En los últimos años se convirtió en un referente local del arte gráfico relacionado a tapas de discos, historietas, fanzines y flyers. “Siempre estoy inventando algo nuevo”, afirma.

Dialogar con Diego Sánchez (32) en su casa implica estar rodeado de stickers, pines, discos, casetes, volantes, afiches, historietas, fanzines y todo un mundo fantástico que no deja de estar muchas veces relacionado a la cruda realidad del día a día.

Bandas como No me detengo Nada, Sal Demonio, Aliento de Perro (todas de Escobar), Aeropajitas (Perú), La sangre de Verónika (Uruguay), The Rockets (Costa Rica), entre otras, acuden asiduamente para contratar los servicios de Sánchez, que firma como Txus sus obras.

Actualmente está presentando Humor Vitreo, un fanzine con mucho humor y crítica social. Además, el sello local La Hormiga Records (ediciones de discos, revistas, fanzines, calcos y pines) publicó tres revistas: Frank y Greg (El que busca, encuentra); Fantasías Animadas (De ayer, hoy y siempre) y Sentido figurado (Humor gráfico y otras barbaridades), todas con guión de Hilario Muchasaña y dibujos de Txus.

-¿Cuándo comenzaste con el arte gráfico?
-Entre 2001 y 2003 hacíamos fanzines estando en la Escuela Técnica de Escobar. Había comprado una máquina de escribir para tipear y que quedara más prolijo. Metíamos comics, historias e informativos de todo lo que sucedía en la Técnica. Después sacábamos fotocopias y los vendíamos a 25 centavos. Hoy en día, así como evolucionó la tecnología, las fotocopiadoras también. Por eso hay fotocopias de muy buena calidad en los trabajos actuales.

-De afición a profesión, ¿hubo algún momento puntual donde la actividad ya se estaba volviendo un trabajo?
-Sí, cuando comencé a trabajar en El Diario de Escobar. Ya era una redacción, gente más grande. Tenía 14 años, me acompañó mi madre. Era un chiste y un dibujo muy monolítico. Estuvimos un año trabajando con los guiones de Hilario Muchasaña (alias de Juan Manuel Bande, dupla que se mantiene en muchos trabajos hasta hoy). Primero una sola viñeta, después nos dieron el espacio del juego de las siete diferencias. Nos animábamos a todo.

-¿Cómo fue que las ilustraciones comenzaron a tener relación con la música?
-El dibujo y la música vienen juntos del mismo tiempo. En especial el punk. Yo tocaba el bajo en bandas como Callate un poco, No molestes e Insensatos. Salían fechas con Superuva o 2’…

-¿Recordás tu primer trabajo haciendo la portada de un disco?
-Mi primera portada fue Invasión para tus oídos, de Tato y su pandilla Zombie. Y después del colegio salieron muchísimas bandas para graficar.

-Hablando de discos, los formatos (cd, casete, vinilo) fueron cambiando con el tiempo, ¿tenés alguna preferencia?
-Me da igual, porque yo lo dibujo en un tamaño grande. No tengo una decisión formada con eso, todos los días salen formatos nuevos.

-Al reunirte con una banda para realizar el arte de un disco o el flyer de un recital, ¿qué es lo primero que le preguntás?
-Dónde comemos la pizza o dónde tomamos la cerveza (risas).

-¿Cómo fue la experiencia de reiniciar tu vida en Bolivia?
-Me fui a vivir a Bolivia en 2012. Estuve cinco años. Casi todas las cosas las hice allá. De alguna manera estaba solo con mis ideas. Encontré mucha gente para compartir, pero a la hora de estar en casa, era estar dibujando, me abstraía de todo. Volví por la muerte de mi viejo. Ahí me pregunté dónde me encontraba más contenido, y aquí estamos. Todavía estoy bajando acá.

-¿Se puede vivir como artista plástico?
-Sí, es complicado, pero se puede. Es la utopía que perseguimos todos los que estamos con un changarrito como este. Hay una frase que dice “el que no produce, no come”. No hay que darle mucha explicación al cliente con los trabajos, si lo quiere pagar bien y sino… Hay que tener una conducta de laburo, una templanza, hacerte valer por vos mismo.

-Cuando uno pasea por las redes sociales y se topa con un trabajo tuyo, es muy común que se reconozca tu autoría, ¿lo sentís como una virtud o un reconocimiento a una identidad artística?
-Sí, claro. Hoy me trago ese buzón que yo mismo me lo hice. Me estandariza un mismo tipo de dibujo que puedo explotarlo muchísimo. También vas a ver cosas que no vas a decir “esto lo hizo Diego”, que me sacan del lugar de confort. Siempre estoy inventando algo nuevo.

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