Por primera vez en sus quince ediciones, una agrupación escobarense logró presentarse en el Cosquín Rock, el festival del género más federal y de mayor convocatoria del país. Un largo anhelo que se hizo realidad.

Por MARTIN POZZO
Director de revista La Negra

A siete kilómetros de Carlos Paz, en Córdoba, se encuentra San Antonio de Arredondo, un pueblo tranquilo, de bonitos paisajes y de valioso contenido religioso. Ese fue el marco geográfico inicial que eligió Hermanos de la Calle como base de operaciones para su debut en el festival de rock por excelencia: el Cosquín Rock.

Si bien el grupo ya tuvo experiencias anteriores en otros festivales -San Pedro Rock, Arrecifes Rock, etcétera-, esta fue la oportunidad que miles de bandas desean para sus carreras. Inicialmente programados para el domingo 15, los músicos debieron posponer su función 24 horas a causa de las fuertes tormentas e inundaciones que sufrió gran parte de la provincia y que provocó la cancelación de todas las bandas y la reprogramación para los días posteriores.

Así fue como el lunes 16, con sol presente y compartiendo cartelera con artistas como Ciro y los Persas, Las Pelotas, Almafuerte, los músicos de la agrupación escobarense arribaron al aeródromo de Santa María de Punilla mentalizados en demostrar a las masas quiénes son.

Comenzada la tarde, Héctor “El Mono” Díaz (voz), Pablo Chiavetto (bajo), Leo Guillielmone (guitarra), Matías Lizarraga (guitarra), Sebastián Araya (batería) y Mariano “El Chino” González (teclados) fueron recorriendo el predio para tener contacto personal con los miles de presentes, entregar material de promoción y convocar al público al escenario “Hangar Rock Para Todos”, donde luego tocarían.

Parte del staff tuvo la posibilidad de realizar una conferencia de prensa para los medios de comunicación de todo el país y Latinoamérica en una carpa destinada para dicha actividad a la que también concurrieron las bandas internacionales Molotov y De la Tierra y las nacionales Las Pastillas del Abuelo, Carajo y El Bordo.

Pasadas las 22 llegó el momento del esperado show, el recinto ya se encontraba a medio llenar por el público fiel de Hermanos de la Calle -la gran mayoría de Escobar y alrededores- que con cánticos y banderas hizo sentir como locales a sus artistas. El agite atrajo a cientos de curiosos que buscaban una explicación a tal revuelo.

El set duró media hora y el repertorio incluyó siete canciones –Hermanados, La enroscada, Camino al andar, Presente, No me digan, Mi vieja, el vino y vos, El rock and roll está acá– que fueron suficientes para que el público colmara las instalaciones frente al escenario y descubra el rock de Hermanos de la Calle.

La performance contó con la participación de Gastón González (trompeta) y Gastón Gnemmi (saxo), ambos músicos de estos pagos, y varias pelotas multicolores le dieron un marco festivo a este ritual del rocanrol.

Con sonido y luces impecables, el grupo tocó como si fuese la última vez. Como se dice en el deporte, dejaron todo en la cancha. Público, prensa y colegas vitorearon de manera unánime la consagración del combo en tierras serranas.

Parece que ya es hora de exportar a todo el país la buena calidad de artistas que residen en el partido de Escobar. Sería una linda costumbre sentirse tan bien representados como en esta ocasión. Hermanos de la Calle, bienvenidos al gran circo del rock.

“Satisfacción plena”

“Es difícil describir en pocas palabras todas las sensaciones que vivimos en el mítico Cosquín Rock. Desde la tristeza y la angustia cuando nos avisaron que se suspendía la fecha, pasando por la euforia y la inmensa alegría al momento de tocar y ver el lugar colmado de gente escuchando a la banda, hasta el estado de agradecimiento eterno a todas esas almas que viajaron exclusivamente a ver a Hermanos. Resumiendo, ¡satisfacción plena!”. Héctor “Mono” Díaz, cantante de la banda.

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