Analía Medina (42) cuenta que su situación era desesperante. Víctima de los malos tratos de su marido, había tenido que huir de la casa que compartía con él y sus dos hijas en Maquinista Savio. Su madre las recibió con los brazos abiertos y les dio todo el apoyo que necesitó. Pero la plata no alcanzaba para los gastos más elementales, a pesar de que se las arreglaba para vender ropa y Tupperware cuando podía. Con su esposo preso y sin saber ya qué más hacer, aprovechó un día en que el intendente Ariel Sujarchuk iba a inaugurar la remodelación de la sala de primeros auxilios del barrio Amancay y se acercó con una carta en la que le pedía encarecidamente ayuda. Puntualmente, esa ayuda que tanto necesitaba era trabajo.
Pasaron dos semanas y no recibió respuestas, hasta que al fin alguien la llamó para ofrecerle convertirse en una de las siete mujeres que desde los últimos días de mayo custodian los principales plazas del partido de Escobar. “Estoy muy contenta con esta posibilidad, que me permite darles a mis hijas todo lo que necesitan”, le cuenta a DIA 32 Analía, quien de 14 a 20 se ocupa de atender la renovada plaza San Martín.
Este programa de cuidado del espacio público no es una novedad: los placeros ya habían existido en la época en que Luis Patti era intendente. Muchos recuerdan a aquellos hombres de uniforme verde y bastón que se ocupaban de mantener el orden en las plazas a fines de los ’90 y principios de la década pasada -también hubo algunas mujeres, que vestían un atuendo rojo y blanco-, hasta que hace varios años su presencia se fue extinguiendo.
La novedad del proyecto relanzado por el Municipio reside en el hecho de que esta vez es un plantel exclusivamente de mujeres el que ejerce la función, en su mayoría víctimas de violencia familiar.
El decreto firmado por el intendente Ariel Sujarchuk advierte sobre la necesidad de “custodiar las mejoras estructurales” que se están llevando a cabo en las plazas y paseos públicos de las localidades, a la vez de colaborar con los vecinos que utilizan estos espacios. Por otro lado, expresa la decisión de contener, capacitar e incluir laboralmente a mujeres que sufren violencia doméstica, “con el objeto de que adquieran recursos genuinos y plena autonomía para favorecer su fortalecimiento”. Por eso es que tienen prioridad quienes participan en los programas de la Dirección de Políticas de Género, a cargo de Lola Vogel.
Karina Rascioni (42) también tuvo que huir de su casa por causa de un marido violento. Se llevó con ella a sus hijos, de 10, 8 y 4 años, pero tampoco tenía con qué sobrevivir. Vive en Garín y, al igual que en el caso de Analía, fue su madre quien la acogió. Sin embargo, debían ir a buscar mercadería a Acción Social porque asegura que “no tenía absolutamente nada”. Fue ahí donde consiguió la ayuda que necesitaba. Y esta nueva ocupación le dio un giro de 180 grados a su vida y la de sus hijos. Cuida la plaza Belgrano, en Garín, también de 14 a 20.
Las plazas suelen ser lugares de encuentro y de recreación, sobre todo de los chicos cuando salen del colegio, por eso también es tarea de las placeras velar por su seguridad y la buena conducta de los jóvenes que disfrutan su tiempo libre en los espacios públicos.
“Ellas van a cuidar a las plazas y a los chicos como cuidan a sus casas y a sus hijos. Así que cuando las vean, háganlo con respeto, con afecto, con cariño, porque nos tenemos que cuidar entre todos”, dijo Sujarchuk al anunciar que reflotaría la idea de Patti, pero dándole un nuevo enfoque: cuidar a quienes las cuidan.