Ya era hora que la taba caiga del lado de la suerte para los hermanos Zuculini, que desde hace años buscan triunfar en el fútbol europeo. El destino los unió en el Hellas Verona, un club del norte italiano que en la última temporada había sufrido el descenso a la Serie B.
Franco (26) estaba ahí desde mediados de 2016 y Bruno (24) llegó a fines de enero, proveniente del Rayo Vallecano de España. El auriazul venía haciendo una campaña muy positiva y los Zuculini llegaron a jugar algunos partidos juntos, compartiendo la tarea de recuperar la pelota y ser salida clara.
Todo marchaba bien hasta la fecha 33º ante el Trapani, a principios de abril. Ese día Franco se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla derecha por tercera vez, todo un karma. Fue operado con éxito y, según los pronósticos médicos, volvería a las canchas antes de fin de año.
Al partido siguiente hubo una buena señal, como un guiño del destino: Bruno marcó su primer gol oficial en un estadio europeo -el 11º de su carrera- en el triunfo 2-0 ante Bari. En el festejo le dedicó el tanto a su hermano y después confesó su ferviente deseo de ascender para compartir esa alegría con él.
Hasta que llegó el jueves 18 y, después de los interminables 42 encuentros del campeonato, el Hellas Verona se dio el gusto de retornar a la A, con Bruno en cancha y Franco alentando desde la platea. Las imágenes de ambos con una sonrisa enorme, abrazándose emocionados y llenos de felicidad, se hizo viral en las redes sociales tras el 0-0 de visitante ante Cesena. El objetivo estaba cumplido, la tristeza se transformó en euforia y desahogo gracias a ese remedio que solo el fútbol puede dar.
“El hecho de que este ascenso sea con mi hermano genera una sensación única, nos cambió la vida”, afirmó Bruno en declaraciones a Infobae, que aún no sabe qué será de su futuro en la próxima temporada. Su pase sigue perteneciendo al Manchester City -lo compró en 2014- y es difícil que los ingleses vuelvan a cederlo a préstamo, a no ser que haya una oferta para que Verona le compre el pase definitivo.
“La intención es quedarnos acá, el club es muy lindo y la ciudad es hermosa. Queremos jugar juntos la Serie A”, expresó el ex volante de Racing, muy directo a la hora de expresar su voluntad.
Así, después de varios años de tener poco tiempo para verse y charlar, los Zuculini ganaron en Italia algo más importante que el ascenso: recuperaron el día a día de la hermandad, como cuando vivían en Escobar y se juntaban con sus amigos en la esquina de Moreno y Lazaristas, después de jugar horas y horas en el Club Independiente.
“Franco se fue a Alemania a los 18 y ahora estamos disfrutando la relación más de grandes”, confesó “Zucu”. Dos personajes queridos en el fútbol que se ganaron el aprecio de todos a fuerza de simpatía, garra y corazón.