En Argentina, así como en el resto del mundo, transcurren épocas en que la digitalización de la vida cotidiana ha alterado la percepción humana de la temporalidad. Esto se debe a la aceleración y multiplicación de la producción y recepción en tiempo real de los flujos de información que posibilita el entorno digital.
Ese crecimiento masivo y a pasos agigantados de Internet ha sido acompañado con el guiño del Estado, poniendo a disposición de la ciudadanía una creciente cantidad de contenidos útiles en sitios web oficiales, que a su vez dotan de picos más altos de transparencia a las gestiones gubernamentales.
Sin embargo, afloran en el horizonte desafíos inconclusos. Los frustrados intentos por aprobar en el Congreso Nacional dos proyectos de Ley de Acceso a la Información Pública -años 2001 y 2010- se suman a la falta de regulación cibernética en lo que se denomina “Gobierno Abierto”. Este concepto implica el derecho de acceso a la información pública en soporte digital con el objetivo de fortalecer los principios de transparencia, participación y colaboración en la gestión pública.
Esta carencia de reglas genera indudables diferencias ideológicas que distancian a muchas administraciones de gobierno del país a la hora de adherirse a estos nuevos parámetros. Una prueba contundente es lo que pasa en nuestro municipio y sus vecinos.
Un caso de gobierno “cerrado”
La ausencia casi total de reglamentación en la materia permite avizorar en el nivel municipal de gobierno profundas discordancias en la efectiva informatización de la comunicación política y de los aparatos administrativos del Estado.
El partido de Escobar no se encuentra ajeno a este contexto. Por el contrario, la orientación de su gestión está muy lejos de ofrecer señales positivas en relación a los tres pilares fundamentales del Gobierno Abierto. Ellos son: Transparencia (ofrecimiento de suficientes datos de la gestión hacia los ciudadanos), Colaboración (voluntad de ofrecer distintos servicios para mejorar la calidad de vida cotidiana) y Participación (promoción del involucramiento colectivo en la formulación de políticas públicas).
Una simple recorrida por el sitio oficial del Municipio (www.escobar.gov.ar) permite develar el bajo grado de acercamiento de la actual administración a los principios rectores del Gobierno Abierto.
Dentro de la categoría Transparencia queda en evidencia que, a pesar de ofrecer un historial de gacetillas de prensa, Escobar presenta índices deficitarios de apertura de datos públicos. Las únicas informaciones -de carácter relevante- disponibles en su plataforma son las ordenanzas Fiscal y Tributaria y un “nomenclador” de actividades correspondiente al período 2012.
En el rubro Colaboración se refleja la imposibilidad de realizar trámites y pagos de servicios “online”, lo cual hace inviable la cooperación entre el pueblo y sus representantes para procurar mayor comodidad y mejorar la calidad de vida cotidiana, al menos en estos aspectos.
El eje Participación se encuentra en sintonía con los demás, ya que los canales de participación ciudadana están completamente cerrados. No sólo no se puede opinar sobre la calidad del espacio virtual sino que las únicas vías de contacto a la vista del visitante son un número de teléfono y una dirección de correo electrónico inscriptos en la zona inferior del sitio con letra pequeña.
A (des)semejanza de sus vecinos
La comparación con Pilar, Tigre y Campana no es ociosa ni antojadiza, ya que se trata de municipios limítrofes de Escobar, que poseen rasgos geográficos, sociales y demográficos afines. E incluso políticos, puesto que sus intendentes responden al Frente para la Victoria de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Esta serie de coincidencias no impide visualizar desiguales grados de apertura de datos públicos en cada uno de sus sitios web. En todos los casos, Escobar se encuentra sumergido en un profundo retraso con respecto a sus vecinos.
Pilar y Tigre sacan ventaja en la categoría Transparencia porque, además de publicar las Ordenanzas Fiscal y Tributaria, sus portales suministran información acerca de los llamados a licitación pública y documentación acerca del estado económico-financiero del gobierno. Esta última cuestión tampoco es omitida por Campana.
La consideración del eje Colaboración refleja la primacía de Tigre, como también el vacío en el cual está atrapado nuestro municipio. Mientras que la administración de Sergio Massa permite el pago de tasas, derechos y declaraciones juradas a través de su plataforma digital e implementó el sistema de información Tigre Sirve 2.0, el sitio web de Escobar es el único de los cuatro que no contempla la posibilidad de llevar a cabo trámites ni abonar servicios en línea.
En el rubro Participación, el público que ingresa a las páginas web de Pilar y Tigre cuenta con la opción de participar en encuestas de opinión, mientras que la de Campana ofrece la posibilidad de suscribir un formulario con consultas y reclamos para las distintas áreas de gobierno.
Quizás la gran culpable de estas fuertes disparidades sea la ausencia de una norma integral que regule la figura del Gobierno Abierto. Pero esta situación también deja al descubierto la poca voluntad de algunas administraciones para, en tiempos de conexión digital permanente, fortalecer los vínculos de comunicación institucional y política con la ciudadanía.
Concejo Deliberante: un sitio abandonado
En marzo de 2011 se puso online www.hcdescobar.gov.ar, la página web oficial del Honorable Concejo Deliberante. Sin embargo, a casi dos años de su lanzamiento el sitio luce bastante desactualizado, a tal punto que las últimas ordenanzas registradas datan de agosto de 2012.
Otra cuestión llamativa es el recorte casi total del contenido de los expedientes que figuran en las filas de la página. En ese sentido, los sitios de los departamentos legislativos de Pilar y Campana también se distinguen completamente: en el primero de ellos se facilitan las desgrabaciones de las sesiones, mientras que en el segundo está disponible un link para ver en vivo la actividad legislativa a través del ordenador.