vistoso Jacarandá que cuando florece le da a la esquina un brillo especial. Por último, en este sector se arraiga la más perfumada de toda la plaza: una elegante magnolia glandiflora. Sus flores blancas, que son de las primeras en aparecer, son únicas, enormes e inconfundibles.

Diagonal de los antiguos y los rojos

La imagen de doña Eugenia Tapia de Cruz se encuentra en la esquina de la avenida que lleva su nombre y la calle Asborno. El busto de la fundadora del pueblo, colocado en el primer centenario de la creación de Belén de Escobar, está escoltado por crespones, dos árboles de floración rosada con una corteza parecida a la del arrayán. Más atrás la custodia un ceibo, el portador de la flor nacional argentina.

Además de lapachos, este tramo frente a la iglesia resguarda a los más ancianos de la plaza: los pinos. Es fascinante pausarse a ver su porte colosal, su corteza y su altura inmensa. También hay un jacarandá con más de tres décadas. Y hacia el centro, un bellísimo ciprés con betas amarillas. Sobre uno de los bancos que mira a la fuente, llama la atención por la caída de sus ramas una mora péndula.

En el segundo trayecto de esta diagonal hacia Yrigoyen y Estrada se aprecia un sector que en otoño se llena de encanto al reunir varias especies que tienen la particularidad de virar la hoja a diferentes colores antes de caerse. En esta época, el intenso color rojo del liquidámbar, el roble del pantano y los dos cedros, es imperdible.

  • Árboles de la plaza
  • Corteza de un árbol de la plaza
  • Corteza de un árbol de la plaza

Así como las cuatro estaciones del año tienen sus sorpresas, cada momento del día ofrece vistas, tonalidades y sonidos particulares. Las floraciones en esta plaza, predominantemente rosadas, son de diversa duración y ocurren en distintos momentos del año, pero a principios de la primavera y en diciembre hay varias coincidencias.

Más allá de la ocasión, en estos habitantes con raíces la magia la descubre quien decide detener la mirada.

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