La historia de la chocolatería Hönecker es tan rica como el cacao que utiliza para elaborar sus reconocidos alfajores. Fundada por Osvaldo Foster (61) como un homenaje a su madre, Bárbara Hönecker, esta empresa de productos artesanales de alta calidad no solo se convirtió en un referente de la industria chocolatera a nivel nacional, sino que también cautivó el corazón de los argentinos a través de sus paladares.
Osvaldo está orgulloso de la herencia recibida de su madre, una alemana del Volga, y de las tradiciones que entrelazó con su pasión por la gastronomía, que lo trasladan hasta su infancia. “Este emprendimiento tiene que ver con momentos de mi niñez y la posibilidad de haber disfrutado a mi madre ocho años. Todo lo que soy y lo que no soy, se lo debo a ella”, le cuenta con emoción a DIA 32.
Ahora, con la apertura de su tienda en Belén de Escobar, sobre la calle Estrada al 500, la compañía vuelve a sus raíces de una manera simbólica y emotiva. Por eso, durante la entrevista, el socio fundador de Hönecker reflexiona sobre cómo la vida y el destino parecieron trazar un círculo perfecto al abrir el establecimiento justo a unos metros del sitio donde su mamá lo trajo al mundo. Este simbolismo, según cuenta, es una muestra más de cómo las piezas del rompecabezas de su vida siempre estuvieron conectadas de alguna manera con el distrito.
“Yo nací en Belén de Escobar. Y cuando estábamos por terminar el local, me paro enfrente para mirar el cartel que íbamos a poner y me di cuenta de que mi mamá me tuvo ella sola en la salita de primeros auxilios, acá a 50 metros. Y pensaba ‘qué loco es el universo, que hace que tenga mi local a una mínima distancia de donde nací’. Acá está la mano de Dios”, reflexiona, con un nudo en la garganta.
Osvaldo creció en Escobar, dónde forjó los primeros cimientos de lo que luego sería su gran pasión: los chocolates. “Escobar siempre estuvo presente en mi vida”, comenta. Y recuerda cómo su madre le transmitió el amor por la cocina y por los sabores auténticos. Años más tarde, tras una vasta experiencia en la industria alimenticia, decidió rendirle homenaje creando la empresa que lleva su apellido y, con él, toda la historia y la tradición de su herencia.
El camino no fue fácil. La primera producción de alfajores, en 2001, se realizó en plena crisis económica argentina, lo que significó un verdadero desafío para la incipiente compañía. Sin embargo, la determinación de Osvaldo lo llevó a perseverar, comenzando con una producción modesta, pero de altísima calidad. Los primeros alfajores fueron elaborados y bañados a mano en una pequeña olla, que todavía conserva en su oficina como un recordatorio de los inicios humildes de Hönecker.
Desde ese austero comienzo, la empresa no paró de crecer. Su fábrica, ubicada en Ingeniero Maschwitz, empezó a operar en 2002. Inicialmente ocupaba un espacio de 200 metros cuadrados, pero creció y cuadruplicó esa superficie.
“Hoy elaboramos 7.000 alfajores por hora”, comenta el empresario, orgulloso de la evolución de su sueño. Actualmente, Hönecker cuenta con una dotación de 70 empleados, cifra que aumenta a 100 trabajadores durante la temporada alta.
Una marca que recorre el país
Aunque la empresa nació en Escobar, Hönecker encontró en la costa atlántica argentina su primer gran público. El local en Mar de las Pampas, abierto en 2004, fue el primero en llevar los productos de la marca a un destino turístico.
“Mar de las Pampas fue nuestro primer gran desafío”, cuenta Osvaldo, recordando cómo los veraneantes adoptaron rápidamente a los alfajores y a los chocolates como parte de su experiencia vacacional. La buena recepción en la costa les permitió abrir otros establecimientos en destinos turísticos, como Cariló, Termas de Río Hondo y Ushuaia.
Cada nuevo local representaba no solo una oportunidad de expandir la marca, sino también de adaptarse a diferentes paladares. En Termas de Río Hondo, por ejemplo, el desafío fue captar a un público mayoritariamente compuesto por jubilados, lo que llevó a que los productos se posicionaran más como regalos y souvenirs. Mientras que en Ushuaia, el reto fue competir en el entorno dónde se encuentran los especialistas en la materia.
“A partir de ahí dijimos ‘tenemos que probar la marca en distintos contextos, tenemos que probar la marca donde están los chocolateros’. Y nos fuimos a Ushuaia. Como la marca funcionó, entonces dijimos ‘vamos a probarlo en el mercado más duro y el de menor capacidad de gasto, que son los jubilados’, y nos fuimos a Termas de Río Hondo. Y ahora tenemos tres locales allí”, cuenta Osvaldo sobre la evolución de la empresa.
La tienda de Mar de las Pampas es la más antigua de las 19 que la marca tiene hoy en diferentes puntos del país. Con una propuesta que combina la repostería artesanal con un ambiente cálido y acogedor, cada sucursal sabe cómo enamorar a los paladares más exigentes de los lugareños.
Si bien la mayoría de los establecimientos son propiedad de la empresa, dos de ellos funcionan bajo el modelo de franquicia, lo que pretende convertirse en una estrategia a futuro para continuar expandiendo la marca a nivel nacional.
El regreso a Escobar
Después de más 20 años de expansión en diversas partes del país, Hönecker finalmente llegó a Belén de Escobar, la ciudad que vio nacer a su fundador. El nuevo local, ubicado estratégicamente frente a la plaza central, ofrece una experiencia diferente a la que se puede encontrar en otros puntos de venta de la marca. Y para Osvaldo, esta apertura no es una más, sino que representa la culminación de un sueño.
“Este local significa el inicio de una nueva etapa. En Termas de Federación somos una regalería, en Costa del Este somos una regalería y en Mar del Plata también. Pero acá quiero competir por una porción del corazón de los escobarenses. Yo quiero que me elijan no para regalarle a otros, sino para regalarse a ellos mismos”, plantea el fundador de Hönecker.
La sucursal de esta chocolatería boutique, que abrió sus puertas en los primeros días de septiembre, se destaca por su propuesta integral. “Es una cafetería, una heladería y una pastelería. Además, cuenta con espacio tanto interior como exterior, con capacidad para 50 a 70 personas”, detalla Bárbara Foster, hija de Osvaldo, a quien acompaña en el proyecto.
El local, de 130 metros cuadrados, también presenta una renovada imagen, que se replicará en todas las sucursales de la cadena. “Tiene una nueva decoración, porque reversionamos toda la estética. Y vamos a llevar esta nueva imagen a todas las sucursales. Por eso, este es el inicio de una nueva etapa y la finalización de otra”, remarca Bárbara. A su vez, destaca el rol de la arquitecta escobarense María Clara Cappello, quien estuvo a cargo de la obra.
Ella también subraya que la elección de Belén de Escobar no fue casual, ya que tanto ella como sus padres son oriundos de la ciudad. “La apertura de este local es un agradecimiento al lugar que nos vio nacer. Queremos cautivar el corazón de todos los escobarenses. Es un desafío tremendo, pero estamos preparados para dar lo mejor, como siempre lo hacemos”, sostiene.
La decisión de abrir este nuevo establecimiento no solo responde al sueño personal del fundador de volver a sus raíces, sino también a un compromiso con la comunidad. Porque desde su apertura, Hönecker generó siete nuevos puestos de trabajo directos en el local. Y tanto Bárbara como Osvaldo confían en el potencial de los escobarenses.
“Yo le debo muchísimo a Escobar, muchísimo agradecimiento e infinita gratitud. Nuestro deseo es que la apertura de este local invite a otras personas a conocer y a experimentar lo que es vivir en Escobar. Y que sea el impulso para que el escobarense se anime a emprender”, señala Osvaldo, mientras Bárbara asiente con la cabeza.
Impulsar el desarrollo
La relación de Hönecker con la comunidad no solo se limita a lo comercial. Hace tres años, la compañía se asoció a la Unión Industrial de Escobar, una decisión que ambos consideran clave para fomentar la colaboración entre los empresarios locales y para promover el crecimiento de la ciudad. “Escobar está muy bueno. Hay mucha gente que apuesta y Escobar se merece estar en el lugar que tiene que estar”, expresa con entusiasmo el fundador, convencido de que este proyecto ayudará a seguir impulsando el desarrollo económico y social del municipio.
Tanto en Escobar como en otros rincones del país, Hönecker se ha convertido en sinónimo de calidad y tradición. Con cada nuevo local, la empresa refuerza su compromiso por ofrecer productos de excelencia, manteniendo siempre ese toque artesanal que los hace únicos. Y a medida que los escobarenses descubran y disfruten los productos de Hönecker, no solo estarán saboreando un excelente chocolate. También estarán siendo parte de una historia que comenzó hace décadas en una cocina familiar, y que hoy continúa creciendo, pero sin perder de vista sus raíces.
En un mundo cada vez más globalizado, donde la producción masiva muchas veces prioriza la cantidad sobre la calidad, una empresa como Hönecker, que respeta lo artesanal y lo auténtico, siempre ocupará un lugar especial en el corazón de los consumidores. Y mientras el aroma del chocolate conquista las calles de Escobar, una nueva página en la historia de la compañía comienza a escribirse, con la certeza de que lo mejor ya está sucediendo.
Delicias únicas
En cuanto a la variedad de sus productos artesanales, Hönecker se destaca por la elaboración de alfajores, chocolates, trufas, copitos, galletitas, licores, blends, dulce de leche y mermeladas, entre otros. En cada uno está reflejada la dedicación y la calidad que caracterizan a la marca, la cual supo conquistar a sus clientes a lo largo y ancho del país, y que ahora llega para deleitar todos los escobarenses.