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La concejal de Unión Liberal afirma que en Juntos “no hay mucha coherencia” y explica su relación con el oficialismo. Además, compara a Sujarchuk con Patti y denuncia: “Nos quieren infiltrar gente de todos lados”.

De los 24 concejales que hay en el Honorable Concejo Deliberante de Escobar, 14 pertenecen al Frente de Todos, que tiene amplia mayoría; siete se encuentran agrupados en la bancada de Juntos y los tres restantes están atomizados en bloques unipersonales: dos desprendimientos de la misma coalición y el de Griselda Romariz de Aristi (65), Unión Liberal.

La vecina de Loma Verde y referente de Javier Milei en Escobar es un ejemplar único en el recinto de la calle Asborno. No sólo por estar en la más absoluta de las soledades como representante del liberalismo, haciendo “lo que puede hacer una sola persona entre 24” -textual suya-, sino también porque tiene modales muy opuestos -afortunadamente- a los del excéntrico diputado nacional y economista libertario.

“Soy oposición constructiva, no de barricada. No ando a los gritos. Me defino como liberal clásica; los más jóvenes dicen que soy ‘paleoliberal’ (se ríe). Tengo libertad para votar, nadie me dice qué proyectos tengo que aprobar y cuáles no. Pero no soy agresiva ni descalifico, ese no es mi estilo. Puedo discutir ideas, pero no me meto con las personas”, afirma, entrevistada por DIA 32.

COMPROMISO. La concejal habló de su promesa a los vecinos de Loma Verde antes de asumir su banca.

Además, destaca que no faltó a ninguna sesión desde que asumió, en diciembre de 2021. Estuvo ausente dos meses por licencia y quien la reemplazó -Walter Rodríguez- mantuvo el invicto de inasistencias.

Dice que el balance de su primer año de mandato es “positivo”, pese a las limitaciones de ser un monobloque, y enumera todo lo que hizo para honrar el compromiso que asumió al ser electa: no fallarle a sus vecinos de Loma Verde, donde vive hace más de treinta años. Por ejemplo, el reclamo para la construcción de veredas en la calle Los Cerros, la creación de la plaza Ángel Pelayo y de un centro cultural de gestión privada del lado oeste de la localidad -en Nigromante y Tatán- y la búsqueda de un terreno para reubicar la flamante Subcomisaría (ex Destacamento), entre otros proyectos y gestiones que impulsó o acompañó.

Ahora está haciendo un relevamiento de todas las calles de Loma Verde, algo que ya le dio bastantes dolores de cabeza al descubrir las inconsistencias entre los registros de catastro y la realidad. “Muchas tienen nombres distintos, otras no existen… Es algo que tuve que empezar desde cero”. Las consecuencias negativas de este desorden son múltiples. Como ejemplo, comenta que “a mucha gente que compra por Internet las cosas no le llegan, porque los domicilios no coinciden”.

AUTONOMÍA. “Nadie me dice qué proyectos tengo que aprobar y cuáles no”, asegura Aristi.

Reconoce que tiene trato fluido con varios funcionarios municipales, pero asegura que ni eso ni votar a favor proyectos del Ejecutivo la convierten en “kirchnerista”. “Me meto y hablo permanentemente con secretarios y directores para lograr que las cosas salgan en conjunto. Incluso algunos temas los hablé directamente con (Ariel) Sujarchuk. Pero eso no me hace oficialista. Las buenas ideas no son de derecha o de izquierda”.

Votó en contra del aumento de hasta 90% en las tasas municipales para este año -junto a otros concejales, propuso autorizar sólo hasta 35%- y también varios artículos del Presupuesto 2023. “Jamás he votado algo que signifique aumento de tasas o de personal ni otras cosas que vayan contra lo que pienso. Voto a conciencia y cada voto lo justifico”, sostiene la ex funcionaria pattista -jefa de Prensa entre 1999 y 2003-, al tiempo que argumenta algunos de sus posiciones más recientes a favor del oficialismo.

Pese a que en el espacio político que integra pregona un cuestionamiento casi obsesivo al gasto público, Aristi no dudó en apoyar que se destinen 200 millones de pesos para refaccionar el ex edificio de la Casa de la Cultura -Tapia de Cruz 1280-, al que se trasladará el Concejo Deliberante a mitad de año. Para ella, no es un despilfarro ni mucho menos.

“Soy oposición constructiva, no ando a los gritos. Puedo discutir ideas, pero no me meto con las personas”, afirma.

“Lo sería si construyéramos un edificio nuevo, pero acá estamos adecuando uno que ya está. Por otra parte, al liberar el lugar donde funciona el Concejo se van a ahorrar varios alquileres que se vienen pagando para distintas oficinas municipales. Además, trasladar el Concejo al edificio donde funcionaba la Casa de la Cultura es un proyecto que ya estaba desde la época de Patti, aunque no se hizo”.

También votó a favor de la creación de la nueva bandera municipal. Escobar ya tenía una, instaurada por ordenanza en 1997, pero Aristi adhiere al criterio oficial: “Eso no era una bandera, era un escudo sobre un paño, aunque en su momento, a pedido de Patti, se haya votado como bandera. Me gusta la que ganó, aunque no fue la que yo voté”.

REFERENTE. La dirigente liberal escobarense junto a Javier Milei, en la campaña de 2021, en Capital.

-Ya que menciona a Patti, ¿mantiene alguna relación con él?
-Poca. Cuando fui electa concejal lo fui a ver. Me dijo: “Te felicito, porque siempre estuviste en el mismo camino”. Y le dije que usé algunas cosas de su discurso, porque hay cosas que tienen que ver más con el sentido común que con la ideología, y eso es algo que tenía Patti. Se alegró cuando el dije eso. Y también le consulté un par de cosas. Esa fue la última vez que lo vi. Le tengo un respeto muy grande. Siempre fue una persona correctísima, que hizo mucho por Escobar. Había que seguirle el ritmo, porque trabajaba muchísimo, a toda hora. Era muy exigente.

-¿Quién hizo más por Escobar?
-Creo que el que empezó a hacer cosas fue Patti, pero el que más hizo es Sujarchuk, quizás porque ha tenido más recursos.

-Antes de asumir declaró que “la oposición en Escobar no existe”. ¿Sigue pensando lo mismo?
-En Escobar hay una oposición “rarita”. No hay mucha coherencia. Algunos van al choque y votan en contra todo lo que viene del oficialismo, aunque sea bueno para los vecinos. Es algo ridículo. No entiendo esa lógica. En muchas reuniones de labor parlamentaria, de las que participamos los presidentes de bloque, a veces acuerdan votar de una manera y después, en la sesión, votan distinto.

“Hablo con todos los que quieren participar, pero no queremos al ‘cocolichaje’ político que el día después de las elecciones se va a cualquier parte”.

-Ahora que tiene más exposición pública por ser concejal, ¿cómo toma las críticas? ¿Le duelen o no les da importancia?
-Al principio me dolían mucho, porque soy una persona muy correcta, pero con el tiempo fui endureciendo el cuero. Me llama la atención que las astillas siempre vienen del mismo palo. Quienes me critican son gente que se dice liberal o libertaria pero termina trabajando para Juntos, cuando un liberal nunca puede estar con la socialdemocracia. El liberal que está con la socialdemocracia no es liberal, se dice liberal porque el viento va para ese lado. Otros se amparan en el anonimato que dan las redes para decir barbaridades. Es algo propio del fascismo. En algún momento pensé en hacer una denuncia penal, porque la calumnia es un delito.

¿Hay mucho internismo entre liberales y libertarios en la provincia y en Escobar?
Yo aspiro a que el liberalismo se una. Por eso mi monobloque se llama Unión Liberal. Hay mucha gente trabajando, muchos que quieren entrar, pero todavía no se ha cerrado nada. Es un espacio en expansión. Yo estoy coordinando el espacio, porque no voy a ser candidata acá, entonces no tengo intereses creados. Hablo con todos los que quieren participar, pero no queremos al “cocolichaje” político que el día después de las elecciones se va a cualquier parte. Lo digo porque nos quieren infiltrar gente de todos lados, que no tiene nada que ver con nuestras ideas.

¿Ya sabe qué participación le gustaría tener en este año electoral?
A nivel local no voy a ser candidata. Si me convocaran para un cargo legislativo provincial, lo tendría en cuenta. Es algo que me interesaría. Por ahora estoy coordinando el armado local. Lo que pasa en Escobar no pasa otros distritos, que haya una concejal liberal que siempre estuvo en el liberalismo. Desde 1983 lucho por las ideas liberales. Nadie puede dudar de lo que soy.

DESEO. “Yo aspiro a que el liberalismo se una. Por eso mi monobloque se llama Unión Liberal”, sostiene.

INTERNA AL ROJO VIVO

Ruptura con Espert: “Es un soberbio”

Griselda Aristi fue electa por Avanza Libertad, en la boleta que encabezó como candidato a diputado nacional José Luis Espert. Con él compartió varios actos de campaña en Escobar, pero reconoce que nunca le cayó muy bien y por eso no dudó en dejarlo para irse con Javier Milei. “Espert me pareció un soberbio. Y eso no es de liberal, es de gente ignorante”, enfatiza. En cambio, de Milei asegura que “en el mano a mano es muy distinto a cómo se muestra públicamente, eso es un personaje”. También descarta de plano cualquier acuerdo electoral entre el economista libertario y algún sector de Juntos. “Eso no va a pasar, te lo garantizo. Somos liberales, no podemos unirnos a la socialdemocracia, jamás”.

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