El polifacético vecino de 79 años vivió un momento inolvidable al ser distinguido por su contribución al progreso de la localidad. “Lo más grande que hice fue cosechar amigos, y de fierro”, sostiene, emocionado y feliz.

Por DAMIAN FERNANDEZ
dfernandez@dia32.com.ar

No tengo palabras para explicar ni plata para comprar esto que me dieron. Nunca pensé que me iba a tocar algo así”. Días después de haber recibido una placa de reconocimiento por su aporte al progreso de Garín, justamente en el festejo del 121º aniversario de la localidad, a Eugenio Bozzano (79) la alegría le brota por los poros.

Todavía emocionado por la distinción recibida de manos del diputado nacional Sandro Guzmán y en la sencillez de su vida cotidiana, el popularmente conocido “Totocho” le abrió las puertas de su hogar a DIA 32 para contar una historia de vida marcada a fuego por el amor al pueblo que lo vio, literalmente, nacer, crecer, reproducirse y donde espera permanecer hasta los últimos días de su vida.

Nacido el 7 de julio de 1934, Eugenio fue el cuarto de cinco hijos varones concebidos por Juan y Teresa, una pareja de inmigrantes italianos que se radicó por estos pagos en 1917. De su madre mamaría la energía vital, mientras que de su padre el valor y la pasión por el trabajo, esa misma que llevó al oriundo de Génova a levantar con sus propias manos la parroquia de Garín en la década del ‘30.

“Totocho” estudió solamente hasta el 4º grado en la famosa escuela de “La Cortada” –donde hoy está el centro de salud “Dr. Luis Resio”- para luego comenzar a trabajar en el rubro de la construcción junto a los hombres de la familia. “Antes no había ingeniero, arquitecto, nada, así que hacíamos todo lo que tenía que tener una casa. También hicimos muchas perforaciones e instalamos molinos de viento en la zona”, comenta orgulloso.

Años después, su fanatismo por la conducción de vehículos lo impulsó a convertirse en chofer de camiones, oficio que lo haría recorrer gran parte de la Argentina y le posibilitó estructurar una sólida economía familiar, además de adquirir varias propiedades. “Nunca me metí en política, todo lo que tengo lo hice trabajando arriba de un camión. Durante años con los viajes largos y después con la pala y el volcador que llegué a tener y con los que también ayudé mucho acá”, sostiene.

No obstante, el reconocimiento que recibió estuvo fundado en otros motivos, vinculados a su contribución con la comunidad a lo largo de tanto tiempo. “Totocho” fue fundador del cuartel de Bomberos Voluntarios, socio-fundador del Club Atlético Sacachispas –donde hasta el día de hoy juega a las bochas- y de la ya disuelta Cooperadora Policial, además de haberse destacado como socio de la AFUG, del Club Social y de colaborar ad-honorem con otras instituciones.

“Todo lo que hice fue por amor a Garín y para que la gente vea que se puede ayudar desinteresadamente, no para que me den algo. Lo más grande que hice fue cosechar amigos, y de fierro, por eso soy feliz”, repasa sobre su trayectoria en la localidad.

Jubilado y a días de cumplir 80 abriles, Bozzano disfruta de dos nietos que le dio su hija Silvia, aprende a tocar el acordeón a piano y sigue manejando, pero ahora para pasear junto a Ibel, su esposa desde hace 58 años. Igualmente, no todo es color de rosas en la vida de este amante de la caza deportiva y el folclore nacional. “Totocho” se está recuperando de un cáncer de próstata y hace ocho años perdió a su hijo Jorge, quien fue asesinado en un intento de robo y por lo cual pensó seriamente en mudarse de Garín.

“Antes vivíamos con las puertas abiertas, si las cerrabas era una ofensa, pero hoy vivo con una escopeta de doble caño cargada al lado de la mesita de luz. Hace poco me dispararon un tiro en la calle que me rozó la cabeza y no me mató de casualidad”, cuenta angustiado, añorando la tranquilidad perdida.

Pese a esta delicada situación, decidió quedarse en el pueblo de sus amores con el deseo de verlo progresar, porque asegura que lo ve “medio abandonadito”. “Espero que tengamos más pavimento, que llegue el agua corriente y las cloacas que prometieron tantas veces. Ojalá que antes de irme para la quinta del ñato pueda ver eso”, concluye Bozzano, un garinense de ley.

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