Está cumpliendo el sueño de cualquier atleta amateur: convertirse en profesional, cobrar por ganar, vestirse con indumentaria de primera marca y entrenar en una prestigiosa cadena de gimnasios sin pagar un peso. Esa es, hoy, la vida de Daiana Ocampo (27), una deportista que está teniendo un presente inmejorable y que va por todo.
Pilarense de toda la vida, se radicó en Loma Verde hace un año, buscando un cambio de aire y también estar más cerca de San Isidro, donde trabaja su marido. Rápidamente se enamoró del lugar y de los espacios naturales que tiene para salir a correr y entrenar.
Se inició en el atletismo cuando tenía 21 años. Desde los 15 hasta los 18 jugó al fútbol en Fénix, el club de Pilar. “Empecé a trabajar y no pude seguir jugando, pero busqué otra actividad física y empecé a correr. Hacía 7, 8 kilómetros cada vez que salía. Me anoté en la prueba del Hospital Austral y gané los 10k. Me gustó ese momento de ganar, subir al podio, que te aplaudan y me entusiasmé. Gané dos veces la carrera Ciudad de Matheu y después conocí a mi entrenador”, le cuenta a DIA 32, haciendo un repaso ligero de sus comienzos y lo rápido que empezó a ver los resultados.
Su preparador físico es Hugo Bressani, el mismo que entrena a otra atleta escobarense, Cintia Coronel, en Iron Team de Pilar. Lleva con él seis años y juntos han hecho una gran dupla, con excelentes rendimientos.
El último domingo de agosto se consagró subcampeona sudamericana en la carrera de 21 kilómetros de Asunción del Paraguay, con un tiempo de 1 hora, 13 minutos y 22 segundos. Pero asegura que su logro más importante fue haber ganado -entre las damas- la Media Maratón de Buenos Aires de 2018, en 1 hora y 14 minutos.
Este año es el mejor de su carrera. “Corro más rápido que cuando empecé”, sostiene. De hecho, bajó sus marcas en 10.000 metros y en abril corrió los 42k de Rotterdam (Holanda), donde quedó 20° en la general femenina (con 2 horas y 41′) y fue la argentina mejor clasificada.
A raíz de ese logro en Europa hoy está primera en el ranking nacional de maratón y se posiciona para buscar un lugar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Aunque para eso el camino es largo y deberá aguardar hasta unos meses antes para ver cómo está el ranking en ese momento (debería estar entre las mejores 100 del mundo), con serias posibilidades de poder cumplir su sueño olímpico.
Una chica Nike
Desde agosto Daiana es atleta Nike. La reconocida marca internacional la eligió por sus logros durante el último año y la viste para las competencias.
“Firmé un contrato por tres años donde dice que cuando corro no puedo usar otra marca que no sea la de ellos. Es lo lindo de esto, saber que una firma así te busca. También me dan un bono de carrera por ganar competencias importantes. Es todo muy reciente y tengo que juntarme para que veamos las pruebas que voy a correr. Es un incentivo monetario importante”, afirma sobre este convenio, algo que se ganó a fuerza de perseverancia y condiciones a la hora de ponerse las zapatillas y salir a pasar rivales, como una verdadera gacela.
Su último gran acontecimiento fue conseguir el récord argentino en 15 kilómetros en la prueba de New Balance, donde batió todas las marcas (hizo 50’36») y fue la mejor de Sudamérica entre las mujeres. “Lo del récord quedó en suspenso porque el circuito no estaría homologado y quedó a resolución”, explica.
El próximo desafío en esta temporada será el 22 de septiembre, cuando participe de la Maratón de Buenos Aires, que será también sudamericano.
“Es una bisagra para la clasificación, por los puntos que da. Tengo que ser la primera argentina y la mejor sudamericana o estar en el podio. Las brasileras son muy fuertes, va a ser difícil la carrera”, asegura, sin confiarse pero sabiendo de sus grandes condiciones.
En esa prueba su idea es bajar las 2 horas y 40 minutos. “Menos que eso sería ideal”, recalca. Para ese compromiso se preparará en Cachi, localidad de Salta que usan los atletas para ultimar detalles y aprovechar los 2.500 metros sobre el nivel del mar para fortalecer la parte aeróbica. Estará allí durante dos semanas, donde hará una especie de “retiro” físico y mental para estar diez puntos en los 42k.
¿Genética o entrenamiento?
¿Un atleta de elite nace o se hace? Mucho puede discutirse acerca de esto. Hay quienes sostienen que la genética influye directamente en el rendimiento de los deportistas, y otros piensan que con trabajo y entrenamiento todo llega.
“Genéticamente tenés que estar predispuesto a correr a esas velocidades, pero también influye cuánto empeño le pongas. Tener un buen entrenador es otra de las bases para llegar a ser un atleta olímpico. La contención familiar también es importante”, confiesa Daiana, convencida.
A las 6.30 de la mañana ya está corriendo, cumpliendo con la primera etapa del turno matutino, que incluye unos 15 kilómetros por la colectora de Tigre, en Beccar, cerca del trabajo de su marido, que mientras tanto cuida de la hija de ambos (Amparo, de 3 años).
Por la tarde la rutina incluye gimnasio o más trote, depende el día y lo que tenga estipulado en su planificación. Cuando no tiene competencias, los sábados hace trabajos de calidad en pista y los domingos fondos largos, que pueden llegar a 26 ó 28 kilómetros.
“Me siento más cómoda corriendo 21k. En maratón debuté este año en Rotterdam y voy a repetir en Buenos Aires, pero no me siento maratonista. Si llego a clasificar a los Juegos Olímpicos estaré en los 42k, no hay 21. Ese sería mi mayor anhelo, llegar a Tokio. Ni hablar de ganar una medalla, pero es muy difícil, siempre ganan las africanas”, cuenta, con sinceridad, en una disciplina donde las keniatas sacan diferencias abismales por sus físicos privilegiados.
Antes de finalizar la entrevista, no ahorra elogios hacia el deporte que eligió y se enorgullece de la vida que lleva practicándolo. “Me levanto antes de las cinco de la mañana, desayuno, salgo a correr, vuelvo y me siento mejor. Ver cómo sale el sol mientras estás corriendo es algo que la gente no se puede perder, una vez en la vida lo tienen que hacer”, sostiene, mientras planifica un nuevo día a puro trote.