Lleva un año y medio al frente de la Secretaría de Seguridad del Municipio, desde donde impulsó 170 procedimientos por narcomenudeo. “Estamos poniendo todo el esfuerzo para limpiar de droga a Escobar”, afirma la funcionaria, de armas tomar.

A pesar de notarse algunos avances en cuestión de igualdad de género en los últimos tiempos, la cultura machista imperante sigue reproduciendo el mensaje de que las mujeres son débiles, faltas de temperamento y que no están capacitadas para ejercer cargos de relevancia. Sin embargo, la historia siempre se empeña en aportar figuras femeninas que refutan ese imaginario social y transforman las miradas de reojo en aplausos de pie. En Escobar, por ejemplo, un caso es el de Carmen Graciela Cunial (53), la funcionaria municipal que se calzó los pantalones largos para luchar contra el flagelo de la droga y en tan solo 18 meses logró 169 procedimientos, con 343 detenidos.

La secretaria de Seguridad y Prevención Comunitaria del Municipio es oriunda de Corrientes, pero desde muy chica se mudó a Buenos Aires y con tan solo 17 años ingresó a la Escuela de Policía Juan Vucetich, donde comenzó a ejercitar la pasión que había heredado de su padre. “Él estaba atrás mío permanentemente. Me esperaba a cualquier hora, me hacía la comida, me lustraba los borceguíes. Vivía por mis ojos y mi mayor orgullo es poder haberle regalado esto. Jamás pensé llegar adonde llegué”, le confiesa a DIA 32. Tras graduarse de suboficial, y posteriormente de abogada, terminó forjando una carrera realmente notable dentro de la Bonaerense.

Cunial estrenó su uniforme azul en la Comisaría de Olivos y después continuó por diferentes seccionales del Conurbano. Más tarde fue titular de la Comisaría de la Mujer de San Martín, de la Jefatura Departamental de Exaltación de la Cruz y subdirectora de la DDI de San Isidro. En 2012 la ascendieron a comisario general -hay solo dos mujeres con ese rango en todo el país- y a raíz de eso la designaron superintendente de Seguridad Vial y luego superintendente de Policías de Seguridad, el tercer cargo más importante de la fuerza. Cansada de los desmanejos, en marzo de 2015 decidió retirarse voluntariamente de la institución a la que sirvió durante 34 años.

Un nuevo desafío

Pese a haber colgado el uniforme, el destino se encaprichó en seguir ligándola a su vocación. Algunos meses después, el por entonces candidato a intendente Ariel Sujarchuk la llamó para ofrecerle un puesto en su potencial gabinete. Tras meditarlo, aceptó el nuevo desafío y el 10 de diciembre de 2015 juró como nueva secretaria de Seguridad y Prevención Comunitaria de Escobar.

“Desde que llegamos la tarea primordial es combatir el narcotráfico, aunque en Escobar lo que tenemos es el narcomenudeo, que es lo que le hace mal a la sociedad. Los vecinos nos piden que acabemos con los kioscos de drogas”, cuenta la funcionaria.

Las estadísticas oficiales arrojan un parcial favorable a su gestión. Entre 2016 y lo que va de 2017, el Municipio inició 225 causas por infracción a la Ley de Estupefacientes N°23.737. En ese marco, se realizaron 169 procedimientos y 65 allanamientos en todo el distrito, los cuales dejaron un saldo de 343 personas detenidas, más la incautación de 1.785 kilogramos de marihuana y nueve de cocaína. Otro dato significativo es que el 30% de las investigaciones nacieron a partir de denuncias anónimas recibidas al 0800 creado para ese fin.

Igualmente, se trata de una guerra larga, costosa y extenuante, en la que hay que seguir aceitando el funcionamiento de los tres ejércitos presentes en el frente de batalla: la participación ciudadana, el desempeño policial y la celeridad judicial. “Necesitamos un compromiso grande de la Justicia, llámese Ministerio Público Fiscal o Juzgado de Garantías. En lugares como San Nicolás realizan allanamientos de urgencia sin siquiera tener las pruebas que presentamos nosotros. Entonces, si hay un solo Código de Procedimiento, tengamos el mismo manual en todos los departamentos judiciales. Eso es lo que pretendemos”, señala Cunial.

La funcionaria también remarca que “falta más compromiso de la gente para denunciar”, aunque comprende que la sociedad “está descreída de la investigación judicial y policial por los casos de corrupción existentes”. Al respecto, no esquivó la presunta complicidad entre agentes del orden y vendedores de droga. “Eso es totalmente inadmisible. De hecho, cuando yo asumí las fiscalías me dijeron quiénes no eran confiables. Así que primero hice las denuncias y después cambié a todos los comisarios. Si la gente sabe algo, lo tiene que denunciar. Yo no me caso con nadie”, asegura con firmeza.

Aunque prefiere ser cauta al respecto, sostiene que las drogas lograron penetrar en los barrios porque “el tejido social en la Argentina está roto” y que la solución al problema no pasa por ejecutar una política pública más represiva. “A mí no me gusta hablar de mano dura o mano blanda, porque yo también soy una persona del Derecho. Acá nadie te baja línea para hacer una cosa u otra, hay que cumplir lo que dice la ley y trabajar profesionalmente, nada más”, razona.

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“Limpiar de droga a Escobar”

Que el narcotráfico dejó de “pasear” por la Argentina para afincarse definitivamente no es ninguna teoría conspirativa. Por caso, un estudio publicado por la Sedronar advirtió que el país está “en el peor momento de consumo de drogas de la historia” y que esta situación está estrechamente ligada “al avance del narcomenudeo en los barrios”.

En este contexto, la realidad escobarense no es ajena a la del resto del país, aunque presenta algunas diferencias. “Nosotros no tenemos el problema del paco, que destruye a los chicos. La otra diferencia, viéndolo desde un punto de vista subjetivo, es cómo nosotros lo estamos abordando y el interés que tenemos en el tema”, expresa Cunial, quien asegura contar “con todo el apoyo del intendente” y estar utilizando “el 100% de los recursos disponibles” para combatir el narcomenudeo, el principal flagelo del distrito.

Si bien la funcionaria no descarta la existencia de “cocinas”, como las de cocaína que se descubrieron en El Cazador en 2012 o el laboratorio de efedrina hallado en Maschwitz en 2008, sostiene que todas las líneas investigativas apuntan hacia un mismo lugar: los “kioscos” de drogas. “Si uno hace procedimientos, se van a vender a otro lado. Obviamente que quisiéramos que no vendan en ningún lugar del país, pero nosotros estamos poniendo todo el esfuerzo para limpiar de droga a Escobar”, enfatiza.

A la hora de trazar el mapa de las zonas más calientes, Cunial prefiere evitar las estigmatización de los barrios más vulnerables “porque las apariencias pueden engañar”. Y aclara: “Es muy difícil catalogar. El último procedimiento, donde se secuestraron 149 envoltorios de cocaína, se realizó en un comercio del centro de Belén de Escobar, a media cuadra de la plaza principal, cosa que jamás hubiese pensado. En general, hay que poner el ojo en todos lados”, advierte la vecina de Pilar y madre de dos hijas universitarias.

Teniendo en cuenta ese y tantos otros allanamientos en los que ya se confiscaron casi 2 mil kilos de drogas -cocaína y marihuana-, el balance del trabajo realizado durante su primer año y medio de gestión “es más que positivo” para la secretaria de Seguridad. “Nos falta hacer mucho más, pero creo que hicimos bastante y vamos a seguir dejando todo para poder limpiar las calles de Escobar”, asegura.

A pesar de las constantes quejas vecinales en materia de droga, muchas de las cuales no se traducen en denuncias formales, no quedan dudas que el Municipio está actuando y consiguiendo resultados como pocas veces se han visto. Y esa política para erradicar lo más dañino de la sociedad tiene nombre y apellido: Graciela Cunial, la dama de hierro escobarense.

El 0800 contra la droga

La mayoría de los vecinos dice conocer un “kiosco” de droga en su barrio, pero casi ninguno lo denuncia por miedo a sufrir represalias de los dealers. Para acabar con este silencio cómplice y proteger a los más valientes, el Municipio creó el número 0800-555-3473, una línea telefónica gratuita para realizar denuncias anónimas sobre posibles puntos de venta o distribución de drogas, a la cual se puede llamar las 24 horas de los 365 días del año.

“Pensábamos que no íbamos a tener una gran demanda, pero nos equivocamos. Desde diciembre de 2015 hasta ahora, tenemos 225 causas iniciadas, de las cuales el 30% fueron a raíz de estas llamadas telefónicas”, detalla Graciela Cunial.

Tras recibir esa denuncia, se inicia un proceso de judicialización que continúa con el labrado de las actuaciones correspondientes y la notificación formal a la fiscalía temática con asiento en Campana, a cargo del fiscal Sergio Iván Cei.

Recién ahí llega el turno de que la División Narcotráfico de la Policía Bonaerense realicé las investigaciones pertinentes, “lo cual no es tarea sencilla”, y presente todas las pruebas recogidas. Luego será el Juzgado de Garantías N°3, cargo del juez Luciano Marino, quien deberá decidir si están dadas o no las condiciones para dictar la orden de allanamiento.

De concretarse y arrojar saldo positivo, el largo recorrido que comenzó con un simple pero vital llamado anónimo terminará en la erradicación de un nuevo puesto de narcomenudeo y la posible detención de sus responsables.

“Escobar es un municipio hostil a la droga”

El título de este apartado remite a dos cosas, no muy bien vistas por la actual gestión municipal: la frase del cartel que durante una década dio la bienvenida a Belén de Escobar y a su mentor, el entonces intendente Luis Abelardo Patti, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad. No obstante, a la máxima autoridad local de seguridad no le tembló la voz a la hora de responder si Escobar volvió a ser un municipio hostil a la droga.

“Desde el ámbito municipal y desde la gente de bien, totalmente. No es hostil a la droga para los que viven marginalmente y comercializando con la salud y la vida de nuestros hijos”, expresó la funcionaria, quien durante su carrera policial supo compartir algún que otro servicio con el ex subcomisario Patti.

Como si fuera poco, también confesó que volvería a colocar el polémico cartel, aunque para su gusto hacerlo ahora sería algo apresurado: “Hasta que no saquemos toda la droga, y hasta que la gente no se concientice y no se eduque en esta formación hostil a la droga, no lo haría, porque quizás sería contraproducente ponerlo”, analizó.

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