Las cifras son tan elocuentes como perturbadoras: cada 24 horas hay un femicidio en Argentina. Pero el dolor no se puede poner en números ni en palabras cuando se toma conciencia de las vidas perdidas y del infierno que padeció cada una de ellas antes de su muerte.
Desde que se inició el aislamiento social obligatorio por la pandemia de coronavirus, la situación de las mujeres que son víctimas de violencia es aún más acuciante. Y muchas veces la respuesta institucional, indefectiblemente, llega cuando es demasiado tarde.
En el partido de Escobar ocurrieron dos femicidios en lo que va de 2020. El primero tuvo lugar en el barrio Lambertuchi y la víctima fue una mujer de nacionalidad boliviana llamada María Yusco (45). El lunes 6 de abril al mediodía, su esposo, Jerónimo Cruz (60), la asesinó a puñaladas delante de su hija, de 7 años.
Detrás de esa tragedia hay un dato indignante: un mes y medio atrás el femicida había salido de la cárcel de Ezeiza con prisión domiciliaria por una causa de trata de personas por la que había sido acusado en Jujuy. Después del crimen, Cruz se quitó la vida clavándose el mismo cuchillo en el estómago.
El segundo femicidio ocurrió en la madrugada del domingo 14 de junio, casualmente a pocas cuadras del anterior caso. María Gelpez Fernández (75) fue asesinada de un puntazo en el cuello y otro en el tórax por su marido, Francisco Pereyra Espasandino (77). Nativos de España, ambos eran dueños de la hostería familiar Caballito Blanco, donde tuvo lugar la trágica escena.
Cuando los policías detuvieron a Espasandino, descubrieron que ya había preparado bolsos con ropa para abandonar su domicilio. Además, se encontraron entre 20 y 30 cartas en las que el hombre manifestaba la intención de matar a su compañera.
“En ambas situaciones no contábamos con denuncias previas ni acompañamiento de áreas de género, pero una vez sucedidas sí pudimos brindar apoyo a los familiares de las víctimas. Muchas mujeres transitan situaciones de violencia en silencio y es por ello que redoblamos los esfuerzos para llegar a cada rincón del distrito”, explica a DIA 32 Nayla Belmonte, quien desde diciembre del año pasado está a cargo de la Dirección de Políticas de Género y Diversidad del Municipio.
El peligro de quedarse en casa
En la visita que realizó al partido de Escobar el 23 de abril, la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta, remarcó especialmente: “Creemos que el aislamiento social preventivo y obligatorio es una política nacional necesaria para el cuidado de la salud de toda la población. Sin embargo, para las mujeres que sufren violencia de género sus casas no son sitios seguros”.
A nivel nacional, el estado de alerta y el temor de las mujeres expuestas a estas situaciones, así como la preocupación de sus allegados, se refleja en el incremento de la cantidad de denuncias efectuadas desde que comenzó la cuarentena.
Sin embargo, en Escobar, según datos de la Comisaría de la Mujer y la Familia, en los primeros 15 días del aislamiento social obligatorio las denuncias disminuyeron notablemente: pasaron de recibir entre 15 y 40 personas por día a tomar entre 4 y 5 denuncias diarias.
“Teniendo en cuenta la situación de aislamiento y el miedo a contraer el virus, las mujeres que en un contexto ‘normal’ hubieran salido a denunciar, no lo estaban haciendo. A partir de ello nos ocupamos, a través de todos los medios posibles, de difundir y acercar a la comunidad cada herramienta con la que cuentan las mujeres para realizar la denuncia sin moverse de su casa y también ser asistidas ante situaciones de riesgo”, comenta Belmonte.
En este marco, se lanzó la campaña local #Yoestoyconvos, para que cada mujer del distrito sepa que no está sola. También se reforzó la importancia de sumarse al programa Ojos y Oídos en Alerta, a fin de ampliar el compromiso ciudadano y que cada vecina y vecino que tome conocimiento de una situación de violencia pueda informarla. A partir de estas iniciativas comenzaron a ingresar cada vez más denuncias.
Asimismo, a nivel local se implementa un abordaje integral, de acuerdo a un trabajo interdisciplinario que involucra diferentes acciones y un acompañamiento psicológico para afrontar la situación de vulnerabilidad social. En los casos donde se aguarda por una medida cautelar, las víctimas son alojadas en el Hogar de Protección Integral para la Mujer.
“No existe un único protocolo, ya que todas las situaciones son atendidas desde su singularidad. A partir de la denuncia la mujer y la familia pueden obtener una medida cautelar de protección. De acuerdo a lo que el Poder Judicial resuelva podemos hablar de una medida de cese de actos de perturbación, de prohibición de contacto, de prohibición de acercamiento o de exclusión de hogar, entre otras”, amplía la funcionaria escobarense.
De esta manera se trabaja en distintos niveles para encarar una problemática basada en una situación de desigualdad que históricamente ha priorizado al hombre en desmedro de la vida de la mujer. Y que ahora, más que nunca, ante la obligatoriedad del encierro, precisa una atención y un compromiso social exhaustivo.
Las denuncias pueden realizarse de forma virtual, descargando la aplicación Seguridad Provincia, o ingresando a la web del Ministerio de Seguridad. También en la Comisaría de la Mujer y la Familia -Sarmiento 552, Belén de Escobar- o en la seccional policial más cercana. Durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio, por orden ministerial, todas las dependencias tienen la obligación de tomar la denuncia.
Frente a emergencias y riesgo de vida: 911, Ojos y Oídos en Alerta (inscribirse al 348-4624438) y 107. Por asesoramiento, información o contención: el 144 funciona las 24 horas, es gratis y confidencial. Si además de la situación de violencia, el agresor está desobedeciendo el aislamiento, se recomienda llamar al 134.