Lo primero que llama la atención al verla es su metro setenta y tres, que con los grandes tacos que usa parece mucho más alta. Desenvuelta, habladora, muy correcta, Vanesa Gisele Phatouros (21) dice que está orgullosa de ser la nueva Reina Nacional de la Flor, sobre todo por haber sido elegida siendo escobarense: “Ahora me siento más parte de la ciudad que nunca”, comenta a DIA 32.
Nació, creció y vive en Belén de Escobar, al igual que toda su familia. Fue al Colegio Santa María desde jardín de infantes y estudia Administración de Empresas en la Escuela Argentina de Negocios, en Martínez. Además, trabaja de gestora de automotores y tiene su oficina en la estación de servicio Punto Cero, propiedad de un primo hermano de su padre. “Es que a mí lo que más me interesa es desarrollarme a nivel educativo, entonces hice un curso de gestora para poder trabajar acomodando mis horarios y estudiar tranquila”, explica Vanesa.
Descendiente de portugueses por el lado materno y de griegos por el paterno, hace un intento por conservar sus raíces a través de la cocina. Dedica su tiempo libre a ensamblar ingredientes para lograr platos que para cualquier criollo serían de lo más exóticos. “Hago esas comidas europeas que solo te las puede enseñar la familia, se transmiten de generación en generación. Lo más lindo es poder mantener eso vivo, mi abuela me enseña a hacer cosas que a ella le hacía su mamá”.
Esta fue la primera vez que se presentó en el certamen -en 2012 fue electa Reina Nacional de las Colectividades Portuguesas-, impulsada por su madre y su novio. Confiesa que no lo hizo antes por vergüenza y por los prejuicios, pero que una vez superados esos obstáculos se dedicó a disfrutar lo que terminó siendo “una experiencia maravillosa”. Y no puede ocultar su emoción. Incluso a pesar de que el mal tiempo impidió que la tradicional ceremonia de coronación se realizara en el anfiteatro y tuviera que trasladarse bajo techo.
Dice que ya de chica sabía que en algún momento tenía que subirse a una carroza e intentar lograr el trono para hacer conocer en los cuatro puntos cardinales del país la fiesta insignia de su ciudad. “Algo que nos identifica en todos lados. Escobar es sinónimo de Fiesta de la Flor”, subraya.
Desde su coronación, el domingo 5, el predio floral se convirtió en su segunda casa y no dejó de sorprenderse con lo que iba aprendiendo día a día. “Entrás ahí y ya te parece que estuvieras en otro lugar en el mundo. Y cuando te enterás de lo que trabajan los floricultores durante todo el año, es increíble. Ves todo de otra forma. Te das cuenta de que son una gran familia, te integran, te tratan como si fueras un hermano o un hijo. Los floricultures hacen ese trabajo porque los apasiona, y se nota en cada flor, en cada detalle, en cada tallo, en todo. Es muy valioso saber reconocerlo”, señala con énfasis.
Vanesa fue elegida entre 45 chicas que también tenían intenciones de lograr la corona. Asegura que, contra lo que muchos creen, no se trata de un mero concurso de belleza: “Buscan a una persona que se pueda defender ante cualquier situación. Ganás por una sumatoria de cosas, por cómo te relacionás con la gente, si sos simpática o no, la elegancia, la cultura que tenés y lo que aprendiste de la floricultura. Por no tener miedo, por no tartamudear”.
Ahora, cetro en mano, deberá emprender la tarea de dar a conocer la fiesta, de interesar a las personas por la floricultura y de contestar pregunta tras pregunta. “Siento que esta es una tarea muy importante y voy a dar lo mejor de mí para no fallar”, concluye la flamante soberana.