Cuando en 2012 las profecías mayas no se cumplieron y el mundo no se acabó, Irina Santroni (46) dice que sintió que algo tenía que hacer. Aún no era escritora, solo a veces escribía pensamientos o sentimientos en un cuaderno, arrancaba las hojas y las guardaba en las carteras. Ahí quedaban.
Un día de aquel año le tocó renovar la licencia de conducir y durante las horas de espera escuchó cientos de quejas e historias de las personas que estaban en la oficina de tránsito. Toda esa información quedó rondando en su cabeza. “Al otro día me senté y en dos horas escribí mi primera nouvelle, fue una catarsis”, le cuenta a DIA 32 la presidenta de la filial Escobar de Sociedad Argentina de Escritores (SADE).
Pensó que hasta ahí había llegado su experiencia literaria, pero no. A la semana siguiente la silla volvió a tragársela. En dos días escribió su segunda novela, un poco más extensa. “Nunca pude parar de escribir, se volvió una necesidad. Es algo que no manejo”, confiesa. Recién ahí comenzó a formarse en talleres de literatura y de novela. “Una historia puede gustar o no, pero no puede estar mal escrita”, señala.
Cuando sus allegados veían que escribía todo el día, empezaron a querer leer sus textos. Fue el momento de pensar en publicar. Corría el año 2016, dejó de escribir y editó Bosque Aguamarina, una novela fuerte, con muchas muertes, ilegalidad y trata de personas. Y una agenda llamada Mi Proyecto, un couching para guiar a quienes quisieran concretar un proyecto puntual.
Siguió escribiendo y publicando, algunas cosas solo en Amazon, y también se lanzó a la escritura de un blog en inglés. Al tiempo le llegó el turno a su segunda novela, En los Tiempos que Corren.
Este año se lanzó con la tercera, La Sombra de mi Nombre, un thriller psicológico publicado por la editorial escobarense Maxbrod. Una historia real que la tocó muy de cerca, ya que se trata de un robo de identidad sufrido por su hermana. Ella misma le pidió que por favor contara su vivencia, porque es un flagelo que ocurre más a menudo de lo que imaginamos y que le puede pasar a cualquiera. Un libro atrapante, lleno de intrigas.
“Una parte de la historia ya la tenía, la conocía y mantuve los hechos, los tiempos y la reacción de la justicia tal cual ocurrieron. También respeté la profesión de mi hermana, un dato importantísimo, ya que trabaja en el área de salud y la usurpadora utilizó su matrícula sin que hubiera ningún tipo de control”, explica.
Lo que le faltaba era la otra pata de la historia: un personaje que quisiera no ser ella misma para ser otra persona. Desde ese punto de partida aparece María, una mujer que nace en la escasez absoluta, que no tiene educación, maltratada, sin apoyo de su familia. Que se convierte en delincuente para sobrevivir y progresar a costa de convertir en un infierno la vida de sus víctimas.
Cuando los roles se dan vuelta y María pasa de ser protagonista a ser antagonista, los capítulos empiezan a estar escritos en secuencias que saltan de un personaje al otro con gran rapidez. Lo que hace una, lo que descubre la otra. Así creó la sensación de vértigo.
La Sombra de mi Nombre tuvo una tirada inicial de 200 ejemplares que se agotaron rápidamente. El libro va por la segunda edición y esta vez con la idea de no solo llegar al público a nivel nacional sino también al exterior, más precisamente a Estados Unidos en la versión que la propia escritora tradujo al inglés.