Hay personas que se definen como “tangueros”, no solo por escuchar hasta en la ducha a los referentes más sobresalientes del género, por conocer las mínimas estrofas de las letras más recónditas o el significado de cada palabra del lunfardo. También hay quienes dedican gran parte de su tiempo a recopilar información y que sienten tocar el cielo con las manos cuando descubren datos, historias, curiosidades, pequeñas perlitas que muy pocos conocen.
Buscadores incansables que saben, por ejemplo, que Carlos Gardel pasó por Escobar y cantó en la bienvenida de un amigo que había salido de la cárcel. O que el poeta Julio Cantuarias, letrista de tangos de gran éxito como “Padrino pelao”, vivió en plena avenida Tapia de Cruz, donde ahora es la perfumería Puerto Franco.
Una docena de hombres y mujeres con este tipo de inquietudes y gustos conformaron, en abril pasado, la Asociación Amigos del Tango de Escobar. Una iniciativa muy reciente que ya está dando sus primeros pasos y que más adelante hará una convocatoria de socios. Está presidida por Carlos Morroni, un ingeniero que desde hace quince años difunde el género localmente a través de su programa radial “Nuestro Encuentro” y que mamó el tango desde muy pequeño.
Esa pasión vino de la mano de su padre, Rosario Morroni, un escultor de obras de cerámica cuya temática era absolutamente tanguera. “Había empezado como un pasatiempo hasta que comenzó a convertirse en otra cosa. Un gobierno argentino lo contactó para que hiciera piezas que luego les regalaban en homenajes a distintos personajes del tango como Mariano Mores, Enrique Cadicamo, Osvaldo Pugliese y muchísimos más. Así empezó a hacer exposiciones en casi todo el país, incluso en Escobar, y a trascender las fronteras. Hasta el rey de España, Juan Carlos de Borbón, tiene una obra de mi papá”, le cuenta a DIA 32.
El objetivo de la asociación es difundir todo lo relativo al tango a través de exposiciones, bailes, orquestas y otros eventos. “Escobar es muy folclórico, y dentro de eso hay un nicho también para el tango”, afirma su presidente.
La primera actividad que organizaron fueron las clases de baile que todos los viernes, de 19 a 20.30, se dan en la Sociedad Cosmopolita. Y a fin de mes presentaron una exposición de Gardel en el Museo Campiglia para conmemorar el aniversario de su fallecimiento. “Creo que fue una muestra inédita, porque nunca se trajeron a Escobar elementos de Gardel. El encargado de armarla fue Juan José Fenoglio, un médico legista que no es tanguero, es gardeliano. No le gusta el tango, le gusta Gardel. Él participó en la investigación de su nacimiento, se hablaba de Tacuarembó, Uruguay, pero hace muy poco se definió que era francés y que adoptó Argentina como su segunda patria”.
Morroni asegura que “nadie es profeta en su tierra” y que el tango tiene más adeptos en el exterior que en el país. “Desde que fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad está en el mundo, y desde ahí llega a la Argentina. Los extranjeros vienen especialmente a aprender a bailarlo, en las milongas de Capital como La Ideal o La Viruta casi que no se escucha el castellano. Nosotros todavía estamos viendo si es o no es”.
“En Colombia está la cumbia, en Brasil el samba, y nos guste o no, la música de Argentina es el tango. Así que nosotros, desde la asociación, lo que queremos es que la gente pueda aprender sobre tango y a bailarlo acá, en Escobar”, apunta como objetivo central.
Una forma de mantener viva la llama de la tradición. Es que el tango no solo refleja nostalgia, amores frustrados y esperanzas rotas. También permite el encuentro y encierra una historia digna de ser conocida y transmitida.