Desde hace varios años, conseguir un espacio para dejar el auto en las principales calles de Belén de Escobar se ha vuelto una misión casi imposible para los conductores, fundamentalmente en el horario comercial. Para revertir esta creciente problemática -clara consecuencia del crecimiento poblacional que viene teniendo el distrito-, desde la Comuna se iniciaron gestiones para habilitar una playa de estacionamiento sobre la mitad del predio que actualmente ocupa la plaza de la estación de trenes de la ciudad.
El anteproyecto oficial prevé desarrollar esta iniciativa a través del mecanismo estipulado en la ley 9.645/80, que autoriza a las municipalidades a concesionar la construcción, conservación y explotación de obras públicas a empresas privadas.
La propuesta que el Municipio pondrá a licitación consiste en generar una playa con capacidad para 250 vehículos, cuya superficie abarcará el lado sur del paseo de la estación, entre las calles Travi y Ameghino. El costo de la obra se estima en $1.600.000 y el plazo de la adjudicación será de diez años.
La empresa concesionaria tendrá absoluta libertad para fijar el valor de las tarifas, a la vez que deberá pagar al Municipio un porcentaje de la recaudación.
Pese a que este proyecto lleva tiempo de maduración en el seno del gobierno municipal, la viabilidad de su concreción aún depende de varias instancias. Entre ellas, que el Concejo Deliberante autorice el llamado a licitación -algo que se descuenta- y que la empresa Nueva Central Argentino permita el uso de los terrenos afectados a la playa de estacionamiento.
Por lo demás, si el trámite de licitación y adjudicación no sufre contratiempos, la playa de estacionamiento podría estar funcionando en la primera mitad del año que viene.
Beneficios y pérdidas
Está fuera de discusión que el proyecto impulsado por el Municipio, si se concreta, redundará en una solución, quizás no absoluta pero sí acertada, al problema del estacionamiento y la circulación vehicular en el centro de Belén de Escobar.
Pero ese beneficio también implicará pérdidas: la ciudad se quedará sin una manzana de un vital espacio urbano verde –si bien se prevé conservar el volumen arbóreo del lugar-, que con frecuencia es escenario de grandes manifestaciones culturales. En cuanto a los juegos infantiles, están a salvo, porque está contemplada su reubicación.