Melani González dejó su trabajo en un shopping para dedicarse a su pasión por el dibujo y la pintura. Empezó vendiendo retratos por encargo y en 2023 participó de una residencia en la Academia Imperial de las Artes de Rusia.

Sus creaciones son una inmersión en un mundo imaginario lleno de misterio. Los tonos oscuros predominantes en sus cuadros y los motivos abstractos sumergen al espectador en la sensación de observar un sueño o las profundidades del subconsciente.

Melani González (27), nacida y criada en Maquinista Savio, cuenta que siempre, desde que tiene recuerdos, dibujó y pintó. Sin embargo, recién a los 22 años se animó a ir a clases. A poco de empezar las lecciones, comenzó a vender cuadros personalizados y renunció a su trabajo como vendedora. Se dio cuenta de que podía generar un sustento de aquello que siempre había sido una pasión.

A mediados del año pasado viajó a Rusia, donde realizó una residencia artística que la marcó a fuego. También en 2023, realizó varias exposiciones individuales en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores. El sueño despegó.

En paralelo, la joven artista cursa la carrera de Antropología Sociocultural en Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Está a tres materias de recibirse. Sus estudios primarios y secundarios los hizo en el colegio Espíritu Santo, de Savio.

Aprender el oficio

Aunque no quiso ir a clases, de chica siempre pintaba y dibujaba alentada por su madre, Celia, con quien vive, a media cuadra de la Escuela Técnica Nº3. “Ella es muy creativa. Recuerdo las historias y los juegos que me inventaba. Me enseñó que el arte es importante”, le cuenta a DIA 32. Sin embargo, sus obras permanecían en un mundo íntimo: “No quería que critiquen lo que hago, quería mantener esto aparte de todo. De alguna forma, lo quería cuidar. Después cambié, me abrí a aprender y ahora es lo que más me gusta, ir a talleres y que me enseñen”.

Poco después de iniciar las clases empezó a vender cuadros personalizados. “Fue un cambio muy grande, me fue muy bien. Renuncié a mi trabajo como vendedora en un shopping y pude seguir cursando Antropología”. Su entorno, lejos de sorprenderse, recibió la iniciativa con naturalidad: “Tuve mucho apoyo, porque sabían que es lo que amo. No estaban sorprendidos, al contrario, creo que estaban esperando ese momento”.

Melani González estudiando
Formación. La joven artista plástica comenzó a estudiar en talleres de pintura hace cinco años.

Siempre parece osado pensar que un pasatiempo, una pulsión artística, se vuelva oficio y provea el sustento. Melani no era la excepción, ella misma veía su arte como un hobbie y no imaginaba que le pagaran por sus obras. “Sé que es muy controversial el tema de vivir del arte, pero sí, se puede. Hay que aprender, estudiar, dedicarle mucho tiempo y constancia para día a día aprender el oficio”.

Al principio empezó vendiendo exclusivamente retratos de mascotas, en un emprendimiento llamado Peludos pintados. En él ofrece desde cuadros hasta llaveros y stickers con dibujos y pinturas de perros y gatos. Con el tiempo empezaron a pedirle todo tipo de obras: personas, paisajes, parejas. Un trabajo por encargo que convive con su producción artística individual.

“Sé que es muy controversial el tema de vivir del arte, pero sí, se puede. Hay que aprender, estudiar, dedicarle mucho tiempo y constancia para día a día aprender el oficio”.

Interés por lo simbólico

Buscando avanzar en su formación, tuvo un breve paso por la carrera de Artes Visuales, pero decidió seguir capacitándose con docentes particulares. Uno de los motivos fue que no quería abandonar la licenciatura en Antropología, que cursa desde los 18 años y donde está próxima a graduarse.

Optó por esa carrera motivada por un interés en la diversidad cultural y en lo simbólico, que ve presente en sus obras. A través de una paleta oscura y con azules predominantes, explica que trata temáticas psicológicas y busca transmitir lo misterioso, lo inconsciente, lo oculto.

Destaca que, con el tiempo, empezó a notar colores y patrones que se repetían en su producción y que vienen a expresar un mundo imaginario que la acompaña desde chica.

Los materiales que suele elegir son óleo o acrílico sobre lienzo y acuarelas en papel, así como carbonilla, tiza y café. En cuanto a estilos, el impresionismo y el expresionismo son los movimientos que más la inspiran.

Conociendo Rusia

El año pasado vivió una experiencia sumamente enriquecedora: viajó a la Academia Imperial de las Artes de San Petersburgo, Rusia. Quedó seleccionada para ser parte de un grupo de quince artistas de todo el mundo para estudiar en el impactante edificio construido en el siglo XVIII a la vera del río Nevá.

Durante casi un mes asistió a clases, visitó los principales museos, produjo obras y expuso junto a sus colegas pintores y escultores. Allí conoció a estudiantes de muchas nacionalidades, como Turquía y Vietnam, y encontró solo una hispanohablante más, de Venezuela.

Para mí fue un sueño, porque muchos de mis referentes son rusos. Pude ver pinturas en vivo y en directo que antes veía en Instagram. Pude tener clases con profesores que admiraba y seguía por las redes y ahora estaban viendo mi obra. Todo lo que admiraba de lejos lo tuve en vivo y en directo”, recuerda, a un año de aquella vivencia.

También se llevó una impresión muy positiva del país que la recibió. “Valoro la gran disciplina que tienen, en general y particularmente en la pintura. Además, son muy tradicionales, mantienen tradiciones del oficio que son lindas y están buenas”. Explica que, entre otros aspectos, en la Academia incentivan mucho el estudio de la anatomía y el dibujo natural de paisajes y de personas.

Tierra natal

En Escobar, Melani González integró el jurado del concurso de pintura y dibujo de la Fiesta Nacional de la Flor 2023. Ese mismo año, por iniciativa de la concejal Yésica Avejera, el Concejo Deliberante de Escobar la declaró “Personalidad Destacada” y dio una charla en el ciclo “Artistas Emergentes”, de la Subsecretaría de Cultura.

Su anhelo, confiesa, es compartir su oficio con la comunidad, para que el sueño de unir pasión y trabajo no sea un imposible. “Estoy abierta a que jóvenes o adultos vean que hay gente que está haciendo lo que le gusta y que puede crecer gracias a eso” sostiene.

La joven artista saviense, que actualmente trabaja en un taller desde su casa, ansía tener un estudio propio y dar clases. “Me encantaría poder inspirar a alguien para que también empiece a hacer lo que le gusta y a tratar de mostrarlo. Porque necesitamos el empujón, yo lo viví”.

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