partido de pádel en escobar
Fue un boom en la década del ´90, se apagó hasta casi desaparecer y ahora volvió con todo. La proliferación de nuevas canchas y el crecimiento de adeptos marcan el furor a nivel local.

Durante algunos años, poner canchas de pádel era tan redituable como algunos comercios, llámese videoclubes, parripollos, remiserías o los recordados Todo por $2. La novedad de las paletas con agujeritos y la posibilidad de jugar bajo techo un día de lluvia era para muchos una propuesta más que tentadora.

Por eso el pádel cobró cada vez más fuerza y se posicionó como una disciplina de las más practicadas durante los ‘90. Pero así como llegó en forma sorpresiva, también fue extinguiéndose súbitamente.

Las canchas que había en la zona se dejaron de alquilar, se estropearon y fueron convirtiéndose en lugares para otro tipo de utilidades. En el complejo Bolagama Center, por ejemplo, se transformaron en gimnasios, mientras que en clubes locales o predios deportivos mutaron a espacios recreativos o canchas de fútbol.

Muy pocos siguieron en el rubro, pero resistieron estoicos. Una de las excepciones es Pádel Uno, en Ingeniero Maschwitz, que está vigente desde 1991, siempre en funcionamiento y con un público fiel.

Hernán Pozzo, dueño de Pádel Uno
Pionero. Hernán Pozzo lleva más de tres décadas al frente de Pádel Uno, en Maschwitz.

Regreso impensado

Cuando quizás nadie lo esperaba, la pospandemia trajo la sorpresa del resurgimiento del pádel. A nivel local, desde 2021 fueron apareciendo espacios para volver a jugar, como La Palmera, Pádel El Cazador, Blue Pádel, Doble55inco y otros sitios en Loma Verde y Maschwitz. También los clubes Independiente y Sportivo mantienen las canchas en sus campos deportivos. La mayoría se alquila a buen ritmo, con gente que va siempre y jugadores que se van incorporando.

BM Sports Pádel Center, que abrió en mayo, es el más nuevo de todos. Está ubicado en las calles Libertad y Falucho, entre los barrios privados San Matías, Puertos y El Cantón. “Jugamos al pádel y veíamos la necesidad de que haya un complejo para poder llegar y estacionar fácilmente. Cuando vimos el lugar nos gustó. Tenemos un muy buen predio, una linda confitería, mucho espacio, por eso decidimos invertir”, le cuenta Rodrigo Bauso a DIA 32.

En ese complejo alquilan un promedio de 15 canchas por día, a $16.000 y $20.000 si es con luz artificial. “Nos sorprendió mucho el tema de las clases de pádel, ya tenemos más de 120 mensuales. Mucha gente que está empezando y otros que han vuelto a jugar”, señala el socio gerente de BM Sports.

El lugar cuenta con cuatro canchas impecables, todas con superficie de césped sintético y blindex en los laterales y el fondo, lo que permite una excelente visión de los partidos y entrenamientos. Dan clases individuales y grupales y tienen una confitería-restaurant para comer algo después de los partidos.

Sobre por qué la actividad volvió a estar de moda y con más fuerza que antes, Bauso no duda: “El resurgir vino después de la pandemia. Cuando se empezó a habilitar todo de a poco, una de las primeras cosas fueron las canchas de pádel, porque es un deporte que no tiene contacto y se puede jugar de dos o cuatro”.

“Otro motivo fue el cambio de superficie: antes las canchas eran de cemento y ahora son de césped sintético. Eso trajo mejoras, porque evita lesiones y que mucha gente se vea apta para jugar”, analiza.

Furor en alza

Acompañando este renovado auge, la Subsecretaría de Deportes del Municipio organizó en ese predio el primer Abierto de Pádel de Escobar, que se llevó a cabo del viernes 28 al domingo 30 de junio. La convocatoria fue un éxito: las inscripciones se agotaron a pocos días del lanzamiento.

Participaron tres categorías: principiantes, intermedio e intermedio alto, tanto para hombres como para mujeres. “A nosotros nos sirve como una inversión en publicidad, para que la gente conozca el lugar, porque somos nuevitos y seguramente van a volver a jugar después del torneo”, se entusiasma Bauso.

Funcionarios y participantes del primer Abierto de Pádel de Escobar.
Competencia. Funcionarios y participantes del primer Abierto de Pádel de Escobar.

“Está claro que se volvió a instaurar el pádel, hay muchos chicos de 13 a 15 años que toman clases y después alquilan la cancha para jugar con amigos. Se está formando un lindo ambiente, vienen familias, juegan padres con hijos. La expectativa en lo que vendrá es muy buena”.

Lejos de haber llegado a su pico, la fiebre por el pádel sigue creciendo y hay muchas construcciones en marcha. En el predio del hipermercado Jumbo se están haciendo siete canchas: cuatro cubiertas y tres sin techo. También tendrá sectores destinados a vestuarios, cafetería y venta de accesorios.

Otro de los complejos por venir está en calle César Díaz al 700, pegado a las vías del ferrocarril, en Belén de Escobar: contará con cuatro canchas techadas, dos descubiertas y un buffet. Las obras comenzaron a fines de 2023. Así, por todos lados siguen sumándose nuevas propuestas al catálogo de alternativas padeleras.

NICOLÁS PICCARDI

Un escobarense en el ranking nacional

Uno de los tantos muy buenos jugadores que tiene el partido de Escobar es Nicolás Picardi (23). A los 8 años empezó a practicar tenis, pero dejó a los 18, frustrado por no haber llegado más lejos. Se pasó al pádel, como algo lúdico. “De a poco me fui profesionalizando. En 2021 empecé a entrenar en Olivos y a jugar diferentes torneos”, repasa el joven deportista.

Actualmente está en el puesto 290º del ranking nacional y compite todos los fines de semana en el circuito de la Asociación de Jugadores de Pádel Profesional (AJPP), que tiene un calendario anual.

“El pádel levantó mucho, principalmente después de la pandemia. Fue una de las actividades que se habían liberado y muchos se acercaron a conocer. Otro motivo fue el cambio de superficie, en el cemento había lesiones, por ahí no se jugaba con el calzado apropiado. Ahora es en alfombra, con paredes de vidrio y se hace más vistoso. Los cambios vivieron desde España, allá se empezó a jugar con otra superficie y se trasladó a nuestro país”, comenta.

En 2024 comenzó junto a su padre Marcelo Picardi -profesor de pádel desde hace décadas- un proyecto de poner un club en Loma Verde, donde viven. El lugar tiene cuatro canchas descubiertas, listas para alquilar, y también da clases para aquellos que deseen aprender.  

“Campana y Zárate son ciudades padeleras y Escobar creció en estos últimos años, hay lugares para jugar en Loma Verde, Maschwitz… El crecimiento es positivo, hay muchos jugadores y todavía poca oferta de clubes. Acá se juega mucho al pádel y hay muy buen nivel”, afirma, optimista.

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