En el Concejo Deliberante, el oficialismo y Cambiemos empezaron a definir sus perfiles con la mente puesta en las elecciones. Acusaciones cada vez más subidas de tono y poco contenido.

En medio de tanto desaguisado con la polémica condonación al Correo Argentino y el intento de modificar la Ley de Movilidad Jubilatoria, el presidente Mauricio Macri dijo algo tan obvio como indiscutible para defenderse de las críticas recibidas: “Comenzó el año electoral”. Esa simple frase aplica a la perfección para explicar el comportamiento de los concejales kirchneristas y de Cambiemos en el Concejo Deliberante, quienes en la sesión del pasado miércoles 15 intercambiaron acusaciones y chicanas subidas de tono, en un grotesco intento por diferenciarse y definir perfiles cada vez más antagónicos de cara a la campaña que se viene por los comicios legislativos.

En la batalla de los egos, el jefe de la bancada macrista, Leandro Costa, que este año irá en busca de su tercer mandato, terminó cayendo en su propia trampa: votó en contra de un convenio firmado entre el Municipio y BA Desarrollo, una empresa del Grupo Provincia que preside el primo del Presidente, Jorge Macri. Una contradicción lisa y llana, por más que se haya esforzado en justificaciones para fundamentar la oposición de su bloque al programa de reconversión de luminarias públicas a LED que suscribió Ariel Sujarchuk. Justo él, que apenas hace cuatro meses dijo que volvía al Concejo Deliberante para “ayudar al intendente”.

En vez de apelar a la batería de argumentos favorables que el expediente ponía a su disposición, en el oficialismo prefirieron responderle con agravios y sarcasmo. “Acompañamos la preocupación del señor Presidente. Hemos sacado el aire acondicionado y ahora vamos a cambiar la bombita, porque realmente así vamos a solucionar el problema energético que tiene el país”, ironizó el titular del bloque Peronismo que Hace, Daniel Bufelli.

Más tarde, en la votación de otro expediente, Oscar Fontán también pediría la palabra para dirigirse al hijo del jefe del bloque de senadores provinciales de Cambiemos. Necesitado de hacerse notar para tener alguna chance de renovar su banca pero incapaz de elevar el nivel del debate, el camaleónico concejal -fue kirchnerista, massista y de vuelta kirchnerista- le hizo una sarcástica invitación, a grito pelado: “Hágase peronista. Alguna vez me dijo que se iba a pasar, venga, que nosotros le abrimos las puertas. Pásese al peronismo, porque si quiere ser intendente, así no va a llegar nunca”.

El único que aportó un poco de luz y claridad en la discusión de las lámparas LED fue Miguel Jobe, que volvió a hacer las paces con Sujarchuk y ahora oficia de miembro informante del Ejecutivo desde su bloque unipersonal Proyecto Escobar.

“Con esta reconversión lumínica se estima que habrá un ahorro de 22.000 megawatts en diez años, lo que representa un ahorro aproximado del 50% del consumo de energía que tiene el Municipio en estas 2.586 luminarias. Esto redundaría en un ahorro -a moneda actual- de $122 millones con Edenor y en $52 millones en mantenimiento. Por eso hay que contrastar estos números contra los $64.800.000 que cuesta el programa”, expresó Jobe, que en diciembre concluirá el mandato que logró en 2013, cuando compartió lista con el joven Costa en una colectora del Frente Renovador y probablemente busque otra reelección con una boleta vecinal que bien podría contar con algún apoyo del oficialismo.

Viendo qué pasa

Mientras los concejales de Sujarchuk y los de Costa se sacan chispas, los demás optan por un perfil mucho más bajo, al punto de pasar casi inadvertidos en los debates. El único que hasta ahora alzó la voz fue Jorge Cali, aunque en la sesión del 15 al mediodía permaneció callado, como si no hubiera leído los expedientes, y a la noche directamente se ausentó de la asamblea con mayores contribuyentes.

Despechado por la ruptura con el jefe comunal, el ex luchador ya definió el camino que seguirá: “Voy a ejercer una oposición absoluta hasta mi último día de mandato”, declaró. Desde un ala de Cambiemos le acercaron un ofrecimiento al que todavía no respondió: integrar una posible colectora de corte peronista. Apuro por conservar su banca no tiene, ya que su mandato expira en 2019, pero sí lo inquieta la necesidad de no perder protagonismo en las próximas elecciones si pretende darle a su carrera política algún horizonte.

En el Frente Renovador, en cambio, mantienen su respaldo casi incondicional a la gestión de Sujarchuk. No por estar de acuerdo en todo lo que hace sino porque no sería descabellado que una coalición electoral ubique a unos y otros en la misma boleta. Así las cosas, el jefe de bloque, Luis Carranza, varía entre intervenir en las sesiones para justificar su apoyo a las acciones de gobierno y no decir nada cuando se trata de asuntos vidriosos.

Los que más complicado tienen el panorama son los cinco concejales de Sandro Guzmán, ya que a tres -Gabriela Garrone, Sebastián Rey y Mario Flamenco- se les terminan los mandatos y las posibilidades de renovarlos son muy inciertas. Más con la pendular conducta de su líder político, que sigue sumando récords y ahora regresó a las filas del massismo, donde a nivel local definitivamente no habría espacio para todos si prospera la alianza con Margarita Stolbizer.

Como sea, los fieles discípulos del ex intendente y actual diputado nacional conservan la calma, apoyan al Ejecutivo en el Concejo Deliberante y juegan a varias puntas a la hora de recorrer el territorio. Por caso, Garrone se mostró más de una vez con el empresario Mariano Castagnaro, que quiere hacer pie en Cambiemos y estaría avanzando en un acuerdo electoral con Costa.

Por lo pronto, el Concejo Deliberante ya ofreció un adelanto del temperamento que tendrá este período legislativo. Una batalla de egos en función de posicionarse, agredirse y diferenciarse, a como dé lugar. Es que la campaña electoral ya empezó, si es que alguna vez había terminado…

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