Uno no es lo que logra sino lo que supera”, dice una sabia frase que aplica al dedillo para Marcos Villar (44). Aquel adolescente del barrio La Chechela que abandonó la secundaria y se puso a reparar heladeras junto a su padre es hoy uno de los empresarios locales más importantes, desde hace cuatro años está al frente de la Unión Industrial de Escobar (UIDE) y es el secretario de la Unión Industrial de la provincia de Buenos Aires.
“Estoy en el tercer mandato y no quiero un cuarto. Uno va aprendiendo y tiene que dejar el legado para otro, porque se termina contaminando del día a día. Hay que ser humilde para saber que el que viene te va a superar”, explica sobre su demandante rol en la UIDE.
Hace veinte años fundó Frío Star, sobre la ruta 9 vieja, donde fabrica paneles de poliuretano inyectado. Allí tiene medio centenar de empleados estables, pero en épocas mejores supo tener el doble. Junto a él trabajan dos de sus tres hermanos, Arturo y Lucas -el otro, Diego, tiene casa de refrigeración en 25 de Mayo-, quienes también siguieron el camino que les allanó su padre.
Hace poco surgió la oportunidad de volcarse al rubro de la construcción con esos paneles. Y por eso nació CLASA (Constructora Latinoamericana Sociedad Anónima), que está sobre la Colectora Oeste, en Maschwitz, desde donde comercializa la producción de Frío Star. Allí también recibió a DIA 32 para esta entrevista.
¿Cuál es tu balance de 2016?
Este año fue malo, pero se trabajó mucho en lo que no se ve. A nivel gobierno se instrumenta y nosotros, como industriales, tomamos o no el riesgo. Desde el gremialismo trabajamos para que haya herramientas para la inversión. Vivimos invirtiendo. Las pymes no nos llevamos la guita afuera, no hacemos plazos fijos, pagamos impuestos, sueldos, quincenas e invertimos.
¿Para el sector industrial fue un año perdido?
Para la industria en sí fue muy malo. La metalmecánica ha retrocedido entre un 30 y 35% según el sector; la automotriz tuvo caídas, aunque mucho más no podía caer porque venía mal por el tema Brasil, que está descendiendo peor y la recuperación no llegó ni va a llegar este año entrante, por lo menos en sus primeros seis meses; el textil está muy mal y no es por la importación sino por la caída de consumo: la gente hoy no compra ropa, come y paga los impuestos y llega de casualidad. El salario real en 2016 cayó un 13% en dólares y el año próximo tendrá un 3,5 ó 4% de recuperación.
¿Fue malo por la “pesada herencia” o por malas decisiones del gobierno?
Hablar de “pesada herencia” o de malas políticas sería generalizar mucho. Teníamos que reacomodar el tipo de cambio para estar más atinados con la realidad y se lo dejó flotando, que está perfecto. Se ajustó la energía y el tipo de cambio ayudó para ir aumentando. Pero tuvo que ser más progresivo, se hizo mal y tuvieron que volver atrás. Eso te saca tiempo. Lo otro son factores que no son ni del Estado ni de la “pesada herencia”, son políticas que generan confianza. Si no vienen de afuera es porque quieren esperar. Encima, cuando todo estaba medianamente dado para que las inversiones de afuera vinieran, la elección de Estados Unidos jugó muy en contra.
Pregunta contrafáctica pero ineludible: ¿Cómo crees que estaríamos con Scioli?
Considero que hubiese sido más atenuado todo, pero es como hablar con el diario del lunes. Yo soy más de una posición keynesiana que conservadora y, obviamente, este no es un gobierno progresista, pero hago lo más que puedo para que el progresismo nos termine llegando al cordón productivo.
¿Cómo imaginás el escenario de 2017?
Ahora vamos a tener una economía parecida a la de principios de 2009, cuando se salió de la crisis financiera de 2008. El año que viene va a ser mejor, pero no esperemos que sea un buen año. Si nosotros como empresarios seguimos siendo conscientes, tratando de acompañar en más de lo que nos corresponde, y el Estado empieza a volcar el recurso al consumo y no tanto a la financiera, yo creo que vamos a tener un año de moderado a bueno, sin grandes expectativas. Si eso no pasa, vamos a tener grandes masas de despidos, porque comenzarán a caer empresas a lo grande.
Hablemos de Escobar… ¿Cómo evaluás este primer año de gestión de Sujarchuk? ¿Ves que se haya mejorado en algo?
Creo que se está recaudando mucho para lo poco que se está viendo, si bien se están haciendo obras de calidad, porque en las calles ya no ves parches de asfalto sino hormigón. También es cierto que Escobar tiene muchísimo déficit de muchos años… Pero a veces tenemos más publicidad que obra. Y en esto sí soy crítico: se destina mucho a la imagen y no tanto a lo que se hizo. El protagonismo tiene que ser de la obra, no de la persona. Desde mi lado hago un montón de cosas y no estoy haciendo un acto de difusión por lo que hago: lo gremial lo hago por convicciones y lo de mi trabajo, porque lo tengo que hacer. Mi empresa sí necesita la publicidad, pero no yo.
¿Cómo es la relación con ustedes?
Cuando Ariel hacía campaña todas las cámaras nos habíamos comprometido a hacer acciones por el Municipio. Hoy a la relación no la veo tan fluida como el año pasado. No sé si por la dinámica o por lo que pasa cuando vos te sentás en un lugar donde tenés que tomar decisiones importantes y lo que menos te pasa por la cabeza es que tenés que juntarte con las cámaras. Yo considero que un distrito se desarrolla con todos en una mesa de trabajo. Ahí es donde conseguís la gran masa de opiniones. Entonces, los representantes de esos cuadros de opiniones deberían estar en un consejo consultivo, crear una Agencia de Desarrollo Local, como la que tiene Campana. Con eso potenciás cualquier Intendencia.
¿Esperabas más de este primer año?
No esperaba mucho porque sabía que todo esto venía con una articulación nacional-provincial-municipal. Y cuando vos tenés otro color de partido, por más que te digan que no, se complica.
¿Mantiene el crédito abierto?
Creo que este año pudo acomodar las finanzas y su equipo de trabajo. Hay que ver si tenemos cierta concordancia entre lo que se ha hecho por los fondos que vinieron desde la Provincia, lo que vino desde los desarrolladores y los aportes de las industrias que se instalaron o lo van a hacer y lo que viene por recaudación. Si todo eso es volcado con energía a la obra, creo que tiene mucho potencial. Hay que ver qué quiere hacer él también…
¿En qué sentido?
Si realmente quiere estar otros cuatro años en el gobierno o tiene otras aspiraciones políticas. Desde ese lado, creo que es donde también Ariel, conociéndolo como es, se va a querer proyectar a alguna otra cosa. Después, del resto de la política local, no hay mucho más para elegir.
¿Te ves participando en política o no te llama la atención?
Hoy eso no está en mi cabeza. Uno va aprendiendo, teniendo experiencias y se va nutriendo de aciertos y errores de los demás. Soy muy abierto a escuchar, una persona que no tiene eufemismos ni enemistades y tampoco luchas internas con nadie. No digo que no, pero hoy considero que el Intendente tiene un voto para seguir gestionando y yo me puedo llegar a meter a hacer algo políticamente por el distrito el día que considere que lo mío es superador a la oferta que haya.