La delicadeza de la poesía es el terreno de Juan Ignacio Kabur (29) para expresar lo salvaje del mundo, de la naturaleza y del amor. En su caso, la pandemia y el encierro no aplacaron la creatividad; por el contrario, el contexto significó un empujón para ver con una perspectiva distinta, dejar de postergar la decisión de compilar y darle el merecido marco a sus textos: Versos ferales, editado por Maxbrod, salió publicado el 14 de agosto y ya está haciendo camino.
La escritura para él es un cable a tierra, una posibilidad para “perpetuar en la tinta”, como anticipa en el manifiesto del libro. La conexión que aparece en sus versos con los paisajes y los animales se traslada a otros ámbitos de su quehacer: es guardavidas, buzo y estudiante de biología; además, hace 7 años trabaja en el centro de rescate de la Fundación Temaikèn y fue noticia en 2019 cuando se metió en una laguna de agua helada de Río Gallegos para salvar a un perro.
Si bien comenzó a escribir en su adolescencia, este poemario surgió en una serie de viajes que realizó el año pasado: uno de trabajo, al sur, a liberar cóndores; y otro de vacaciones al mar de Brasil. Algunos textos ya los había compartido en distintas plataformas, bloggs, páginas y redes sociales, con muy buena repercusión.
Ahora, con su primer libro ya publicado, apunta a una trilogía de poesía que incluya mucho de lo que produjo en circunstancias de cuarentena. “Mi expectativa es continuar aportando en la Sociedad de Escritores de Escobar, de la que soy parte, seguir creciendo y conociendo gente”, le cuenta a DIA 32 sobre su proyección.
Versos ferales
Dividido en secciones, el libro condensa la percepción del poeta sobre la naturaleza y el entorno, con toda su ferocidad.
Además, trata la temática del amor, siempre atravesado por sus vivencias como viajero. “Se llama así porque intento representar con estos poemas una parte de todo lo salvaje que amo del mundo”, anticipa Kabur, quien se radicó en Belén de Escobar en 2016 y tiene a Pablo Neruda como principal referente literario.
“El libro es una especie de desplazamiento hacia el interior, luego de varios viajes realizados, donde conviví con personas, lugares y animales”, explica.
En el prólogo, Fabio Descalzi resalta la delicadeza y elegancia de la pluma del autor, a quien califica como “un poeta tan joven como consumado”. “En estas épocas tan vacías de vida y tan llenas de desidia, Kabur nos propone una necesaria catarsis para el alma y los sentidos”, asegura, invitando a un encuentro con la esencia de estos versos sin domesticar.