Mariana Sánchez era una joven atractiva y con toda la vida por delante: tenía 22 años, vivía en Garín y trabajaba como promotora en el Carrefour de Campana. Pero una tarde apareció muerta en el interior del auto de su pareja, un policía de la Bonaerense. El uniformado contó que ella le sacó el arma y se suicidó. Sin embargo, ocho largos años después la Justicia determinó que fue él quien la mató y lo condenó a 14 años de prisión. Una historia de encubrimiento, impunidad, marchas y dolor que tuvo un final, aunque tardío, justo.
El hecho ocurrió el 17 de agosto de 2006 en el interior del automóvil del policía -un Renault 11 gris-, que estaba estacionado en el McDonald’s de Campana. Desde un primer momento Gabriel Omar García (38) aseguró que la joven se quitó la vida porque él le dijo que iba a dejarla. Pero la investigación demostró que fue al revés: era ella quien quería ponerle punto final a la relación porque el hombre estaba casado y ya no creía sus promesas de divorcio.
El fallo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº2 del Departamento Judicial Zárate-Campana tuvo muy en cuenta el alegato de la letrada que representó a la familia de la víctima, Laura Del Cerro, quien aseguró que el condenado “no pudo concebir que Mariana hubiese decidido dejarlo”, por lo que colocó su arma reglamentaria sobre la sien derecha de la promotora y disparó.
El por entonces numerario de la comisaría 1ra de Escobar declaró que cuando le dijo que iba a dejarla ella reaccionó golpeándolo hasta dejarlo semiinconsciente, agarró su arma y se pegó un tiro en la cabeza.
“Siempre supe que no fue así. Ahora me deja tranquila saber que para la Justicia el que la mató fue García”, afirmó tras conocer la sentencia la madre de Mariana, Graciela Centurión, quien luchó incansablemente para lograr que la verdad salga a la luz y se haga justicia. “Fueron ocho años muy duros, pero estoy medianamente conforme, porque al principio el asesino era un testigo y ahora quedó como acusado”, señaló.
Inicialmente la causa estuvo a cargo del fiscal Marcelo Pernici -falleció en 2012-, quien nunca imputó a García ya que lo consideró sólo como un testigo. Sin embargo, el oficial tuvo varias contradicciones que llevaron luego al nuevo fiscal, Camilo Quiroga, a imputarlo como presunto autor material del homicidio de la muchacha.
Además, las amigas de Mariana afirmaron que en realidad ella pensaba cortar la relación porque el policía estaba casado y, aunque le dijo que estaba en trámite de divorcio, unos meses antes había tenido un hijo con su esposa.
La madre de la víctima contó que mientras su hija agonizaba, el acusado no llamó a la ambulancia ni a un médico sino a “otros policías para pedirles consejos sobre cómo proceder”. La joven fue trasladada por los bomberos de Campana hasta el Hospital San José, donde murió debido al tiempo que había transcurrido con pérdida de sangre.
Para los magistrados, García “mintió sin reparos para acomodar la situación a su favor, ayudado por todos sus compañeros policiales, tanto oficiales como peritos” que, ante la versión del oficial, “no hicieron nada para investigar otras hipótesis diferentes”.
Sobre ese aspecto, que dilató notablemente el esclarecimiento del caso, la madre de Mariana reclamó que “si hubo encubridores, que también vayan a juicio y sean condenados. No puede ser que todavía haya policías que taparon un homicidio y sigan en funciones”.